viernes, 29 de mayo de 2015

EL DISCURSO DE LA REINA


Al principio de cada año parlamentario y tras las elecciones generales, en el Reino Unido se produce un curioso evento, por su llamativo protocolo, más que nada: el Discurso de la Reina (“Her Majesty’s Gracious Speech”), pronunciado -leído, en realidad- en el salón principal de la casa de los Lores del Parlamento de Westminster. Es la única ocasión en que tiene lugar la participación conjunta de los tres estamentos que constituyen el sistema parlamentario inglés: la Casa Real, la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes.

El pasado 27 de mayo tuvo lugar el vistoso acontecimiento en el que la Reina Isabel II, acompañada de su marido Felipe de Edimburgo y del Príncipe de Gales y señora, entró al Parlamento y anunció lo que iba a ser la próxima legislatura, una legislatura conservadora pura en que se van a discutir (y con certeza, aprobar) nuevas leyes reguladoras de la inmigración en las que se dará la potestad al gobierno de bloquear cuentas corrientes de inmigrantes irregulares, abolición de la ley de Derechos Humanos aprobada por Blair para armonizar en marco británico con el de la Unión, nueva y severa legislación antiterrorista que permitirá a la policía, de manera cautelar, retener a sospechosos y medidas de responsabilidad fiscal y lucha contra el déficit. En fin, nada nuevo en el mundo conservador.  Ah, bueno: y la medida estrella de llevar a cabo lo antes posible el referéndum por el que se preguntará al pueblo británico: “¿Cree usted que el Reino Unido debería seguir formando parte de la Unión Europea?”

Y es que, la Reina no tiene nada que ver en la elaboración del texto de su discurso. Es responsabilidad del gobierno la redacción del mismo, y Su Majestad, con su vocecita de cabritillo en prueba oral y su improbable acento pronuncia en primera persona lo que será la agenda del gobierno.



Pero si el contenido del evento es peculiar, la forma lo es hasta el delirio. Comienza con una procesión en carroza dorada y negra por las calles de Londres, acompañada por la colorista y colorida guardia a caballo. Al llegar al Parlamento, en Westminster, la Reina accede a su interior portando la corona y vistiendo una enorme capa de armiño ayudada por pajes. Allí, una vez sentada en el trono de la Cámara de los Lores, manda al representante real en el Parlamento -Black Rod- a anunciar su visita a los Comunes. La tradición establece que la Reina (o Rey) de Inglaterra no puede pisar esta cámara; esto es así desde 1642, en que un Estuardo, Carlos I, que murió ejecutado tras la Guerra Civil, mandara arrestar a algunos miembros de los Comunes, lo que se dio lugar al veto al monarca en el lugar.

https://www.youtube.com/watch?v=9o65Ap7nC8w  (Aquí puedes ver la ceremonia de Black Rod)

Por este motivo Black Rod, se desplaza ceremoniosamente hacia el salón de los Comunes para anunciar la llegada de la Reina al Parlamento. Cuando se encuentra ante la misma puerta de la cámara, ésta se cierra de golpe en sus narices. El comisionado real golpea tres veces la puerta con el pomo de la vara que porta y ésta es abierta por un ujier. Black Rod se dirige al Presidente de la Cámara (Mr. Speaker), comunica la presencia de la Reina en el edificio e invita a él y al resto de los comunes a escuchar “Her Majesty’s Gracious Speech”. 



Black Rod y Dennis Skinner


Desde el año 1990, el diputado laborista Dennis Skinner suele proferir una frase graciosa en voz alta que produce la hilaridad de la cámara pero este año se mantuvo, sorprendentemente, callado. El año anterior, ante la convocatoria de Black Rod gritó: “Última llamada a la coalición”, refiriéndose a la coalición de conservadores y liberales. Tuvo razón, pero no como hubiese querido. En 2006, tras el éxito de la película La Reina gritó: ¿Ya tienes a Hellen Mirren en el escenario? A continuación, la totalidad de los congresistas siguen en procesión al personaje y al Seargent of Arms a la presencia de la Reina y escuchan el discurso, que será motivo de discusión en la cámara baja durante los siguientes seis días.

En fin, la vieja Inglaterra con su boato y sus tradiciones en estado puro.

Román Rubio
#roman_rubio
Mayo 2015 


miércoles, 27 de mayo de 2015

SEMBLANZAS



MANUELA CARMENA .- Todo en esta mujer transmite sensatez, cordura, sabiduría, sentido común y buen juicio. A sus setenta y un años va camino de convertirse en alcaldesa de Madrid y si esto se produce - que será-, tiene muchas probabilidades de convertirse en un icono, en un(a) intocable, en una versión renovada y actualizada de Tierno Galván. La jueza reúne las condiciones para que esto sea así: es brillante, tenaz, llana, tiene experiencia y es persona conciliadora y de buen fondo. Y tiene determinación de treintañera e ideas claras, lo que marca una enorme diferencia con aquello anodino y mediocre que le precede en el cargo.

Intuyo que Manuela posee una condición que es tremendamente frustrante para sus rivales políticos, a quienes acaba exasperando. Se trata del hecho de que los ataques y descalificaciones no logran traspasar la pátina de honestidad que las envuelve y acaban volviéndose contra quien los lanza. Ya lo ha podido comprobar Esperanza Aguirre. En un debate televisivo, la marrullera condesa (consorte) sacó la navaja plateada del liguero y lanzó tres tarascadas con ánimo de hacer sangre: una, –zas- tu marido; dos, –zas- connivencia con ETA (a quién era socia del despacho de abogados de Atocha y por el hecho de defender  la reinserción); tres, –zas- Venezuela (sí, sí, otra vez Venezuela). El sentido común con el que la jueza Carmena respondió, apelando a la moderación y respeto a la verdad y a las personas, con que unas abuelas, profesionales y con experiencia, deberían conducirse, hizo sangre en la mano de la que sacó la navaja que pudo comprobar los nocivos efectos secundarios de su propia medicina.


No sólo a Tierno. Su figura me recuerda a la de otro varón, también inmune, gracias a su altura moral. Me refiero al Presidente de la República italiana Sandro Pertini (1896-1990). Al viejo socialista, querido y respetado por todos, el mundo le recuerda por la celebración  sin complejos de los goles de Italia en el palco del Bernabéu, junto al Rey Juan Carlos, en la final de la copa del mundo de España 1982. Claro que, el cargo de Pertini era solo representativo; de otro modo, ya le habrían salido de sus lujosos palacios sus Berlusconis con navaja plateada en la pantorrilla.

  


ADA COLAU.  “Este joven cree en lo que dice: va a llegar alto”. dijo Mirabeau de  Robespierre, cuando le escuchó hablar en el convento dominico de la Rue St. Honoré, en el que se reunían los jacobinos a preparar sus sesiones de la Asamblea, al otro lado del Sena.

Ada, como el célebre jacobino, es un fenómeno de la naturaleza. Dotada para la política hasta aburrir al manual de las condiciones del político, tiene la grandeza de los líderes. Se sale de los cánones que predican asesores y coaches, conocedora (o intuitivamente conocedora) de que no hay cánones, no hay ni colores de camisa para la tele ni peinado. Los verdaderos líderes (como ella o el Felipe de los ochenta) no siguen indicaciones. Si las siguieran perderían su atractivo y parecerían impostores, como los demás. Ellos son el canon por el que se seguirán los asesores del futuro, artísticos vendedores de humo y malísimos disfrazadores del genio.

Ada tiene un discurso brillante, sin fisuras ni titubeos. Sabe lo que quiere, cómo lo quiere y cuando la oyes explicar su proyecto eres consciente de que nadie la va a parar porque ella no improvisa, sabe lo que tiene que hacer, con plazos y detalles. Se ha asesorado.
Dotada para la acción, lejos de ser una intelectual, no deja de ser una mujer reflexiva y sus pasos están medidos y con fundamento. No anda por andar sino para llegar a sitios. Es ambiciosa (primera condición del líder), capaz, luchadora tenaz y brillante.

La Colau tiene pinta, como dice alguien que conozco, de “normal” (lo que quiera que esto signifique) y según algún otro/a, de maestra de infantil con pareja femenina, huerto orgánico y niño de país en conflicto adoptado, es decir: de persona de carne y hueso. Nada que ver con los seres de traje de chaqueta, cardado rubio y coche oficial al que nos tienen acostumbrados nuestras próceres. Como Robespierre, con su camiseta y rebequita de punto, en cuánto oyes su discurso, sabes que los hombres de traje azul, o gris, acostumbrados al confort de los despachos lujosos y el runrún del motor del Audi oficial, lo tienen crudo, como la tuvieron aquellos de l’ancien régime.

Y además, no hay ninguna posibilidad de que su singladura en el Ayuntamiento de Barcelona (esa ciudad, buque insignia de innovación, tan necesaria en el panorama español, y que Dios acabe conservando dentro) acabe en la época del Terror en que acabó el periodo jacobino.




MÓNICA OLTRA .- La gran ganadora de las últimas elecciones en Valencia es otra mujer. Por desgracia, no optaba a la alcaldía de la ciudad, lo que ha roto la estética de la armonía que habría supuesto el hecho de que tres mujeres singulares de izquierdas, obtuvieran los ayuntamientos de las tres primeras ciudades españolas; y es que Mónica se postulaba para la Generalitat. Aunque se ha tenido que conformar con ser la tercera fuerza más votada, el aumento de votos ha sido tan espectacular, que Oltra no abandona su idea de presidir la Autonomía valenciana que, estoy seguro, algún día conseguirá. Y es que Mónica Oltra es ambiciosa. No lo oculta, y además es joven, tiene determinación y, sobre todo, es valiente, muy valiente.


Esta mujer liviana y gafuda, con su aspecto frágil y poca cosa no se arruga. Ante nada ni nadie. Ya le puedes poner a legiones de Goliats, Cotinos, Camps y otros filisteos con poder (cuando lo tuvieron), que la pequeña Oltra se planta desafiante y osada a cantar las cuarenta al rosario de la aurora, si hace falta. Y además con criterio.

Su discurso, siendo bueno, no es quizás tan preciso y rotundo como el de Ada y su imagen no desprende esa serena cordura de Carmena, pero la valenciana tiene agallas, tiene ambición, tiene razones y ganas, muchas ganas. No hay quien la pare.
Suerte a las tres

Román Rubio
#roman_rubio
Mayo 2015 


lunes, 25 de mayo de 2015

LA CUTRERÍA QUE VIENE

LA CUTRERÍA QUE VIENE


 Capitanía. Valencia

Yo soy de quienes hicieron la mili. En mi época, los hombres que no éramos miopes, bajitos hasta la exageración, hijos de viuda ni teníamos los pies planos dábamos unos meses de nuestra vida al servicio de la patria. Por razones de enchufe (supongo) me tocó hacerla en un sitio de privilegio, cercano al poder: Capitanía General de Valencia –el mismo sitio, por cierto, que el ciudadano Mariano Rajoy Brey-. Allí coincidí con dos capitanes generales (ambos devendrían famosos por razonas muy distintas) que no nombraré. El edificio de Capitanía de Valencia, que integra el precioso claustro gótico de Santo Domingo alberga las viviendas del capitán general en ejercicio y del general de estado mayor, ambas en la primera planta. En el zaguán de la entrada principal, en dónde en aquel tiempo estaba instalado el cuarto de guardia, había un ascensor que daba servicio a las viviendas. Pues bien: recuerdo perfectamente la imagen de la señora del capitán general bajar en el ascensor (nunca la vi usar la escalera) y esperar, con su abrigo de pieles, guantes de piel negros y ademán impasible a que el sargento de guardia o el cabo abriera la puerta del ascensor. Según me dijo el cabo de guardia (con el sargento no tenía trato), la señora esperaba impasible a que se alguien le resolviera el irritante acto de tener que abrir, ella misma, una puerta, cuando la patria –que tan agradecida debería estar- puede poner a alguien que solvente tan engorroso asunto. Lo absurdo de la situación no quita para que la mujer no fuera una buena persona, que no lo sé. Probablemente iría a misa asiduamente y formaría parte de esas cofradías o hermandades o congregaciones o lo que sea que recogen dinero para los pobres y ancianitos desamparados. No lo pongo en duda.

Winston Churchill, vencedor de la II Guerra, abandonó el hábito de fumar sus célebres puros, pero le hacía a su secretario que guardara alguno en los bolsillos para sus apariciones en público. Sir Winston era de la opinión de que “la gente” quería ver en él al  aristócrata bon vivant, rico y despreocupado. Le fue bien la estrategia. Hasta cierto punto. En 1945 fue derrotado por el laborista Clement Atlee y se creó el estado de bienestar, con su Servicio Nacional de Salud (NHS), que fuera faro y guía para todos los servicios de salud europeos.

La semana pasada entré en el edificio principal del Ayuntamiento de Valencia. En la parte de la plaza hay una puerta cerrada y custodiada por un Policía Municipal que antes estaba siempre de par en par. Por ella entran y salen los coches oficiales y hay instalado un ascensor que usa la alcaldesa para subir directamente a su despacho y (imagino) para proporcionar confidencialidad a las visitas. Lo que me llamó la atención, y así se lo comenté a mi acompañante, es que los coches oficiales “cabían” sin agobios en el modesto espacio interior asignado. Inaudito. Recuerdo, no hace tanto tiempo, la exhibición sin pudor alguno de legiones de coches azul marino a las puertas del Ayuntamiento o junto al Palau de la Generalitat, con sus alegres chóferes de traje azul, fumando, esperando órdenes a la salida de la legión de jefecillos que miraban al ciudadano transeúnte con la misma expresión altiva y turbada que la señora del capitán general.



Las cosas están cambiando. Ellos se dan cuenta, y de ahí su reluctancia y pudor a la hora de exhibir su natural prepotencia y sentido de superioridad. Una cosa me llamó  la atención en el periodo previo a las elecciones. Recibí en casa propaganda electoral -con las listas y sus correspondientes sobres- de tres partidos. Uno de Compromís, con la imagen de Mónica Oltra bien visible en el exterior del sobre, orgullosa, poniéndose en valor, haciendo publicidad del nombre del partido y de su líder. Otro del PSOE: este indicaba claramente sus siglas en el sobre, pero ya no incluía foto del líder en el exterior. Y un tercero,  señalando que se trataba de propaganda electoral, pero sin ningún distintivo que permitiera identificar el partido en el sobre. Este, por supuesto era del PP. Desde el momento en que vi que renunciaban a identificarse me di cuenta de que estaban aceptando la más humillante de las derrotas. El aspirante exhibía el orgullo de ser él (ella) en tanto que el campeón escondía su identidad.


En un Colegio Público de Valencia, en funciones de Colegio Electoral, el comisionado del PP mandó al policía de servicio quitar una camiseta, colgada junto a conserjería (fuera del recinto en que se celebraba la votación), en la que se podía leer el letrero: ”per una escola pública de qualitat”, sin distintivo de partido, organización sindical u otro tipo de siglas. Sé que el asunto es discutible. Si bien es cierto que el mensaje es neutro y apolítico, el contexto en el que se produjeron las protestas en defensa de la escuela pública se significaban en contra del partido del poder. También se podría alegar que en otro Colegios Electorales (Colegios Religiosos concertados) hay signos católicos como crucifijos, imágenes de santos… que podrían interpretarse como un apoyo a un sistema con religión, que marca la política educativa del mismo... El asunto es controvertido y la discusión sería inacabable. Lo que quiero señalar es la actitud. El apoderado del PP “mandó” quitar la camiseta al policía nacional, cosa que no consiguió tras la intervención de la directora del colegio y deliberación de los presidentes de las mesas.

¿Imaginan, por el contrario, que el apoderado de Compromís “ordenara” al policía el levantamiento de tal o cual signo externo en cualquier Colegio Electoral? A eso me refiero.

“Lo que no quiero son las cutrerías que defienden otros” Pues bien señora (todavía) alcaldesa. Esos de las cutrerías, que vienen al ayuntamiento en bicicleta, le han arrebatado la vara de mando, lo cual nos satisface a muchos enormemente. El hecho de que “los cutres”, los que son como nosotros, gobiernen, supone que las cosas están cambiando. Que España está superando, al fin, la vetusta arrogancia de quienes son como usted y que hasta usted se avergüenza y empieza a renunciar a ella. ¡Sea bienvenida al mundo de los cutres!
Y sea bienvenido el cambio.  


Román Rubio
#roman_rubio
Mayo 2015

viernes, 22 de mayo de 2015

IZQUIERDA Y DERECHA

IZQUIERDA Y DERECHA



Muchos se empeñan en enterrar la dialéctica izquierda-derecha por obsoleta. El declive (casi desaparición) de los partidos comunistas en el entorno del mundo “occidental”, estigmatizados por la ineficacia de sus experimentos que suponían la abolición de la propiedad privada como premisa innegociable, ha provocado, especialmente entre la derecha (pero no sólo) la revocación de la diferencia a la que se considera pasada de moda y fuera de lugar. Así pues, expresiones como clases sociales han desaparecido del vocabulario, no sólo político, sino social. Queda demodé decir que los tipos que se toman el gin-tonic en la terraza del club de golf a la caída de la tarde, tras la partida, y los que se echan el cigarro tras la petanca en el barrio de mi mecánico pertenecen a clase social distinta. Con lo práctico que era.

Hay, sin embargo motivos más que suficientes para mantener la práctica distinción izquierda-derecha, ya no (o no sólo) a nivel de partidos políticos –que es lo que menos me interesa- sino en términos sociológicos. La derecha, en términos generales, está feliz con la idea de matar los términos, ya que siempre ha tenido cierto complejo de inferioridad moral con respecto a las posturas llamadas de izquierdas, quizás por la relación que unos y otros tienen con el dinero: pudorosa la izquierda, que no deja de ver algo pecaminoso en la pasta, y sin complejos la derecha.

Es cierto que frente a la solidaridad izquierdista la derecha  ha contrapuesto tradicionalmente la caridad, la libertad de amasar fortuna ante la igualdad de oportunidades y la eficacia y la libertad ante la equidad y la igualdad. La idea del comercio justo (más implantado en la izquierda) deviene en adoración al libre comercio, cantinela de los neoliberales y el multiculturalismo y mezcolanza étnica son vistos en las filas de la derecha como una agresión a la nación, entorno compacto y uniforme, garante de la estabilidad y centinela de la tradición. Esta característica, de culto a la nación y sus símbolos, es quizá lo que, en el consenso general, acerca a la derecha al fascismo del mismo modo que la nación multiétnica acerca a la izquierda al tradicional comunismo internacionalista.

Si la diplomacia y la pacificación es bandera de la izquierda -lo que les convierte en “doves” (palomas)-, la derecha  no tiene remilgos en aplicar la agresión militar, como los “hawks” (halcones) Bush y Aznar demostraron sin pudor alguno (siempre nos hemos preguntado algunos qué hacía Blair allí o si era realmente un hombre de izquierdas). Quién sí que lo era –supongo que lo seguirá siendo- fue Zapatero, de desastrosa gestión, que la derecha atribuyó gustosamente a su condición de “buenista” y hombre de izquierdas.

La derecha se inclina más a adoptar la religión como faro de su moral, tendiendo la izquierda a regirse por códigos éticos laicos y humanistas, al tiempo que son estos últimos más abiertos  al cambio y la innovación, lo que les convierte en “progresistas” y hace a muchos de ellos trabajadores voluntarios en ONG’s (médicos, bomberos, libreros, boticarios, tapiceros… sin fronteras).  La derecha, por su parte, aboga por la tradición, nutriendo las filas de las innumerables agrupaciones de clavariesas, comisiones de santos patronos, fallas, hermandades (del Rocío, de Jesús Despojado…) y cofradías (Sacramentales, de Penitencia y de Gloria).

El delincuente y el indigente, de manera esquemática, son vistos entre las personas de izquierdas como víctimas sociales y económicas de su entorno. Para la derecha, el delincuente y el sintecho han elegido serlo, echando a perder las oportunidades que la vida les ha ofrecido, con lo que la manera de atajar el problema de la delincuencia es también bipolar. Lo que para unos es un asunto, exclusivamente, de mano dura, para los otros es un asunto de acción social en origen. Por este motivo, los departamentos de ayuda y servicios sociales se suelen nutrir de personas con ideología mayoritariamente izquierdista y la policía, el ejército y fuerzas de seguridad del estado y privadas –
fuerzas coercitivas y represivas- de gentes principalmente de derechas.
El orden social es algo deseable para todos, pero hay diferencia en cuanto a los medios para conseguirlo. Unos verán la solución en la consecución de una sociedad igualitaria, justa y otros verán la solución en el ejercicio de la autoridad. 

Por este motivo (y perdonen por las generalizaciones, que nunca son exactas), la judicatura, como estamento de coerción y castigo es una profesión más favorecida por personas del ámbito ideológico de la derecha. Otras profesiones que exigen juicio menos dogmático  como el periodismo –que se lo pregunten a Jiménez Losantos y a P.J. Ramírez- son, por su naturaleza, más propias de la izquierda, como lo es la función pública, sobre todo en campos sociales tales como la enseñanza y la sanidad públicas.

Si el mundo financiero está formado de manera abrumadoramente mayoritaria por personas del espectro ideológico de derechas, el espectáculo sería su contrapeso en el panorama mundial. El peso de Hollywood en el Partido Demócrata americano es decisivo, como lo es la BBC en el espacio británico, aunque mantenga un delicado equilibrio en sus informativos. Las políticas progresistas norteamericanas tienen en actores, productores, directores y demás integrantes del showbusiness un continuo y decidido apoyo. Los ejemplos de Ronald Reagan y Charlton Heston –quizás también Clint Eastwood y Arnold Schwarzenegger (éste, casado con una Kennedy)- son las notas discordantes en un panorama quasi unicolor, del mismo modo que ocurre en el resto de países de nuestro entorno. En el nuestro, de manera tan significativa y virulenta (típicamente española) que el gobierno de derechas, en una decisión sin parangón ni precedentes, decidió en su día hundir al sector enemigo imponiéndole el IVA máximo, convirtiéndose en el único país que, desde el gobierno, combate su propia cultura.

La conservación de la naturaleza ha sido, y es, una iniciativa favorecida por ambos lados del espectro. La derecha, sin embargo, condiciona el apoyo en la medida en que no interfiera con el desarrollo económico y suponga un freno para el mismo. Es, en términos generales la izquierda la que hace prevalecer el criterio ecológico. Donde se muestra la diferencia izquierda-derecha con mayor intensidad es en asuntos sociales como los derechos de los gays, el derecho al aborto y postura ante la eutanasia, casos estos en que la izquierda aboga por una gran dosis de libertad individual, en tanto que la derecha los hace pasar por el tamiz de la religión, de la misma manera que exige al sistema educativo (y en este asunto nos diferenciamos de los países de nuestro entorno) introducir la religión como asignatura.
Estos, junto con algún otro que habré olvidado, son los parámetros que nos posicionan en uno u otro de los rebaños del espectro ideológico que se reproduce con pequeñas diferencias en todos los países del entorno que llamamos occidental y que, con mayor o menor acierto, intentan ocupar los distintos partidos, que no tienen –necesariamente- que ser dos, pues, como sabemos, la tonalidad de grises tiene 50 sombras, o más.


miércoles, 20 de mayo de 2015

¡TÚ TAMBIEN, BRUTUS!

¡TÚ TAMBIEN, BRUTUS!



Muerte de César y beso de Judas

“Es fácil esquivar la lanza, mas no el puñal oculto”
Proverbio chino

La traición es el quebrantamiento de la lealtad o fidelidad, a algo o a alguien. Puede ser a la Patria, a las instituciones o a las personas. Para Dante, es el peor pecado que puede cometer un humano, merecedor del último círculo del infierno y que conlleva el ser devorado por el mismo Satán. Allí, en aquella tenebrosa profundidad el traidor podrá alternar con los ilustres maestros del oficio, que para el autor florentino eran Brutus y Casio por la traición a Julio César y Judas por hacer lo propio con Jesucristo.

El caso de Brutus es particularmente señalado. Para algunos, hijo de Julio César -al ser hijo de la amante de éste, aunque las fechas hacen imposible la paternidad del caudillo- Brutus había obtenido ya la clemencia del dictador vitalicio tras haberse unido a Pompeyo (enemigo del César) en su guerra particular por el poder de Roma. Tras el perdón, César lo nombró gobernador de la Galia  y posteriormente, pretor. De ahí, la enorme decepción del Dictador al verle envuelto en los idus de marzo. Para ser tan terrible el castigo (que propone Dante) debemos anotar que, tanto Brutus como Casio lo buscaron con decisión, adelantando la cita con Satán por medio del suicidio. En cuanto a Judas, habríamos de tener en cuenta el razonamiento que hizo Borges al respecto: si la muerte de Jesucristo fue requisito indispensable para la Redención humana, Judas, como facilitador de la misma, debería ser considerado héroe y no villano.

Si Dante consideraba la traición como la peor ofensa, el peor pecado que puede cometer un humano, otro florentino, Maquiavelo, expresaba todo lo contrario, considerando la misma algo necesario e inherente al mundo de la política.



No me interesa la traición como quebranto a la Patria y las instituciones. Eso lo dejo para otros, gustosos de vestirse con banderitas y bailar al son de los himnos. Prefiero centrarme en los traidores a las personas, aunque a veces ambas cosa sean lo mismo, o casi.

Además de los grandes (Brutus y Judas), otros han pasado a la infame historia por sacar la daga contra el amigo. Robert Ford mató por la espalda a Jesse James, el famoso forajido, lo que provocó su propia muerte ya que Jesse sería vengado por un compadre. Efialtes de Tesola traicionó a Esparta en beneficio de los persas indicando a éstos el paso para atacar a su propio pueblo. Karel Curda delató el paradero de los autores de la muerte por atentado de Heydrich (el Carnicero de Praga), lo que pagaron con su vida, al igual que el delator, que sería ejecutado tras la II Guerra Mundial y, por supuesto, Audax, Ditalco y Minuro, los socios de Viriato en sus guerra con los romanos, que apuñalaron al valiente caudillo lusitano por un puñado de monedas que no cobrarían, dando la oportunidad al romano de pronunciar la afortunada frase: “Roma no paga traidores”.


 
Robert Ford y Karel  Curda

El escenario actual español nos proporciona casos notorios y hermosísimos de traición con consecuencias, a veces, decisivas. Veamos.

Tamayazo. Junio de 2003. La Asamblea de Madrid estaba reunida y preparada para, por medio del pacto entre PSOE e IU, devolver el gobierno de la Autonomía a la izquierda tras unos años de gobierno de Gallardón. En el momento de la votación, dos diputados del PSOE desaparecen. Eduardo Tamayo Y Teresa Sáez, que habían sido vistos en el edificio esa misma mañana, no se personan en sus escaños en el momento de la verdad. Alguien les ha visto subir en un taxi momentos minutos antes. Gran nerviosismo en la sala. De manera casi irregular se consigue un receso de diez minutos en la sesión. No sirve de nada. La votación se produce y Esperanza Aguirre consigue el liderazgo. La traición ha sido consumada y en Madrid gobierna la derecha.


Vicente Vilar, industrial de Castellón denunció a su amigo, patricio provincial y Presidente de la Diputación Carlos Fabra por cobrar cantidades millonarias a cambio de favores políticos. La amistad entre ambos venía del acercamiento entre sus respectivas mujeres que, lo crean o no, se habían hecho amigas por coincidir en la misma verdulería del mercado. La consiguiente bronca del industrial con su mujer (ahora ex) por la que Vilar resultó encarcelado en 2007 con cargos de agresión sexual, secuestro y robo propició el caso de “mujeres codiciosas” en su origen que dio, 10 años después, con los huesos del preboste en la cárcel. Como dijo el propio Vilar en el juicio: todo pasó “porque un día aparecí con una brasileña”.

Tratamiento aparte merecen los dos singulares caso de la grabadora:



 En noviembre de 2007 el exconcejal de Majadahonda José Luis Peñas se presentó en los juzgados de Plaza de Castilla, en Madrid, estando “casualmente” de guardia el juez Garzón, con nueve horas de cintas grabadas a un tal Correa y sus colaboradores departiendo entre sí y con diferentes cargos del Partido Popular. El caso Gürtell había sido abierto y con él el terremoto que afectaba a la cúpula del partido – bueno, en realidad sólo al tesorero, ya que los demás, los de los sobresueldos, salieron de rositas-, acabó llevándose por delante al juez instructor e hizo dimitir a Camps por el asunto de los trajes de su “amiguito del alma”. Pecata minuta.





Recientemente, otro “amigo” y protegido del preboste, otro Brutus, le jugó la misma pasada al marrullero Presidente de la Diputación de Valencia. Con grabadora profesional, Marcos Benavent, gerente de Imelsa, empresa pública de la institución provincial se había dedicado por un largo tiepo a grabar conversaciones comprometidas y comprometedoras a su jefe con el ánimo –obviamente- de usarlas un día. Ese día llegó y así hemos podido escuchar el ruido de los billetes cuando se les baraja en un coche y otras perlas que nos quedan por oír, según se vayan desvelando. El delator se encuentra desaparecido por miedo a las represalias mafiosas. Ingenuo. No sabe que el peligro, en esas circunstancias, se tiene en el momento de haber sido descubierto y antes de haberlo hecho público. La publicidad del hecho es el seguro de vida del delator.
Y es que, como dijo Shakespeare, “hay puñales en la sonrisa de los hombres; cuánto más cercanos son, más sangrientos”. Y si no hay puñales, cuidado con las grabadoras, que pueden ser tan peligrosas, o más.

Román Rubio
#roman_rubio
Mayo 2015

lunes, 18 de mayo de 2015

BLACK SPIDER: La indiscreción del príncipe

BLACK SPIDER: La indiscreción del príncipe


“ …Y bendita sea la temeridad, pues la indiscreción nos presta a veces buen servicio cuando se malogran los mejores planes…”  Hamlet.








De este modo explica Hamlet a Horacio cómo había interceptado el mensaje del rey de Dinamarca al de Inglaterra y cómo había conseguido, escribiendo él mismo una carta pidiendo la muerte de los portadores e introduciéndola en el sobre real, librarse de Rosencrazt y Guildersten. Por cierto, que en el acto del que hablamos, Hamlet hace a Horacio la inusitada confesión: “En otros tiempos llegué a pensar, como nuestros estadistas, que era cosa baja escribir bien y hasta me esforcé por olvidar lo que sabía. Pero en esta ocasión, amigo mío, me prestó un gran servicio”. No hay ninguna constancia de que el Príncipe de la Duda estuviese pensando en Mayrén Beneyto, Rita Barberá, Martínez Pujalte y otros atletas de la cultura cuando dijo esto, con lo que colegimos que, en tiempos de Shakespeare, los gobernantes, como ahora, no se desvivían por conseguir una cultura, cosa no sólo inútil, sino molesta para sus pretensiones. En todas partes (y en todas épocas) cuecen habas.

Lo cierto es que si Hamlet se benefició de la indiscreción en la persecución de sus fines, éste no ha sido el resultado obtenido por Carlos de Inglaterra utilizando los mismos medios. Me estoy refiriendo al Caso de las Cartas de la Araña Negra (The Case of the Black Spider Letters, my dear Watson). Este nombre tan sugerente se refiere a las cartas que el Príncipe de Gales envió de septiembre del 2004 a marzo del 2005 a diversos ministros, altos funcionarios y al mismísimo Primer Ministro –Tony Blair en aquellos años- opinando, intercediendo, haciendo lobby, como dicen allí, sobre los asuntos más diversos, comprometidos y, a menudo, pintorescos. ¿Que de dónde viene un nombre tan llamativo para un asunto así? Pues bien, yo también me lo he preguntado y el resultado de la pesquisa ha sido tan anodino que resalta precisamente por eso, por su insipidez: el Príncipe usaba en algunas de sus misivas tinta negra y se ayudaba de subrayados y signos de admiración.









Atendiendo a la máxima de que “vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse”, el Eterno Heredero escribió un número de cartas -10 de su propia autoría y otras 17 de sus colaboradores, pero firmadas por él-, tratando asuntos tan dispares como:
- Expresión de preocupación por el estado de las tropas del Reino Unido, especialmente las destacadas en Irak,  y los recursos disponibles. Queja por la baja eficacia de los helicópteros Lynx, así como dación de indicaciones para que se consideren estas cuestiones en el presupuesto de defensa del gobierno de Su Majestad.
- Como buen representante de la realeza y la nobleza del Reino Unido, Carlos formula abundantes consideraciones en el campo de la agricultura y ganadería: opiniones sobre gestión de subvenciones agrícolas, reducción de burocracia para el agricultor, control del largo brazo sobre los precios que ostentan los grandes supermercados, y hasta se permite dar consejos al gobierno para la puesta en marcha de la eliminación planificada de los tejones, propagadores, según Su Alteza, de la tuberculosis bovina.







Tejón, a la espera de la represalia real.




- Siendo la arquitectura otro de sus intereses, solicita protección ministerial para ciertos edificios catalogados.
- También insta al gobierno a llevar a cabo mejoras en ciertos proyectos de preservación del legado británico en la Antártida (cabañas de Scott y Shackleton), así como actuaciones de reformas en cierto hospital del Reino Unido, del cual él es benefactor.
- Sin dejar la Antártida y esta vez refiriéndose al conservacionismo de la naturaleza, el miembro real aboga por la defensa de la merluza negra de la Patagonia, y del albatros.






- Expresa ante el ministro de Educación sus opiniones sobre cómo debe ejercerse la función docente, reclamando un rol del profesor más tradicional del que actualmente impera en el Reino Unido del “profesor como facilitador” y guía propiciador del aprendizaje.

En fin, que como vemos, la gama de intereses del Príncipe es variada y abundante, como la buena dieta, y los propósitos bienintencionados, aunque con ese tufillo elitista que se desprende de la clase privilegiada británica y que un rey, si quiere llegar a serlo debería disimular. Muchos han sido en el Reino Unido quienes le han echado en cara que un heredero a la Corona debe preservar su neutralidad en los asuntos de gobierno, lo que el asunto de las misivas a miembros del gobierno parece transgredir, pero no sé por qué, a mí me gusta. Estamos tan acostumbrados  a vivir al cobijo de la insinceridad de los políticos, miembros reales y altas autoridades que cuando veo las opiniones sinceras y honestas de un miembro de una casa real, por ingenuas que éstas sean (tal es el caso de los tejones y la merluza patagónica) me resulta reconfortante.

La propia esencia de la monarquía, el hecho de que sea nombramiento hereditario y permanente facilita el hecho de que el monarca –o futuro- pueda ocupar sus más profundas meditaciones en tejones, merluzas y cabañas antárticas en vez de dar vueltas y más vueltas al resultado de las próximas elecciones y la plausibilidad de un pacto con Ciudadanos. Lo que creo que es saludable.

Román Rubio
#roman_rubio
Mayo 2015

viernes, 15 de mayo de 2015

DE MOSCAS Y CAÑONAZOS

MOSCAS A CAÑONAZOS













Myon Yong Chol y Kim Jong Un

“El amado Líder” Kim Jong Un, con su cara de niño inofensivo y mosquita muerta se está convirtiendo en un sanguinario líder a lo Stalin. Al menos este tenía cara de hombre despiadado y psicópata, en tanto que el coreano da más a nuestro franquito: con pinta blanda e inofensiva, pero en cuyas manos no me gustaría que cayera mi solicitud de indulto. Blanditos y crueles, lo que hace una mala combinación.
Se dice que en sus tres años de ejercicio del poder ya ha mandado ejecutar 70 altos cargos de su gobierno, entre ellos a su propio tío, vicepresidente de la Comisión Militar Central y número dos del régimen, además de su mentor político. La acusación: “faccionalismo” y “delitos para perjudicar la economía” (¿apropiación indebida?). Un alto cargo del Ministerio de Bosques fue eliminado por expresar críticas a ciertos cambios en el proyecto de un edificio dedicado a la ciencia y la tecnología al que se quería dar forma de flor en vez de la circular en que había sido inicialmente planeado. Cuatro miembros de la orquesta Unhasu -de la que la esposa del Presidente había sido cantante- fueron también ejecutados bajo la acusación de “escándalo”, aunque si hay un trabajo de alto riesgo en el distópico país, este es el de Jefe de las Fuerzas Armadas.

Hyon Yong Chol, el Jefe del Ejército fue ejecutado por orden del “Amado Líder” hace sólo unos días. Con la prudencia con que hay que tomar las noticias del disparatado Edén asiático, ya que suelen ser divulgadas por la Agencia de Inteligencia de Corea del Sur, que no es precisamente parte neutral, y a la espera del reconocimiento de un régimen que casi nunca reconoce nada, es aceptado como cierto por parte de los gobiernos y prensa de occidente. ¿El motivo? Dormirse en un desfile. Sí, sí, pegar unas cabezadas mientras los esforzados y heroicos soldados del paraíso desfilaban a paso marcial en honor del “Brillante Camarada”, nieto del Gran Líder o Presidente Eterno, al que el pueblo considera autor de 18.000 libros (uno al día durante 49 años), e hijo del Gran Líder que sólo pudo aportar a la humanidad la humilde cantidad de 1.500 libros y las seis más bellas óperas jamás escritas (modestos logros comparados con los del abuelito).

Si la ejecución del general es un disparate, no lo es menos el modo. Según las mismas fuentes (Agencia de Inteligencia de Corea del Sur) la ejecución se llevó a cabo por fusilamiento usando un cañón antiaéreo. No puedo dar más detalles, por la sencilla razón de que soy incapaz de imaginar la escena. Ni el lugar, el ángulo de tiro, características de la munición ni proporción parecen tener sentido. Imposible componer una escena plausible de lo sucedido.














Y todo por quedar un ratito traspuesto en un desfile militar, con lo aburridos que son. Y si no que se lo pregunten a Rajoy, que en 2008, siendo Presidente de su partido y presidenciable del gobierno confesó a Arenas creyendo que estaba fuera de micrófono: “Mañana tengo el coñazo del desfile. En fin, un plan apasionante” ¿Imaginan cuál habría sido la represalia del “Brillante Camarada” ante la manifestación de entusiasmo patriótico del líder de la derecha española? ¿ejecución con cabeza nuclear?

Ningún personaje ha salido peor parado de la tribuna de un desfile militar que el presidente egipcio Annuar el Sadat, premio Nobel de la paz junto a Isaac Rabin por los acuerdos de Camp Davis. En 1981, fue asesinado mientras presidía un evento de sus fuerzas que celebraban el aniversario de una de las contiendas con Israel.














Años antes, Zapatero, siendo también candidato a la Presidencia se empeñó en dar notoriedad al aburrido día de las Fuerzas Armadas y decidió permanecer, de manera ostensible, sentado ante el paso de la bandera norteamericana, lo que, junto con la decisión siendo ya Presidente; de retirar las fuerzas de Irak, provocó un grave incidente diplomático con el Imperio, que (según Memorias del ínclito Bono) la intervención de Julio Iglesias, a requerimiento del manchego, ayudó a desbloquear. Oléeee!

Para fidelidad  y entusiasmo marcial a prueba de “Camaradas Brillantes” y “Amadísimos Líderes”, la de Vasili Agapkin, director de orquesta militar ruso. En Noviembre de 1941, y con los alemanes a la puerta de Moscú, Stalin decidió organizar una gran parada militar que debía servir para el refuerzo de la moral de la tropa. Aquel 7 de noviembre salió un día muy frío, lo que no es raro en la capital rusa. El director de la orquesta, tras permanecer varias horas de pie, en la Plaza Roja, sobre la nieve, ésta se heló y quedó el entusiasta músico con las botas pegadas al podio, de tal modo que cuando se ordenó retirar a la orquesta para dar paso a fuerzas motorizadas, el hombre, formaba con el podio al que estaba subido un solo bloque y así hubo de ser retirado de la escena. Otro héroe. De chicha y nabo, claro.

Román Rubio
#roman_rubio
Mayo 2015

domingo, 10 de mayo de 2015

JE M’PPELLE ABOU

JE M’PPELLE ABOU
















Los guardias del paso ceutí del Tarajal se llevaron una gran sorpresa al detectar el scáner fronterizo la figura de un niño de Costa de Marfil, que encogido, intentaba pasar (ser pasado, más bien) la frontera española dentro de una pequeña maleta o trolley. Los policías abrieron prestos la maleta, sin respiradero alguno, y de ella salió un alegre e inocente muchacho de ocho años, que indemne les espetó: Je m’appelle Abou.

La historia del muchacho nos lleva a su padre, un marfileño de 43 años, residente en Las Palmas de Gran Canaria, adonde había llegado años atrás en un cayuco. Queriendo reunirse con su pequeño Abou, solicitó la reagrupación familiar a las autoridades españolas y le fue denegada. No voy a criticar la decisión de las autoridades que denegaron el permiso puesto que desconozco la situación del hombre. Tampoco han proporcionado los periódicos información de la situación del niño en su país, que adivinamos de necesidad y quizás miseria. Lo único cierto es que el padre, tras fracasar la iniciativa legal/oficial, decidió pagar (los pobres deben pagar por estas cosas) a alguien para que pasara al niño por la frontera marroquí. ¿Quién cobró por ello? Tampoco lo sabemos. La maleta, eso sí, iba en manos de Fátima E.Y, ciudadana marroquí de 19 años. Por su edad imaginamos que la chica era otro eslabón más en la cadena de despropósitos. El resultado ha sido que el niño ha sido puesto en manos del Área de Menores de Ceuta para que esta se haga cargo de su tutela y la joven marroquí y el desventurado padre han sido enviados a prisión por un “delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros (sic) con el agravante de haber puesto en riesgo la vida de un menor”.

¿Un delito “contra los derechos de los ciudadanos extranjeros”? ¿Cuáles son esos derechos? ¿El derecho de viajar con comodidad?, ¿el derecho de “no” poder reunirse con su padre que ha demostrado voluntad y ha pagado probablemente una suma desproporcionada para darle una vida al chico? La sentencia, estoy seguro que, siendo  conforme a derecho, no es buena para nadie. El hijo -que ha sido expuesto a un grave peligro-  se queda sin padre (en chirona), el padre se queda sin ahorros y sin hijo y la joven marroquí… pasaba por allí.

No dudo de la profesionalidad de la tutela que las autoridades ceutíes proporcionarán al pequeño, pero alguien allí, quizás saltándose el protocolo, deberá explicar al chico que su padre es un buen hombre y que ha demostrado quererle como pocos. Que no podía elegir el medio de transporte, y que de poder haberlo hecho, como podemos hacerlo usted y yo, habría venido como Dios manda: con buenas ropas, calzando unas bonitas Nike, último modelo y camiseta del Barça de trinki.
La sentencia judicial me recuerda otras igual de absurdas como el empecinamiento de ciertas ordenanzas municipales dictadas por alcaldes con la sensibilidad de calamares de las simas oceánicas, en las que se imponen multas a los indigentes por dormir en la calle o registrar en las basuras. En Barcelona, por poner un ejemplo, un indigente ha sido multado más de 100 veces por el delito de dormir en la calle. A 180 euros la multa, pueden sacar la cuenta. Por supuesto, es un brindis al sol. El hombre rompe una tras otra las denuncias delante del mismo policía. ¿Qué puede hacer si no? ¿Pagar 40 euros la noche en un hostal de la zona? ¿Creen que si tuviera los medios no lo haría? ¿O que pasa las frías noches de invierno en el asfalto y sin techo por el pérfido motivo de molestar al señor alcalde?







Entre lo que se ajusta a derecho y lo que es útil a los individuos y a la sociedad hay un trecho que algunos jueces como el Juez de Menores de Ganada Emilio Calatayud intentan recorrer con dignidad y yo diría, que acierto. Recuerdo sentencias impuestas por del Juez como la de hacer impartir un número de horas de clase de informática a jóvenes a un cracker que  había causado perjuicios a ciertas empresas o hacer visitar un centro de parapléjicos, durante un día entero, a un menor que había sido detenido conduciendo borracho, exigiéndole una redacción con las entrevistas a los damnificados y a sus familiares. No sé porqué, pero el sentido común nos dice que ese es el camino.

Y hablando de sentencias razonables: ¿Impondrían una multa de 19 millones de euros a una Comunidad Autónoma por haber hecho trampas en su dación de cuentas, escondiendo facturas sanitarias en los cajones, cuando era manifiesto que no las podían pagar por subvencionar carreritas de coches y cosas así? ¿O llamarían al juez Calatayud, a ver si tiene alguna idea para con sus dirigentes?

Román Rubio
#roman_rubio
Mayo 2015