EL FISCAL DE
MARSELLA
El jueves 26
de marzo, el fiscal de Marsella, señor Brice Robins difundió, en rueda de
prensa, orbi et orbe, el resultado de
la investigación de una de las cajas negras del avión de Germanwings
accidentado en los Alpes franceses que había tenido en vilo a la opinión
pública desde que se produjera el accidente, significativamente, los ocho
minutos de radical descenso sin respuesta al controlador aéreo. Las
conclusiones (provisionales hasta que se produzca el análisis de la segunda
caja negra) fueron inesperadas y terribles. Era difícil de imaginar que
alguien, por su propia voluntad, sin amenaza externa alguna, al mando de un
avión, fuera capaz de estrellar éste, en pleno vuelo, con 150 personas a bordo.
Inaudito, increíble, absurdo e inesperado.
No es solo el contenido
de la noticia lo que me llamó la atención, sino la forma como esta se produjo. En la
radio oí a un señor explicar, en rueda de prensa, de manera clara, concisa y
precisa, sin equívoco alguno y con frases sencillas lo que había ocurrido. Sin
lugar a dudas y sin aventurar nada. Sentí ,al oírle, la escasamente familiar
sensación de estar oyendo La Verdad; de que, por fin, había alguien empeñado en
informarnos de lo que, de verdad, había ocurrido, por terrible, descabellado e impensable que fuera.
Brice Robins,
Fiscal de Marsella
En una
completa narración secuencial de los hechos, el fiscal señálo que: De acuerdo
con el análisis de la caja “…el copiloto
se negó a abrir la puerta de la cabina de pilotaje y accionó, de manera
voluntaria el botón que ejecuta la pérdida de altitud, por una razón que hoy
desconocemos, pero que se puede analizar como una de voluntad de destruir el
avión”. Así: llano, claro y conciso. Sin lugar a dudas y especulaciones,
pero informando de lo que ocurrió, por tremendo que esto fuera.
En una reunión
posterior con amigos y al hacer el comentario sobre el fiscal, mi amigo Ciro
Cavero, publicista y hombre de mundo, comentó que también le había llamado la
atención la misma circunstancia, y en el diario El País del sábado, encuentro
con sorpresa, los artículos de Luz Sánchez-Mellado y Manuel Rivas apuntando en la misma dirección.
¿En qué extraña situación vivimos que nos resulta novedosa la claridad sin
ambages, la verdad sin artificio en una figura pública cuando comenta o da
cuenta de una tragedia? ¿Será que en Francia los hombres públicos dicen la
verdad?
No quiero
extenderme demasiado repasando las actuaciones de nuestras autoridades cuando
dieron cuenta del Yak 54, Metrovalencia, Prestige, 11-M, Ébola…por no hacer
leña del árbol del pesimismo. Sólo recordar a nuestro Gran Timonel, ¡sí hombre!,
el de “los hilillos de plastilina”.
Cuando fue requerido a dar cuenta de las curiosas peripecias del Tesorero de su
Partido declaró: “Nadie podrá probar que
Bárcenas (y Galeote) no son inocentes”. ¿Se dan cuenta? ¿Qué
significa eso? Nadie que quiera ser claro utilizaría una doble negación (nadie, no) en la misma frase. Eso sólo
se hace si se quiere ser confuso de manera deliberada e inducir, así, al oyente
al equívoco. ¿Y qué significa ese “podrá”
en la frase? ¿Qué el tesorero es inocente o que nadie será capaz de reunir
las pruebas para acusarle? Acostumbrados, como estamos, a estas triquiñuelas
del lenguaje no es extraño que el relato del francés nos resulte tan
llamativamente claro e informativo. Chapeau,
señor fiscal.
Hilillos de
plastilina y desiertos remotos
Aunque como ejemplo de vileza y monumento a la
confusión es difícil encontrar uno más escandaloso que el que protagonizó el señor Aznar. Tras el terrible atentado en Madrid del 15M se formó una Comisión
Parlamentaria de Investigación ad hoc
que tomó testimonio a quien fuera Presidente del Gobierno en el momento del
atentado. El hombre que había tenido la responsabilidad máxima y que había sido
cabeza de la Policía, Servicios Secretos y todas las agencias de información del
Estado declaró, meses después que “los que idearon el 11-M no están ni en
desiertos remotos ni en montañas lejanas ¿Desiertos no remotos? ¿Cuáles? ¿Marruecos
quizás? ¿Y qué montañas? ¿El Atlas o las del País Vasco, ya que las de Irak,
Irán y Afganistán quedan algo retiradas? Tras declaraciones así, no es de
extrañar que cuando sale alguien a explicar lo inexplicable nos sintamos
agradecidos de que se nos cuente la verdad, de manera simple y llana. Aunque
sea en francés.
Román Rubio
Marzo 2015
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