MOSCAS
A CAÑONAZOS
Myon Yong
Chol y Kim Jong Un
“El
amado Líder” Kim Jong Un, con su cara de niño inofensivo y mosquita muerta se
está convirtiendo en un sanguinario líder a lo Stalin. Al menos este tenía cara
de hombre despiadado y psicópata, en tanto que el coreano da más a nuestro
franquito: con pinta blanda e inofensiva, pero en cuyas manos no me gustaría
que cayera mi solicitud de indulto. Blanditos y crueles, lo que hace una mala
combinación.
Se dice
que en sus tres años de ejercicio del poder ya ha mandado ejecutar 70 altos
cargos de su gobierno, entre ellos a su propio tío, vicepresidente de la
Comisión Militar Central y número dos del régimen, además de su mentor
político. La acusación: “faccionalismo” y “delitos para perjudicar la economía”
(¿apropiación indebida?). Un alto cargo del Ministerio de Bosques fue eliminado
por expresar críticas a ciertos cambios en el proyecto de un edificio dedicado
a la ciencia y la tecnología al que se quería dar forma de flor en vez de la
circular en que había sido inicialmente planeado. Cuatro miembros de la
orquesta Unhasu -de la que la esposa del Presidente había sido cantante- fueron
también ejecutados bajo la acusación de “escándalo”, aunque si hay un trabajo
de alto riesgo en el distópico país, este es el de Jefe de las Fuerzas Armadas.
Hyon
Yong Chol, el Jefe del Ejército fue ejecutado por orden del “Amado Líder” hace
sólo unos días. Con la prudencia con que hay que tomar las noticias del
disparatado Edén asiático, ya que suelen ser divulgadas por la Agencia de
Inteligencia de Corea del Sur, que no es precisamente parte neutral, y a la
espera del reconocimiento de un régimen que casi nunca reconoce nada, es
aceptado como cierto por parte de los gobiernos y prensa de occidente. ¿El
motivo? Dormirse en un desfile. Sí, sí, pegar unas cabezadas mientras los
esforzados y heroicos soldados del paraíso desfilaban a paso marcial en honor
del “Brillante Camarada”, nieto del Gran Líder o Presidente Eterno, al que el
pueblo considera autor de 18.000 libros (uno al día durante 49 años), e hijo del
Gran Líder que sólo pudo aportar a la humanidad la humilde cantidad de 1.500
libros y las seis más bellas óperas jamás escritas (modestos logros comparados
con los del abuelito).
Si la
ejecución del general es un disparate, no lo es menos el modo. Según las mismas
fuentes (Agencia de Inteligencia de Corea del Sur) la ejecución se llevó a cabo
por fusilamiento usando un cañón antiaéreo. No puedo dar más detalles, por la
sencilla razón de que soy incapaz de imaginar la escena. Ni el lugar, el ángulo
de tiro, características de la munición ni proporción parecen tener sentido.
Imposible componer una escena plausible de lo sucedido.
Y todo
por quedar un ratito traspuesto en un desfile militar, con lo aburridos que
son. Y si no que se lo pregunten a Rajoy, que en 2008, siendo Presidente de su
partido y presidenciable del gobierno confesó a Arenas creyendo que estaba
fuera de micrófono: “Mañana tengo el coñazo del desfile. En fin, un plan
apasionante” ¿Imaginan cuál habría sido la represalia del “Brillante Camarada”
ante la manifestación de entusiasmo patriótico del líder de la derecha
española? ¿ejecución con cabeza nuclear?
Ningún
personaje ha salido peor parado de la tribuna de un desfile militar que el
presidente egipcio Annuar el Sadat, premio Nobel de la paz junto a Isaac Rabin
por los acuerdos de Camp Davis. En 1981, fue asesinado mientras presidía un evento de sus fuerzas que celebraban el aniversario de una de las contiendas
con Israel.
Años
antes, Zapatero, siendo también candidato a la Presidencia se empeñó en dar
notoriedad al aburrido día de las Fuerzas Armadas y decidió permanecer, de
manera ostensible, sentado ante el paso de la bandera norteamericana, lo que,
junto con la decisión siendo ya Presidente; de retirar las fuerzas de Irak,
provocó un grave incidente diplomático con el Imperio, que (según Memorias del
ínclito Bono) la intervención de Julio Iglesias, a requerimiento del manchego,
ayudó a desbloquear. Oléeee!
Para
fidelidad y entusiasmo marcial a prueba
de “Camaradas Brillantes” y “Amadísimos Líderes”, la de Vasili Agapkin,
director de orquesta militar ruso. En Noviembre de 1941, y con los alemanes a
la puerta de Moscú, Stalin decidió organizar una gran parada militar que debía
servir para el refuerzo de la moral de la tropa. Aquel 7 de noviembre salió un
día muy frío, lo que no es raro en la capital rusa. El director de la orquesta,
tras permanecer varias horas de pie, en la Plaza Roja, sobre la nieve, ésta se
heló y quedó el entusiasta músico con las botas pegadas al podio, de tal modo
que cuando se ordenó retirar a la orquesta para dar paso a fuerzas motorizadas,
el hombre, formaba con el podio al que estaba subido un solo bloque y así hubo
de ser retirado de la escena. Otro héroe. De chicha y nabo, claro.
Román
Rubio
#roman_rubio
Mayo
2015
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