¿NO
SE HABÍAN ENTERADO? FRANCO HA MUERTO
Cuando yo era un niño, allá por el pleistoceno, oía constantemente
en la radio de casa que si Falange por aquí, Falange por allá. Podía ver en el
mapa de la Enciclopedia Álvarez lugares como Castilla la Vieja, sabía de un
sitio que se llamaba Madrid en el que vivían los que hablaban por la radio y
conocía, por haber ido en alguna ocasión, Valencia, la gran capital, pero
Falange no aparecía por ningún sitio.
Sospechando que era un lugar en el que vivía mucha
gente influyente, interpelé a mi padre y
este me dijo que ese lugar no existía, que se podía ser de Falange aún siendo
de cualquier lugar. A mí aquello no me convenció, me parecía brujería o un
engaño para que los de Jalance y otros pueblos pudieran decir que eran de
Falange y ocultar así el oprobio de ser jalancinos o cosas así.
Dice Montaigne en uno de sus ensayos que las
condiciones ambientales como clima y orografía hacen que los hombres tiendan a
ser más o menos belicosos, justos, moderados y dóciles o más bien sujetos al
vino, al robo o la lujuria, y que por esa razón, Ciro no consintió que los
persas abandonaran su país, cubierto de fragosidades y montañas para
trasladarse a una región más llana y fértil; para no ablandar los espíritus de
sus gentes.
Pero no solo el clima y la orografía del lugar de procedencia moldean el
carácter de la gente, también lo hace el rebaño ideológico. La naturaleza de
la derecha promueve el cultivo de la falsedad, la maledicencia, la hipocresía,
la mentira, la perfidia y el clasismo. La izquierda, por su parte, padece de
buenrrollismo, infantilismo, inanidad woke,
falta de sustancia y tendencia a practicar la puntería en sus modalidades de
tiro en el pie y tiro por la culata, disciplinas en las que es imbatible.
Pondré unos ejemplos:
Primero. La Derecha.
—En la época de la pandemia, en momentos en que los
sanitarios se jugaban la vida en la atención de los contagiados, un
intermediario, pareja de la Dama de la Libertad Mesetaria, amasa una fortuna
importando y vendiendo mascarillas. El asunto es feo, muy feo, pero no punible.
—No conforme con embolsarse unos milloncetes, el
susodicho decide (presuntamente) evadir unos cientos de miles en impuestos.
Aquí ya hay delito.
—Una vez descubierto por Hacienda, propone, por
mediación de su abogado, un trato para evitar la cárcel.
—Hace saber a la opinión pública que Hacienda le ha
propuesto a él el trato.
—La Administración se defiende demostrando que fue
él quien lo solicitó.
—Como consecuencia se cargan al líder de la
oposición y hacen tambalear al fiscal general del estado, mientras el Novio
sigue manifestando su afición por comer fruta.
Segundo. La Izquierda.
—El Gobierno de izquierdas decide celebrar el
cincuentenario de la muerte de Franco, sabiendo que es algo innecesario,
ineficaz, redundante e impropio de la izquierda con el único propósito de poner en un brete al partido
principal de la oposición abriendo un frente infantilón de desgaste con el
jueguecito de “tú has ido a este acto, tú te ajuntas con aquel” y nimiedades
parecidas.
—Lo disfrazan diciendo que el motivo es concienciar
a los derechizados jóvenes de la maldad de la dictadura, ignorando o pretendiendo ignorar que a los jóvenes les importa un
carajo Franco y su ajetreada momia, que lo que quieren es poder alquilar un piso
por cuatrocientos euros al mes para irse a vivir con su pareja, que el precio
de la matrícula del máster no sea un atraco y que al abuelo le llamen en un
plazo razonable de un par de semanas para operarle la cadera.
Soy malo haciendo pronósticos, pero aún así me
atrevo a decir que estamos en otra situación de tiro por la culata a la que tan
aficionados son nuestros monaguillos laicos.
Román Rubio
Enero 2025
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