jueves, 30 de abril de 2015

PALABRA Y CONCEPTO

PALABRA Y CONCEPTO
No sé si alinearme con Funes el Memorioso, del relato de Borges, que opina que “pensar es olvidar diferencias” o con Derrida, que alega que “en una lengua, en el sistema de la lengua, no hay más que diferencias”. Lo que sí que, como todos los demás, acepto  sin discusión es que las palabras designan conceptos y estos realidades y que aunque la realidad no pueda ser expresada en su totalidad por la palabra, gracias a ésta, nos acercamos bastante.


Pocas palabras tan de actualidad hoy en mi país como “corrupción”. El uso se ha extendido de manera espectacular en los últimos años. Corrupción en los telediarios, en las tertulias radiofónicas, en las conversaciones con amigos, en el intercambio de  la barra del bar, en el taxi o la sala de espera del dentista. Corrupción para designar el aprovechamiento del cargo público para obtener beneficios personales o para amiguetes y familiares, corrupción para designar el clientelismo, el nepotismo, el favoritismo, el enchufismo, el ventajismo, el darwinismo social, el enriquecimiento ilícito, el hoy por ti, mañana por mí, el ¿sabe usted con quien está hablando? Corrupción para designar el trapicheo, la componenda, el amaño, la connivencia, la compra del silencio, la comilona con putas al postre, el bolso de Hermés, las mariscadas, paseos en barco, palcos en la champions, pijama parties en hoteles en la nieve… corrupción hasta en la sopa, que un día dejó de ser de letras para convertirse en sopa de chanchullos.


Pareciera que el fenómeno que designa la palabra fuera nuevo en España. Cualquier outsider que viniera a visitarnos, podría pensar que de pronto, no se sabe muy bien por qué, el español ha decidido dedicarse a la pillería y a la componenda. Podría llevarse la equivocada impresión de que un país limpio, honrado, serio, ecuánime y respetuoso con el prójimo, por alguna fatal maldición se hubiera convertido en un pozo ciego. Pues no.

Nunca, quizás, ha sido España un país tan limpio y vigilante en el tema que hoy nos ocupa. Al menos lo que la memoria, los que por edad y sensatez nos atrevemos a tenerla nos da de sí, y la literatura nos relatan.

En mi infancia, en la época lejana en que vivimos aquel inocente período en la etapa final del franquismo, de la España Nacional, no había corrupción, no: “todo” era corrupción. El empleo (público) dependía de quién conocieras en el Ministerio, Diputación…, el privado también; los mejores trabajos se asignaban por filiación política o por peso de apellidos; los trabajos más modestos, como las porterías urbanas, la limpieza municipal o el pintoresco oficio de sereno dependían también de la voluntad del pariente, amigo, familiar “colocado”; generalmente, un excombatiente del bando que ganó. Hasta el muy humilde puesto de gorrilla se reservaba para unos mutilados ¿de guerra? –más bien de bando-, a los que se proveía con un silbato y una gorra paramilitar que los convertía en patéticos seres déspotas y maleducados con su manga de la chaqueta vacía recogida con un imperdible o su pata de palo.

El servicio militar, ese hito en la vida de los españoles, por entonces universal y obligatorio, era otro momento en que la familia debía sacar a relucir el sus contactos y obtener un buen (cómodo) “destino” para el chico. La relación de influencia familiar y comodidad del destino militar era tan estrecha que con esos datos se podría haber elaborado un mapa de la influencia social de las familias.


La obra pública era un escándalo espectacular. Al año de construirse el Instituto donde estudié, se levantó el cemento de todas las aceras que constituían el contorno del edificio. La Escuela de Magisterio de Valencia hubo de cerrarse a los pocos años de ser construida para una reforma integral. El primer grupo de viviendas sociales que se construyó en mi pueblo (casas “baratas”) vio como se hundió el tejado antes de terminarse de construir las viviendas. Centros educativos y oficiales, caminos, carreteras y otras obras públicas eran tan malas, estaban construidas de manera tan tramposa y chanchullera, habían servido para enriquecer a tanta gente por el camino, que cuando llegaban al destinatario eran semiruinas. La obra era tan cutre que cuando había algo público de calidad se decía: “es que es de la República”. ¡Ah, bueno, si es de entonces!… O “es que se hizo cuando Primo de Rivera”… El español aceptaba con estoica resignación que sólo lo que venía de la época de la República o de la más lejana dictadura de Primo de Rivera tenía la extraña cualidad de estar bien hecho. Y lo que es más curioso: no se escandalizaba, era natural y hasta hacía bromas con ello. La vida era así. Lo raro no era la chapuza y el pillaje. Lo raro era lo contrario. "Así acabó la República, con esos humos"…

Y de aquel país, que muchos prefieren no recordar, venimos. No de la Arcadia de la honradez y justicia del que muchos dicen venir. Por eso, cuando veo que se rasgan las vestiduras al ver lo que ocurre ahora -o hace unos años, puesto que es ahora cuando se destapa- mientras piden pagar sin IVA y tratan de escamotear esto y lo otro de la declaración a Hacienda, con la coartada de …¡con lo que hacen los de arriba! me lamento de vivir en este país de listillos mientras pienso quién podrá echar una mano en la mili de mi hijo.

Román Rubio
#roman_rubio
Abril 2015 

martes, 28 de abril de 2015

LORD LONGFORD

LORD LONGFORD



Hace unos días se produjo la extraordinaria noticia de la salida de prisión en régimen de libertad condicional de Mª José Carrascosa, la valenciana encarcelada en EEUU por haberse traído a su hija a España tras su separación con un ciudadano estadounidense, a pesar de tener otorgada la custodia de la niña por un tribunal español. En fin, un triste caso con un final –deseamos- feliz. Enhorabuena.

Junto a ella, un hombre la acompaña y cariñosamente le pasa el brazo por los hombros. He tratado de seguir su huella en internet y sólo he llegado a descubrir su nombre. Se llama Antonio Álvarez, es –o eso señala el artículo de prensa que más información da- un sacerdote español. Y no sabemos más. En alguna cadena de televisión escuché decir que, en clara renuncia a la popularidad, no había contestado a los requerimientos de comunicación por teléfono de la cadena y que era el hombre que la había visitado en prisión todos estos años. Me hizo pensar en la importancia de la asistencia del sacerdote, único visitante de la presa durante años y único vínculo de ésta con el mundo exterior. Aparte de la ocasional –dada la distancia- visita familiar y la periódica carta, el sacerdote -poniéndome en el lugar de la presa-, suponía para la desgraciada mujer el sustento emocional, el puente con la vida, la boca del pozo que conecta el infierno con la libertad.

Conocí en una ocasión a un ciudadano francés prejubilado que se dedicaba de manera altruista a realizar visitas en prisión a personas que no tenían quién se las hiciera. Según me dijo mi amigo, su visita periódica constituía para algunos presos, extranjeros en su mayoría, penando en prisiones galas, la única conexión con el mundo exterior. En un mundo de adoradores del becerro de oro, la función altruista del visitador es una lección de humanidad desinteresada.

No conozco ninguna historia tan peculiar en este tema como la del noble inglés  Lord Longford (1905-2001), célebre en su país principalmente por dos cosas: la primera fue la enorme publicidad le dio la prensa amarilla por sus visitas a los locales porno en el proceso de documentación para su campaña antiporno y la segunda fue su atención en prisión a Myra Hindley, “la asesina de los páramos”.


Lord Longford


La actividad más destacada y duradera en la rica vida de Lord Longford fue la de “visitador” en prisión de presos desamparados, actividad que mantuvo desde 1930 hasta casi su muerte, que ocurrió en 2001, a la edad de 95 años. Otras actividades en su carrera fueron la de escritor, periodista, activista de causas sociales perdidas (o casi) y político. Como tal, ostentó los cargos de Lord del Almirantazgo, Ministro para las Colonias y Lord Líder de la casa de los Lores en la época del laborista Harold Wilson. El séptimo Conde de Longford (7th Earl of Longford) y Primer Barón Packenham era anglicano y conservador, aunque, a lo largo de su vida -y, en parte, por influencia de su esposa Elizabeth Harman, escritora-, devino católico y laborista, siendo de los pocos nobles laboristas de la época, o a decir verdad, de cualquier época, pues, por razones obvias, nobleza y socialismo no van juntos a menudo. Ya se sabe que el conservadurismo se basa en la preservación de los privilegios heredados y el título nobiliario es la máxima expresión.

Si bien sus visitas a los presos fueron innumerables, por todo el Reino Unido, hubo una que le causó muchos problemas y odios, provocó el ataque casi unánime  de la prensa británica y atrajo la cólera de la opinión pública.  Myra Hindley y  su pareja  Ian Brady habían sido condenados a cadena perpetua por el asesinato de 5 niños en la ciudad de Manchester, que después enterraron en los páramos próximos de Lancashire. Por ese motivo eran conocidos como “los asesinos de los páramos (the moors murderers)” y odiados –sobre todo odiada- en un país comprensiblemente incapaz de asimilar el hecho de que una mujer pudiera estar involucrada en asesinatos de niños. Ya era bastante malo que un hombre con desarreglo psicótico (como era el caso de Ian Brady, que nunca mostró arrepentimiento alguno) pudiera hacer tal barbaridad, pero ¿una mujer? Eso era inaudito e imperdonable, por muy subyugada que esta estuviera por la influencia hipnótica del cruel y dominante Brady.










Myra Hindley y Ian Brady,"los asesinos de los páramos"



Longford abogó por la concesión de la libertad condicional a la convicta cuando ésta estaba condenada sólo por tres de los asesinatos. En 1986 admitió la autoría de los otros dos dejando al buen Lord en el más absoluto de los ridículos. Este fue acusado de caer inocentemente en las redes afectivas de la enigmática y terrible mujer, viendo su prestigio ferozmente maltrecho. A pesar de ello siguió apoyando la petición de  libertad condicional para Hindley sobre las bases de una reforma penal integradora y la asunción de que ya no suponía amenaza alguna para la sociedad, sin obtenerla.

Myra Hindley murió en prisión, de muerte natural, sin obtener el beneficio penitenciario solicitado, en noviembre de 2002.

En algún momento de su relación, Myra llegó a hacer a su fiel visitante la terrible confesión: “Si hubieras estado en el páramo, a la luz de la luna, cuando fue el primer asesinato, sabrías que la maldad también puede ser una experiencia espiritual”

Román Rubio
Abril 2015


domingo, 26 de abril de 2015

UNO DE LOS NUESTROS

UNO DE LOS NUESTROS

El físico Leo Szilard anunció una vez a su amigo, Hans Berthe, que estaba pensando en escribir un diario: “No me propongo publicarlo. Me limitaré a registrar los hechos para que Dios se informe”. “¿Tú crees que Dios no conoce los hechos?”, preguntó Bethe. "Si .dijo Szilard-. Él conoce los hechos, pero no conoce esta versión de los hechos.”
Kim Philby

Los hechos son los que son, pero en la vida de Kim Philby, el espía por excelencia, podían llegar a ser tan complejos que ni Dios ni él mismo puede que tuvieran la versión completa. El inglés Philby (1912-1988) fue agente secreto, doble agente (trabajando para la URSS) o, como sospechó de él Josef Stalin, triple agente, si no fue las tres cosas a la vez o de manera consecutiva o alterna, ¿quién sabe?, ¿él mismo, quizá, o también se confundía? Lo cierto es que Kim, hijo del excéntrico St. John Philby, que fuera diplomático, explorador, autor y orientalista y asesor del rey de Arabia, que lo mismo vendía Cadillacs a los jeques que concesiones petrolíficas a los yanquis, era un estupendo producto del Establishment, “uno de los nuestros”, para la casta. Educado en Winchester y en el Trinity College (Cambridge), seductor, hombre de acción y encantador de serpientes, con un leve y desconcertante tartamudeo, era capaz, con su traje de Saville Row y su impecable acento de la clase que toca, de hacer creer a cualquiera que le era leal, aunque hubiera evidencias de traición, mientras tomaban unas ginebras con hielo picado y una gota de angostura. El propio Primer Ministro Macmillan defendió su lealtad en el Parlamento cuando los americanos ya le habían señalado como doble agente y le habían hecho salir de los Estados Unidos tras pasar a los soviéticos, desde la Embajada del Reino Unido en Washington, innumerable y valiosa información sobre su arsenal nuclear. Simplemente, eso era una difamación: ¿Philby traidor a Inglaterra? ¡Si es uno de los nuestros!… Imposible.

Maclean y Burgess



Anthony Blunt



Al grupo formado por Donald Maclean, Guy Burges, Anthony Blunt, John Cairncross y el mismo Philby se les conoce como “Los cinco de Cambridge” y tienen en común que todos pertenecían a la clase dirigente británica, estaban formados en las mejores escuelas privadas, habían coqueteado con ideales izquierdistas en su juventud y se convirtieron en espías para la URSS con consecuencias enormes, en términos geopolíticos y en vidas humanas. Como buenos ingleses de su clase, quién más, quién menos, tenía sus excentricidades y peculiaridades. Burgess y Blunt eran homosexuales declarados. El primero, nunca se adaptó al exilio soviético. No aprendió ruso y se hacía llegar los trajes cortados por su sastre de la High Street de Winsor, junto a Eton College, a Moscú.

Blunt, reputado intelectual en el campo del arte y profesor en Cambridge, habiendo sido descubierto como espía en la década de los sesenta, continuó con su vida en el Reino Unido tras un arreglo secreto con las autoridades. Llegó a ser el respetado consejero y conservador  de pinturas de la casa real y acreditado por la reina con el título de sir, lo que convertía el descubrimiento en una bomba de relojería al sistema inglés de casta, hasta que Margaret Thatcher (la tendera), en un pulso de ¡a ver quién manda aquí! con los altos funcionarios de Westminster, decidió airear el asunto y sacó el caso a la luz pública, cesándole del cargo de curator (conservador) de la colección real de arte. Descubierta su impostura, rara vez salió de su casa de Londres y dejó sus memorias inconclusas. Murió en 1975 despojado de su título de caballero y del de miembro emérito del Trinity College de Cambridge


Maclean, alto, rubio, guapo y alcohólico protagonizaba desagradables incidentes propios de borracho en muchas de las ocasiones sociales a las que era invitado, provocando altercados que en alguna ocasión llegaron a las manos. Además de sobar indecorosamente a las señoras de los otros huéspedes, en cierta ocasión proclamó en público su condición de doble espía –que nadie creyó, por supuesto-. ¿Quién iba a creer a un borracho?

Pero si hay un espía que abarca todo lo que hemos visto en la estupenda ficción británica del género, ese ha sido Kim Philby  En la Guerra de España ya espió para la URSS bajo la cobertura de periodista freelance primero y para The Times después informando sobre asuntos referidos al bando nacional. Estuvo detenido por los franquistas como sospechoso de espionaje tras presenciar una corrida en Córdoba y liberado enseguida ya que se había librado prudentemente de la libreta de claves. En diciembre del treinta y siete, en el frente de Teruel, una bomba rusa impactó sobre el vehículo en el que viajaba el inglés en compañía de otros tres corresponsales: Edward J. Neill de Associated Press, B Johnson de Newsweek y E Sheepshanks de Reuters. Todos murieron excepto Philby que resultó herido levemente en la cabeza. El hecho de que la bomba fuera rusa no parece que tuviera nada que ver. Recibió, al final de la contienda la “Cruz Roja al Mérito Militar” por su contribución a la causa rebelde de manos del mismísimo Franco.

Abortó, con su información, todos los intentos de revolución en Albania, con un alto coste de vidas de agentes occidentales, y desde la Embajada británica en Washington, en dónde actuaba de enlace entre los servicios secretos británicos y la CIA -no se puede tener un lugar mejor para ser un espía-, informó puntualmente a los rusos del desarrollo de armamento atómico americano. En una ocasión estuvo a punto de ser descubierto cuando el disidente y miembro del KGB Konstantin Volkov ofreció a los ingleses el nombre del topo de sus servicios secretos a cambio de una nueva vida en occidente. Philby logró que le asignaran el caso y se desplazó a Estambul a entrevistarse con el ruso, al parecer en custodia de los ingleses. Estando el Embajador embarcado en su yate en el Bósforo, Volkov fue capturado por agentes rusos, llevado a Moscú, torturado y asesinado, al tiempo que el doble agente había salvado el pellejo una vez más. Este episodio, y tantos otros, inspiraron a John Le Carré la historia de  El topo (Tinker, Tailor, Soldier, Spy) y otras novelas, aunque dotando al agente George Smiley de una categoría moral bien distinta.

También inspiró la pluma de Graham Greene, que a diferencia de Le Carré no sólo conoció y trató a Philby mientras trabajó en el Servicio Secreto Británico, sino que, al parecer, les unió una cierta amistad, hasta el punto de que algunos autores estudiosos de Greene opinan que fue el conocimiento del doble juego de Philby lo que hizo que el escritor abandonara el Servicio Secreto. Ambos coincidieron en funciones de inteligencia en África, en dónde Greene situó el argumento de Al revés de la trama, y probablemente en Londres y claramente influenció las tramas de novelas como El tercer hombre (así se conoció a Philby) y El factor humano.


Philby en un sello de la URSS de 1990







Una vez desenmascarado fue acogido en la Unión Soviética, adonde llegó en un carguero procedente de Beirut. En Moscú vivió hasta la edad de 76 años en que murió de un infarto, acompañado, primero por su mujer, luego por Melinda, que abandonó al también exiliado Maclean para vivir con él y finalmente por una mujer rusa: Rufina Ivanovna Pújova, veinte años menor que él y con la que convivió hasta su muerte Allí, en Moscú, se le podía ver entrar de tanto en tanto en las dependencias de la KGB de la plaza Dzerzinski con el Times debajo del brazo, en el que, como buen inglés, leía ávidamente la sección de sociedad (bodas, distinciones y honores reales…), obituarios y las crónicas de los partidos de cricket. Está enterrado en el cementerio Kúntsevo, reservado para los héroes de la URSS próximo a la tumba de Ramón Mercader, el asesino del piolet.
Román Rubio 
#roman_rubio
Abril 2015 


jueves, 23 de abril de 2015

EL OCASO DE LOS DIOSES

HOJAS DEL ÁRBOL CAÍDAS










El Ocaso de los Dioses

En la cuarta entrega del inmenso, grandilocuente, genial, extenso, y para algunos tedioso, El anillo del Nibelungo, Wagner narra la caída y destrucción de los dioses, cegados por conseguir el poder sobre el mundo que proporcionaba el anillo mágico elaborado a partir de oro del Rin en custodia por las simpáticas, aunque inverosímiles, ninfas del río.

En la saga, si podemos llamar así a lo que fue un desarrollo de viejas sagas islandesas y el medieval Cantar de los Nibelungos, conviven y pugnan dioses como Wotan (Odín), semidioses como Loge, héroes tal que Sigfrido, seres mitológicos como las mismas ninfas y hasta humanos: más o menos los personajes que nos encontramos cuando vamos al súper, ya me entienden. Las intrigas provocadas por la ambición, la codicia y/o las ansias de poder y dominación nos acompañan durante cuatro largas noches de ópera. Una de ellas, la última, la de El Ocaso de los Dioses puede durar hasta cinco horas, dependiendo de la alegría que el director imponga al compás. Al final de la historia, Brunilda, amante de Sigfrido e hija de Wotan, devuelve el anillo al Rin, lo que demuestra que el poder es inasible e inevitablemente pasajero. Además, tiene los pies de barro. Cualquier piedra rodante puede chocar contra los pies y desmoronarse  la estatua de cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de cobre y piernas de hierro como la que soñó Nabucodonosor, o como Daniel (el profeta) le contó que había soñado, que no lo tengo claro.


Así, algunos de nuestros actuales dioses, semidioses y seres mitológicos se han visto afectados por el infortunio y han caído de lo más alto del Olimpo, o del Walhalla, por seguir con Wagner, no al nivel humano como tú y como yo, no, que ya sería bastante duro, sino mucho más abajo. Unos se ven sometidos a insultos e improperios cada vez que se atreven a pisar la calle, otros van de cabeza a la cárcel, y todos, se tienen que ir acostumbrando al nuevo estatus del apestado, del proscrito. La desgracia les ha convertido en hojas del árbol caídas y por tanto juguetes del viento a merced de las expresiones del desprecio de quienes antes, solo unos días antes les adoraban y rendían empalagosa y humillante pleitesía.



Rodrigo Rato y Dominique Strauss-Kahn

La vida de estos dos hombres tiene sus similitudes y, cómo no, sus diferencias. Entre las afinidades se cuentan la de haber caído del mismo pedestal (la presidencia del FMI) tras haber sido ambos señalados en sus respectivos países para la Presidencia (de la República en el caso del francés y del gobierno en el del español), y ambos se enfrentan a un interminable y agotador calvario judicial en su futuro inmediato. Las causas del declive son, en cambio, muy diferentes. Mientras el español parecía obsesionado con el oro del anillo más que con el poder que este confería (se permitió rechazar la sucesión a Aznar y dimitir del Olimpo neoyorquino), el francés se inclinaba por las ninfas del Rin, aunque se le presentaran con uniforme, carrito y plumero de limpiadora, de modo que el primero cambió su honor por acrecentar un patrimonio que sin duda perderá en los sucesivos líos judiciales y el francés por… bueno, por un plato de lentejas, que probablemente le había puesto allí alguien que conocía su apetito insaciable; por las lentejas y por el caviar, por el pescado y la caza, por el acoso, por el ágape de gorra y por el de pago.

Tras los dioses tenemos a los semidioses, también caídos, y por las mismas razones que los seres del escalón superior. Unos por la codicia de oro y otros por deseo de poder, por tratar de escalar el pequeño tramo de la escalera que los convertirá en dioses amados y respetados por el pueblo.



Al final, el anillo terminará en el agua y los dioses cederán el destino de la tierra a los humanos, pero no se preocupen: aparecerá un elfo, el enano Alberich, que aprovechando la alegre distracción de las ninfas guardianas, alborotadas por la cercanía de un Strauss Kahn cualquiera, sacará el anillo del agua y volverá la rueda a producir sus nuevos héroes, algunos con pies de barro que como el Emperador en Santa Helena terminarán mirando con infinita nostalgia a sus agendas vacías y con temor y desprecio a las vociferantes, zafias y vulgares multitudes, las mismas que antes les habían adulado. Y se quedarán en casa.


Román Rubio

#roman_rubio
Abril 2015 


martes, 21 de abril de 2015

CRECIMIENTO

CRECIMIENTO
















Los tiempos del PP parecen haberse acabado. La irrupción, muy a su pesar, de Rodrigo Rato en el escenario de la actualidad “parece” haber sido la puntilla a un partido al que se ve vetusto, anquilosado, anacrónico, deprimido, avergonzado de su propio estilo y sin ideas, con enigmáticas ocurrencias referidas a “pueblos, dioses y reyes jóvenes”… por quienes gustan de ponerse la mantilla el día del Corpus. Sólo el ínclito Martínez Pujalte sigue en la brecha, confesando su amistad sin condiciones con el que fuera gran gurú de la economía española. Bueno, la verdad es que con incontestable puntería había proclamado a los cuatro vientos el mismo afecto por Fabra, y por Bárcenas, en los días difíciles. Otra cosa no le pidan al señor Pujalte, pero lo que es lealtad a los amigos en los tiempos difíciles, eso no falta. ¡Ahí, el caballero español!. ¡Ah, y la señora Villalobos! Cada vez que veo a esa señora en la televisión, creo en el sueño americano, o español. Cualquiera puede llegar a cualquier lugar si se lo propone.
El gran argumento que una y otra vez esgrimen para tratar de convencer al electorado de que continúan siendo la mejor opción es, sin duda, la economía. O mejor dicho, el crecimiento, ya que el empleo, la desigualdad y el endeudamiento también forman parte de la economía siendo las cifras malas o desastrosas.
Siempre he puesto en entredicho la teoría de la necesidad del crecimiento continuo y su conciliación con la sostenibilidad, pero reconozco que en la actual coyuntura, especialmente ahora, un poco de crecimiento del PIB no nos vendría nada mal. Y así está ocurriendo, afortunadamente, aunque si esto tendrá repercusión suficiente o no sobre el empleo es algo que está por ver.
Ahora bien, ¿es el crecimiento cacareado el mayor de “los países de nuestro entorno” como se da en llamar a nuestros vecinos?, o ¿es uno de los mayores en el contexto mundial? Vamos por partes. ¿Saben cuál es el país del mundo que, según el FMI más va a crecer en 2015? ¡Bingo! Lo han acertado. El país con mayor crecimiento económico en el año es… ¡Papúa Nueva Guinea! En fin, no sé para ustedes, voy corriendo a consultar algo del país en la wikipedia, porque para mí, Papúa es una isla o islas de por allí, arriba de Australia conocido en mi infancia (extraordinariamente lejana, dicho sea de paso) como el único lugar del mundo en el que aún se practicaba el canibalismo.



Ciudadanos de Papúa celebrando las predicciones del FMI












Ya ven, Papúa crecerá este año un 19.33% seguido, ya de lejos, por otro país puntero en el índice de desarrollo y ejemplo de equidad y bienestar social como es la República Democrática del Congo y por Turkmenistán, Etiopía, Myanmar… Y es que existe una ley de la física cuántica –o de Murphy, no recuerdo bien-: la llamada ley de la pelota, que cuánto más abajo cae, más fuerte rebota.






















La previsión para España es de un honroso 2.46%, lo que nos mantiene alejados de Papúa y de Bután pero nos sitúa por encima de Alemania, Francia e Italia. Esto nos llena de orgullo y hace a nuestros dirigentes sacar pecho. Enhorabuena. Pero, atención, pongamos la lupa en Europa antes de sacar conclusiones. ¿Cuál es el país del que se espera mayor crecimiento?, ¿España? No: Irlanda, con un 3.87 –casi punto y medio por encima de España, seguido de Malta (3.23), Eslovaquia (2.88) y… ¡Agárrense fuerte! ¡Grecia!, con un 2.52. Sí, sí, lo han oído bien: Grecia, junto con Estonia y Luxemburgo tendrán un crecimiento de casi medio punto más que España, si bien es cierto, que la predicción sobre el país heleno es provisional y dependiente del resultado de la negociación con la UE. ¿El demonio griego, el país liderado por los demagogos, marimarxistas, populistas y desconsiderados espantajos de Syriza por encima de España, señor Rajoy? ¿cómo es posible esta incongruencia? ¿Pues no eran ustedes, el continuismo y estabilidad deseado por todos “los seres humanos normales” la garantía de la eficacia y el crecimiento, su principal logro? ¿o es que, según la ley de la pelota, si esta rebotara igual para todos los países, la pelota de Alemania se saldría del frontón? Bueno, ya lo hizo en el Mundial. Y la de Holanda también.
Román Rubio
#roman_rubio
Abril 2015-04-21

lunes, 20 de abril de 2015

DE GRAFFITIS Y PAPARAZZI

DE GRAFFITIS Y PAPARAZZI


En el programa de Ana Pastor del domingo 19 de Abril, en la 6ª, exhibieron un vídeo de 1990 en la que una bisoña Esperanza Aguirre, entonces Concejala del Ayuntamiento de Madrid, confrontaba  punto de vista con un famoso grafitero (o street artist, como quieran) de la época cuyo nombre no retuve. El cambio físico que experimenta una persona en un periodo así, de 25 años, es manifiesto, aunque la esencia de la personalidad permanece. La jovencita en pantalla, sin arrugas, discreta en su expresión hasta casi el recato, con un vestido verde imposible en su anacronismo y ladeada sonrisa era ella, tal cual es hoy en día, con un poquito menos de desparpajo, que se adquiere con los años. Sin duda alguna.


 El presentador del programa grabado tuvo que consultar el papel que tenía sobre su mesa, pues no se sabía el nombre de la joven concejala. ¡Ya lo aprendería, ya! Quizás en aquel momento, el periodista con bigote de la época (no, no era Íñigo) no era capaz de ver el halo que rodeaba la cabeza de la chica del vestido verde, que había sido tocada por el dedo de Zeus y que veíamos claramente los espectadores del programa de Ana Pastor, veinticinco años más tarde, claro. ¡A cojón visto, macho seguro.





El tema de la discusión era “los graffitis” que, al parecer, en la época cubrían las fachadas y vallas de la ciudad de Madrid. El grafitero (perdonen la palabra, pero me resisto a llamarle artista)) defendía el papel decorativo del asunto mientras la concejala objetaba del mismo y se resistía (con un criterio que apruebo) a llamar graffitis a lo que ella consideraba carteles. No sé qué quieren que les diga, pero a mí los plurales italianos españolizados no me gustan nada. “Graffitis” me hiere el oído, puesto que graffiti –tanto en italiano, que es la lengua origen como en inglés (americano), que es de donde la hemos importado- es ya plural, con lo que la “s” final es redundante y a muchos nos rechina. Como nos rechinan los paparazzis que atosigan a los famosos. Comoquiera que el paparazzo parece ser un tipo gregario, se junta con otro y otra de la misma profesión y forman un grupo de paparazzi, o paparazzis, como dice algún papa…nata, de la misma manera que un ragazzo  y una ragazza, o varios, forman un grupo de ragazzi, que juntos, cuando tienen hambre toman una cerveza (birra), o varias (birre)  y comen un buen plato de spaghetti –y no de espaguetis-, aunque si son alle vongole y acompañados de una botella de prosecco, bienvenidos sean.



Otros plurales que causan problemas y nos hacen rechinar los oídos a ciertas personas son los plurales de palabras latinas neutras como currículum o referéndum. En mis largos años de docente he conocido algunos Inspectores de Educación. Uno de ellos, redicho y pagado él, que provocaba hilaridad entre el alumnado cuando se presentaba en el aula con gafas de sol de las que son como viseras superpuestas a los cristales de ver, consciente del prominente lugar que su cargo le otorgaba en el trato con el simple docente, se empeñaba una y otra vez en llamar “currícula” a los mucho más llanos y sencillos currículos de las diferentes áreas. Esperé en la conversación para ver como nombraba el singular y respiré con alivio cuando le oí decir currículum. Al menos el hombre, si bien algo pretencioso era consecuente: currícula es el plural de currículum, de la misma manera que currículos lo es de currículo, de modo que  nada que objetar.

Si se produjera un referéndum en Cataluña, el resultado sería incierto (gracias, entre otras cosas, al subidón de Ciudadanos), pero si se repitiera, haríamos dos referenda. O bien, podríamos convocar un referendo y si sale mal (o con resultado poco deseable) convocar otro, y ya tendríamos dos referendos, más acordes con las reglas morfológicas castellanas, aunque con el mismo incierto resultado político.

Además de los currículos y los referendos ( con uno o más ítems), también tenemos los memorándums (o memoranda), los corpus y los córpora y los data, que para los informáticos siempre ha sido el conjunto de datos (plural de datum) y para mis alumnos, valencianos ellos, ha sido un enigma: parecía querer decir conjunto de datos y fecha al mismo tiempo. ¡Hay que ver, qué cosas!

Román Rubio
Abril 2015 

jueves, 16 de abril de 2015

MAYRÉN BENEYTO

MAYRÉN BENEYTO



Para quienes sean valencianos, Mayrén Beneyto no necesita presentación. Para quienes no lo sean, les diré que es la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Valencia y Directora del Palau de la Música; es decir, una persona enormemente popular (y Popular) en la escena valenciana.

Normalmente los días, meses y hasta años transcurren sin que este personaje atraiga la atención de muchas personas que, como es mi caso, encontramos anodino ese look  de mamá de fallera barbie, siempre plena de afeites y horas de peluquería (sin llegar a la excelsa obra escultórica que supone el peinado de su jefa y supuestamente amiga, Rita Barberá) que le proporcionan una apariencia de eterna adolescente o niña prodigio de concurso de belleza, a lo Little Miss Sunshine.

Últimamente, sin embargo, me ha llamado la atención dos titulares que se refieren a su persona. El primero, publicado en el diario Levante del 14 de abril, a propósito de los gastos de viajes y representación en su gestión como directora del Palau:

 Beneyto gastó 4.583 euros en cuatro días en Bolonia para asistir al estreno de "Tosca"
La presidenta del Palau de la Música acumula 23.903 euros en comidas y 40.873 euros en viajes durante la legislatura                                                                                                                                                                                                                                         
MÓNICA ROS | VALENCIA Hoteles de cinco estrellas a 500 euros la noche, estancias de cuatro días durante los diferentes «puentes»...

En el desarrollo de la noticia, que no está disponible en la web para los no suscriptores, se detallan las cuentas, en las que destacan los altos precios pagados por billetes de avión (ida y vuelta a Bilbao por más de 1.000 euros) y habitaciones de hotel por cifras siempre superiores a 500 euros por habitación y noche, en ciudades de precios modestos como pueden ser Bolonia, Bilbao o Madrid. 

También están expuestas las razones alegadas por la Directora, que, en esencia, son: la poca antelación a la hora de comprar los billetes de avión, debido a lo complicado de su agenda, y la necesidad de alojarse en lugares que le permitan alternar al nivel requerido que propicie el contacto con el mundo de las figuras de la música.
La segunda noticia que afecta a su persona es la inefable nota con la que, a través de Facebook, se despide de ¿sus contactos? Como Concejala de ¡Cultura! del Ayuntamiento.


La nota, corregida por una profesora de Lengua Española, ha sido publicada en prensa y se ha extendido por la red como las malas hierbas porque no tiene desperdicio. La puntuación (uso de las comas, puntos suspensivos…) es absolutamente caprichosa y anárquica, las faltas gramaticales (morfología y sintaxis) son la norma, y no la excepción, en un texto de estilo infame y de lectura, por momentos difícil, cuando no imposible. Y todo esto, proveniente de la regidora de… ¡cultura!

Así está el país: la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de la tercera ciudad de España y Directora de uno de los principales auditorios del  país escribe de manera que haría sonrojar a un estudiante de bachillerato, su jefa en el Consistorio, un par de meses antes, había ridiculizado la lengua autóctona de su misma ciudad y país -al tiempo que a sí misma- en una esperpéntica alocución en la que demostró ignorar los rudimentos de la lengua. Otra alcaldesa, ésta de la primera ciudad de España, había embestido contra la lengua inglesa en una divertida intervención en un foro internacional pidiendo las Olimpiadas para Madrid…


Y todo esto ocurre mientras esta misma semana leo en Las Provincias que ciertas empresas exportadoras y que trabajan en el ámbito internacional, como Ford (pero no sólo), se lamentan de no encontrar en la Comunidad un perfil de trabajador muy buscado: ingeniero o similar que además de inglés hable alemán y/o checo, ruso…No lo detallaba la noticia pero imagino que además de hablar todas esas lenguas, lo que buscan nuestros sagaces empresarios es que, además sepan trabajar en equipo, tengan iniciativa y capacidad de liderazgo, estén dispuestos a viajar, a cambiar de ciudad y a hacer todo esto por 1.000 euros al mes, al tiempo que deberán ser capaces de escribir un texto (sencillo) correctamente en su propia lengua.

Román Rubio
@roman_rubio
Abril 2015