SI
MARX NO LEVANTARA LA CABEZA
Este fin de semana, haciendo gala de mi condición de
desocupado, o casi, me he dado un buen recorrido por la prensa escrita en su
versión digital —bien entendu—, pues
no están los tiempos como para gastar la celulosa de los bosques rusos y
escandinavos.
No, no se preocupen; no comentaré nada del estupendo
espectáculo de varietés que han ofrecido la supervedette de Chamberí, Celia Gámez-Ayuso, y los impagables figurones
a la vez que empresarios de la revista española, Pablito Clavó un Clavito y Teodoro
el del Tesoro. Ya han tenido ustedes cumplido notorio del asunto.
Entre mis ociosas e intrascendentes lecturas
encontré una crítica de la película El
buen patrón en el diario Público de una persona que se firmaba Barbijoputa.
Claro, con el nombre que él, ella o elle se ha buscado, ¿cómo no iba a leerla?
La tal persona, que luego me he enterado que es una
famosa bloguera y articulista que mantiene su identidad en secreto (estupenda
estrategia), empieza alabando tibiamente el guión, la realización y el papel de
Bardem para pasar enseguida al ataque diciendo:
“Los
medios especializados hablan auténticas maravillas, siguiendo esa tendencia
casi ridícula que tienen los hombres en este sector de alabar el trabajo de
otros hombres”.
En verdad, ¿no puede
esta persona considerar —sin que sirva necesariamente de precedente— que un
crítico, sea hombre o mujer, pueda confesar que algo le gusta sin mirar el
sexo, la raza o si es carne o pescado quien lo produce?
Después, tras acusar al
patrón de haber despedido a un trabajador, de acostarse con una becaria (no
nombra que este fuera seducido por ella y que después ella se aprovecha de la
circunstancia, claro), y de racista (cuando tenía a un moro de capataz), se
queja amargamente de que el director construyera una comedia con mimbres tan
abyectos.
“Humor sobre la explotación laboral, sobre la
prostitución, sobre el racismo, sobre el acoso sexual... pero no desde una
perspectiva afirmativa, sino claramente sancionadora”. Y continúa diciendo que ella es fan de la
comedia negra, solo “si la historia que
se cuenta es ficticia y no si tratan problemones sociales reales, que conllevan
a una merma de la calidad de vida y de la salud para la ciudadanía y la
democracia”.
No sé por qué clase de
comedia aboga la famosa bloguera. Uno, de pequeño, se reía a carcajadas con Tom
y Jerry y Correcaminos sin pasarle a uno por la cabeza siquiera si El Coyote
era de clase trabajadora o su calidad de vida y su salud se veían mermadas cada
vez que acababa planchado en algún lance.
Acaba el artículo
dirigiéndose al director en estos
términos:
“Ni ha sido acosada por un jefe (León de Aranoa), ni ha sido explotada sexualmente en un prostíbulo, ni ha sufrido
racismo, ni tampoco ha sido despedido con casi 50 años con dos hijos pequeños
en el mundo. De haber sido así, dudo mucho que esta película hubiera sido una
comedia”.
O sí, famosa bloguera, o
sí.