viernes, 27 de marzo de 2015


EL GALLO Y EL BULLDOG                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       

 En agosto de 1994, siendo Presidente de la República François Mitterrand, la Asamblea Nacional Francesa aprobó la conocida como Ley Toubon, tomando el nombre del Ministro de Cultura del gobierno galo del señor Balladur. El contenido de la ley era la defensa de la lengua francesa estableciendo la obligatoriedad de uso de la misma  en los ámbitos de organismos públicos, educativo y publicitario y creando, para su vigilancia, organismos como el Consejo Superior de lo Audiovisual o la Oficina de Verificación de Publicidad, siendo el objetivo de esta última, velar porque las inscripciones en la vía pública o medios de transporte fueran hechos en correcto y genuino francés.

El Senador Philippe Marini (UMP) formuló con posterioridad una proposición de ley que desarrollaba la Ley Toubon en el campo de la empresa; de manera significativa en la informática. El vocabulario empleado por los sistemas, incluso en los mensajes de error, debían aparecer en un correcto y ortodoxo francés.

La realidad es que estas iniciativas del gobierno galo han sido moderadamente exitosas si se tiene en cuenta que se interpuso contra ambas un recurso al Consejo Constitucional amparándose en el punto 11 de la declaración de los Derechos del Hombre referido a la libertad de expresión.

Si el contenido de la Ley era la defensa de la lengua francesa, el verdadero objetivo era la protección de la misma de la depredación y devastadora hegemonía del inglés, cosa que los franceses no han llevado nada bien desde que, a mediados del siglo pasado, la lengua inglesa se impusiera en el mundo de manera inequívoca como lingua franca arrasando con todas las demás, confinándolas, a todas, al ámbito doméstico. ¡Tú habla tu lengua puertas adentro e inglés siempre que quieras salir, aún al país vecino! -parecen decir. Querían –los franceses- liberar sus calles de carteles de la pretendida agresión del cosmopolitanismo cutre anunciando los beneficios del fitness, wellness, body buiding y XTream training… los escaparates de las agencias de viaje de weekends en Europa, snowboarding, skateboarding y surfboarding en cualquier lugar del planeta y de los innecesarios hardware, software coworking, crowfunding y computing de cualquier lugar en donde se podían obtener productos o servicios de ordinateur, más sencillos como logiciel, matérial informatique, travaille cooperative, etc.

No estoy en disposición de juzgar el nivel de éxito de las medidas francesas ya que no vivo el día a día del país vecino, pero me atrevería a decir que ha sido moderado si no modesto, a pesar de ser Francia el país que más intensa y insistentemente se ha opuesto al dominio del inglés. Ahora bien ¿tienen razón en adoptar esa postura “antihegemónica”? ¿La intromisión del inglés en la lengua francesa es igual o superior a la influencia francesa en el inglés? Veamos algunos datos:
Según el consenso actual, el inglés “es una lengua germánica occidental originada en los dialectos anglofrisios traídos a Britania por los invasores germanos desde varias partes de lo que ahora es Alemania, sur de Dinamarca, y norte de los Países Bajos.”

Es también conocida y aceptada la influencia de la lengua vikinga (germánico septentrional), con su poco numerosa, pero de mucho uso, aportación léxica y su contribución a la simplificación sintáctica del antiguo anglosajón (Old English), y sobre todo, la enorme influencia del francés, sobre todo en términos semánticos, haciendo que el léxico del inglés sea en más de un 60 por ciento de origen francés.

En el año 1066, Guillermo el Conquistador, rey normando, invadió Inglaterra tras derrotar a los sajones en la batalla de Hastings, llevando la lengua francesa (normanda al principio, francesa después) y establece en el territorio un sistema feudad en el que los señores –normandos- hablan francés y los siervos –sajones- inglés; o anglosajón, como queramos llamarle. Y así continuó siendo durante trescientos años, hasta que en 1349 subiera al trono Enrique IV, primer monarca de habla inglesa en tres siglos.El lema de la monarquía británica es … Dieu et mon droit . Un poco afrancesado, a decir verdad. En cuanto a la inglesísima Orden de la Jarretera (The Most Noble Order of the Garter), la más noble y antigua orden británica de caballería tiene como lema honi soi qui mal y pense (vergüenza de aquel que de esto piense mal), lo que tampoco suena muy inglés, que digamos.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         



El legado francés en la lengua inglesa es formidable, en todos los ámbitos. En el gobierno y administración: government, royal, court, parliament, exile, noble, sir, madam…En la religión: religion, sermon, baptism, clergy, cardinal, vicar, crucifix, saintEn las leyes: justice, punishment, arrest, assault, fraud, adultery, prisonEn la guerra: army, peace, navy, battle, soldier, spy, lieutenant, sergeant…En la cultura: art, painting, sculpture, cathedral, palace, literature, romance, prose, story, chapter…grammar, noun, gender… y también en la comida, especialmente en la comida: si bien es cierto que a los animales les denominan con voces germánicas: sheep, pig, cow, a la carne que de ellos se obtiene le llaman mutton (solo en Gran Bretaña), pork y beef (del francés boeuf –buey-). Es como si los sajones (pueblo llano) se hubiesen dedicado a criar animales que ponían en la mesa de los señores normandos (nobles, ellos) transformados en carne con nomenclatura francesa. Bueno, tenían el chicken (pollo), que era carne, al fin y al cabo y que no tiene nada que ver con el poulet francés, aunque poultry (mucho más cerca del poulet) es la pollería.

En cuanto a las frutas: apricot, pear, peach, orange, lemon, fig… parece que sean todas de origen francés, excepto la manzana (apple)  y los frutos del bosque como las strawberries, blackberries (nada que ver con el smartphone, al igual que apple), raspberries y todas las berries que, de manera más o menos silvestre, crecen en el campo. Y las verduras: carrot, celery, courgette (zuchinni en EEUU), lettuce, pepper, cucumber, artichoke, cabbage, onion, spinach…provienen del mismo origen.

¿Tiene sentido, pues, el recelo del gallo ante los ladridos del bulldog cuándo ha sido él mismo quién le ha enseñado a ladrar?

Román Rubio
#roman_rubio

Marzo 2015                                                                           


No hay comentarios:

Publicar un comentario