lunes, 28 de octubre de 2019

DE DÓNDE VENIMOS


DE DÓNDE VENIMOS




Barcelona, 26 de julio-2 de agosto, 1909. Semana Trágica.

En un contexto deprimido por la pérdida de las colonias en 1898, el gobierno conservador de Maura decide enviar tropas de refuerzo al norte de África para proteger, no solo el prestigio de España sino los intereses de las compañías del Conde de Romanones, los Güell y otros oligarcas, lo que provoca un intenso rechazo entre las clases populares que ven como sus jóvenes caen muertos en lejanas aventuras coloniales mientras los hijos de los ricos compran su derecho a no ser llamados a filas por la cantidad de 6.000 reales.

El lunes 26 de julio la revuelta obrera iniciada en las afueras se desplaza al centro de la ciudad en donde paraliza la marcha de los tranvías y fuerza el cierre de comercios y cafés al tiempo que incomunican la ciudad por carretera, ferrocarril, teléfono y telégrafo. El Capitán General declaró el estado de guerra, lo que motivó la dimisión del gobernador civil. Se levantaron cientos de barricadas y se asaltaron las armerías para el  suministro de armas de los insurrectos. Se saquearon e incendiaron muchos edificios, hubo pillaje en los comercios y profanación de tumbas de religiosos.

Unos 10000 soldados fueron ocupando la ciudad mientras los sublevados iban aflojando, quedando sofocada la insurrección el 2 de agosto. En total se contabilizaron 78 muertos (75 civiles y tres militares), medio millar de heridos y 112 edificios incendiados, 80 de ellos religiosos.

Se procesó a 2000 personas y se impusieron 175 penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y cinco condenas a muerte, entre ellas al (inocente) pedagogo Ferrer i Guardia y a un tal Clemente García, discapacitado mental que había bailado en la calle con el cadáver de una monja.


Barcelona. Sucesos de Mayo. 3-8 de mayo de 1937.

Por un lado, aquellos que anteponían la revolución a la defensa de la República: los anarquistas de la CNT, las Juventudes Libertarias y una parte de los comunistas: los (llamémosles en beneficio de la simplicidad) trotskistas del POUM;  y por el otro lado la República Española, la Generalitat de Catalunya y los comunistas del PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña); estos últimos, partidarios de la revolución pero fieles a la República como medio para vencer al fascismo.

Se cortaron comunicaciones terrestres y ferroviarias y se construyeron cientos de barricadas en las calles de Barcelona; el este de Las Ramblas, dominado por el PSUC y el Gobierno; y el oeste y los suburbios, por grupos anarquistas incontrolados que no seguían ni las consignas de sus propios líderes.

Se llevaron tropas y guardias de asalto desde Valencia y Madrid y dos destructores y el acorazado Jaime I llegaron al puerto de Barcelona cargados de hombres armados. La concentración en Barbastro de la 26ª División Anarquista (Columna Durruti) —con la intención de marchar hacia Barcelona en apoyo del otro bando— hacía temerse lo peor: una guerra civil abierta dentro de otra guerra civil.

El resultado fue de 500 muertos y mil heridos.

Román Rubio
Octubre 2019

domingo, 20 de octubre de 2019

NO HAY MÁS CIEGO QUE QUIEN NO QUIERE VER


NO HAY MÁS CIEGO QUE QUIEN NO QUIERE VER




 “Cuando un hombre hace algo completamente estúpido es siempre por los motivos más nobles”.
“Nada es verdaderamente cierto solo porque un hombre muera por ello”.
Oscar Wilde

11 de mayo de 1931: decenas de conventos, colegios y centros católicos son quemados.

20 de diciembre: Linchamiento de 4 guardias civiles en Castilblanco (Badajoz) en el marco de unas manifestaciones y huelgas convocadas por la Federación de Trabajadores de la Tierra.

5 de enero 1932: Arnedo, La Rioja. Guardias civiles abren fuego contra campesinos matando a once personas, entre ellas, a cuatro mujeres y un niño e hiriendo a 16 más.

10 de enero: Mitin carlista. A la salida, algunos se encaran con jóvenes socialistas y se produce un tiroteo con el resultado de tres muertos y un número indeterminado de heridos. Las pesquisas determinan que los tiros habían salido del Convento de las Madres Reparadoras de la vecindad. Se publica la orden de disolución de los Jesuítas.

Abril: enfrentamiento entre socialistas y carlistas en Pamplona. 2 fallecidos y 8 heridos por arma de fuego.

10 de agosto: golpe de estado fallido del General Sanjurjo (La Sanjurjada)

Julio: Huelga de la Telefónica emprendida por la CNT que da lugar a los acontecimientos trágicos en Sevilla. 30 muertos y unos 200 heridos. Insurrección anarquista en el alto Llobregat en la que las banderas republicanas son sustituidas por la rojinegra de la FAI/CNT.

Enero 1933. Levantamiento anarquista para instaurar el comunismo libertario que deja un balance de 37 muertos y 300 heridos en tres días en Cataluña, Valencia y Andalucía.

11 de enero. En Casas Viejas (Cádiz), la Guardia de Asalto abre fuego matando a todos los habitantes de la casa de un cabecilla de las revueltas campesinas de la zona. Se fusila in situ a catorce personas.

29 de octubre. Fundación de Falange Española.

Diciembre de 1933: Siete días de insurrección anarquista con Zaragoza como foco principal. 75 muertos y 101 heridos entre los insurrectos y 14 muertos y 63 heridos entre las fuerzas del orden (Guardia Civil y Guardia de Asalto)

Octubre de 1934: Revolución de octubre. 40 muertos en el País Vasco y 8 soldados y 38 civiles en Cataluña. Asturias: 34 religiosos asesinados y 58 iglesias y conventos incendiados. 1.100 muertos y 2.000 heridos entre los sublevados y unos 300 en las fuerzas de seguridad coordinadas desde Madrid por un joven general de nombre Francisco Franco.

Mayo 1936: Yeste (Albacete). Enfrentamiento entre jornaleros y Guardia Civil. 1 guardia y 17 campesinos muertos, algunos de ellos a sangre fría.

12 de marzo. Aparece La Falange en el escenario de la acción. Atentado contra Luís Jiménez de Asúa en el que muere su chófer Jesús Gisbert.

14 y 15 de abril: Atentado en el Paseo de la Castellana en un desfile militar perpetrado por falangistas del que salen ilesos Martínez Barrio y Azaña. Muere un militar. A continuación se produce un tiroteo con el resultado de seis muertos y algunos heridos. Uno de los muertos es Ángel Sáez de Heredia, primo de José Antonio.

Entre abril y junio, los falangistas causaron más de 50 víctimas entre militantes de izquierda, la mayoría en Madrid. Las represalias acabaron con la vida de unos 40 falangistas. Unos cien edificios religiosos fueron asaltados e incendiados, aunque sin víctimas.

Y luego vino lo peor. Y, cuando ya parecía que todo el mal estaba hecho, vino la cruel e inmisericorde represalia de la posguerra.

Y en esta rueda de la fortuna, que en este país siempre parece detenerse en impar y negro, llegó la Transición, el periodo más largo de paz, democracia y prosperidad que las últimas 20 generaciones han conocido. Hoy se la discute y desprestigia. Muy, pero que muy mal agüero.

“La verdad es raramente pura y nunca simple”. O.W


Román Rubio
Octubre 2019

domingo, 13 de octubre de 2019

SANT DONÍS


SANT DONÍS




El 9 de Octubre no solo es la fiesta de la Comunidad Valenciana. Es también la fiesta de Sant Donís, el San Valentín valenciano. Me lo recordó el hecho de ver desfilar al Gremio de Pasteleros con su chaquetilla blanca en la Procesión Cívica. Eso, y los expositores del horno de mi calle, que por esas fechas se llenan de pequeñas frutas de mazapán. Y es que por aquí es tradición lo de la mocaorà, un pañuelito lleno de frutas y hortalizas de esa masa azucarada que los enamorados regalaban al objeto de sus amores, humilde interpretación del bono por la noche en el spa o la cena en el restaurante de media estrella michelín que habría de venir después.

Despistado como es uno, nunca había pensado que nuestro Sant Donís era el Saint Denis de los parisinos, ese que da nombre al barrio de París y a la población del extrarradio que acoge la famosa basílica y el Stade de France.

Saint Denis (San Donisio) fue el primer obispo de París y Apóstol de las Galias, en época romana. Fue martirizado y decapitado, en 272, en compañía de dos de sus discípulos, Rústico y Eleuterio, probablemente en Montmartre (mons Martyrum), durante la persecución de Aureliano. Aún así, descabezado como estaba, el empecinado obispo anduvo con la cabeza debajo del brazo la distancia considerable de unos seis kilómetros hasta el lugar en que hoy se levanta la basílica, en la banlieu parisina e hizo entrega de la misma (de la cabeza) a Casulla, una devota mujer descendiente de la nobleza romana, tras lo cual se desplomó. Curiosamente, la basílica que se construyó en honor del santo acogió después a los Reyes de Francia; entre ellos Luis XVI y María Antonieta, también decapitados. Allí, en el cadalso fue donde la reina, tras pisar involuntariamente el pie del verdugo, dijo aquello de: “Pardonez-moi, monsieur. Je ne l’ai pas fait exprès” (Perdóneme señor. No lo he hecho adrede). Noblesse oblige.

Tres días después de Sant Donís, el 12 de octubre, se celebra en España el día de la Virgen del Pilar, rememorando la aparición de la Virgen María en carne mortal al Apóstol Santiago en Caesaraugusta (Zaragoza) a las orillas del Ebro, unos 230 años antes de la caminata del obispo parisino con su cabeza bajo el brazo. La Virgen le habría transmitido su deseo, conocido por Jesucristo,  de que la acompañara en el momento de su muerte junto a los otros discípulos, con lo que Santiago fue a Judea, y allí fue ajusticiado y decapitado por orden de Herodes Agripa. Dos de sus discípulos, Atanasio y Teodoro, se habrían encargado de traer el cuerpo decapitado navegando en una improbable “barca de piedra” hasta Compostela, en donde fue enterrado.

Esta versión ha sido cuestionada por muchos historiadores, algunos de la significación de Unamuno y Sánchez Albornoz, que piensan que el inquilino de tan famosa tumba no es el Apóstol sino el obispo galaico Prisciliano, acusado de brujería y gnosticismo, ejecutado, ¿adivinan cómo? Exacto: decapitado,  junto a unos compañeros en una ciudad centroeuropea y presuntamente traído a Galicia en 385 por dos de sus discípulos que estarían enterrados junto al insigne gnóstico.
Todos ellos terminaron con la cabeza separada del cuerpo y en compañía de dos discípulos. Casualidad.

La bella Judith salvó a su ciudad y al pueblo de Israel cortando la cabeza de Holofernes, general asirio, y Salomé, otra bella del lugar, tras encandilar a Herodes Antipas con un artístico baile, pide a este la cabeza de Juan el Bautista, que le es ofrecida en bandeja de plata.

Hace unos días, una mujer en Castro Urdiales dejó a una amiga un paquete para que se lo guardara. La amiga, intrigada por el olor, abrió el envoltorio y descubrió una cabeza humana. Era la de un hombre, pareja de la mujer, que había desaparecido meses antes. Este decapitado sin milagro ni “barca de piedra” ni discípulos. Sin épica, sin relato. Sin cuerpo, siquiera. Solo sordidez.

Román Rubio
Octubre 2019

jueves, 10 de octubre de 2019

EL CAZADOR


EL CAZADOR


La edición digital del domingo 6 de octubre traía un reportaje sobre un tal Marcial Gómez Suqueira, de 79 años, cazador y “franquista con orgullo” en el que este se vanagloria de haber matado varios miles de ejemplares de 420 especies (algunas de ellas protegidas, como el oso polar o el rinoceronte blanco) de caza mayor a lo largo y ancho del mundo. El personaje, que piensa donar, o ceder —que no lo tengo claro—, su colección  a la Junta de Extremadura para hacer un museo, es un rico empresario que fue propietario y vendió el 52% de la aseguradora Sanitas por una millonada y  dice cosas como: “hace tres años intenté calcular el tiempo que he estado cazando. Me salía que he estado pegando tiros, las 24 horas del día, durante once años y tres meses de mi vida. Sin parar, pegando tiros”.


Confiesa haber tenido cuatro aviones en su vida (mejorando el modelo cada vez) y haber pasado la mayor parte del tiempo yendo de un sitio a otro del globo, con el único propósito de matar animales. En su colección de “trofeos” (quizá la mayor del mundo) se topa uno tanto con un leopardo de Zimbabue como un tigre de Tailandia, un león de Sudáfrica, un ocelote de México o un guepardo de Namibia, un lobo de Alaska, un armadillo de EEUU o un cocodrilo de Tanzania. Miles.

Puedo comprender a quien le tira a la perdiz para echarla a la paella e incluso al que espera una noche al jabalí que le destroza la cosecha, pero en un tipo que mata por matar, solo veo maldad. Resulta difícil ver donde reside el placer de abatir a un animal salvaje. Creo que hay que ser muy mala persona para gastarse una pasta en irse al otro lado del mundo con el único objetivo de matar algo inocente y bello.

Como es natural, el texto levantó gran indignación. Unos, como yo, por el hecho de que existan tipos así y otros en contra del periodista y del periódico El País por publicarlo, quejándose de que el punto de vista del autor del reportaje fuera demasiado neutral o tibio en la condena al individuo, limitándose a exponer lo que ve y lo que dice.
Es cierto que Manuel Ansede, que es quien firma el impecable reportaje, en ningún momento da su opinión. Y mucho menos se permite juicio alguno. Ya lo hará el lector. Y eso es algo que muchos no le perdonan. No les basta con conocer los hechos. Quieren que se los expliquen y se los sirvan, no solo vistos para sentencia sino ya juzgados, malacostumbrados, quizá, por aquello de: “Ya conocen ustedes las noticias. Ahora nosotros les contaremos la verdad”. Eso, eso, bien mascadito; que me la cuenten, que me la cuenten.

Y no es porque el periodista no tenga una opinión, que seguro que sí que la tiene; de hecho, contextualiza al personaje con observaciones como la de que lleva la bandera de España con el aguilucho en su iPhone o que tiene el retrato de Franco presidiendo la sala del billar, pero está escribiendo un reportaje y no una columna de opinión. ¿Por qué habría de devaluar con su opinión lo que de tan forma tan poderosa muestran los hechos?

Ay, pero muchos quieren (exigen) que se tutele su pensamiento y se les diga exactamente lo que quieren oír, que su atonía intelectual se vea respaldada por una fuente de prestigio. Unos esperan a ver qué dice El País, otros a ver qué dice Wyoming y la mayoría a ver qué dice Iñaki Gabilondo.

Y ese sí que tiene la última palabra. ¡Qué gran peso sobre tus espaldas tienes, Iñaki!


Román Rubio
Octubre 2019

martes, 8 de octubre de 2019

BANDERITA, TÚ ERES ROJA


BANDERITA, TÚ ERES ROJA





Hace ya años que acompañé a un amigo extranjero a ver un partido a Mestalla. Allí, mi amigo se quedó muy extrañado al ver que la afición valencianista parecía no tener un color determinado: unos llevaban camiseta blanca, otros naranja, otros con los colores de la señera y otros negra, azul o, incluso, dorada. Los únicos que parecían tener colores de club eran los rojiblancos bilbaínos agrupados allá en lo alto, en el rincón noroeste del Gol Gran. Como la situación del club era muy inestable en aquel tiempo cada camiseta tenía un anunciante distinto, con lo que un forastero tenía la impresión de ir a ver un trofeo cuadrangular en vez de un partido de Liga.

Escribo esto la víspera del 9 d’Octubre, fiesta de la Comunidad Valenciana con lo que mañana disfrutaré de la exhibición de banderas que más que a un país representarán de nuevo más bien un torneo cuadrangular. El año pasado observé a unos extranjeros que situados junto a mí presenciaban la manifestación de la tarde en la Calle Colón con cara de no entender nada. Por si me preguntaban por el significado de tanta banderola, yo me había hecho un esquema mental que más o menos era:

Hay unos ciudadanos que marchan pacífica y festivamente por el centro de la calzada exhibiendo unas banderas a franjas rojas y amarillas más o menos delgadas. Otros, que parecen ser amigos porque marchan a su lado en jovial camaradería, portan una bandera igual pero con una estrella. Entre ellos no parece haber ningún tipo de problema. Algunos conversan animadamente.  Claro que –habría que explicarle al turista- esta camaradería se da porque se trata de Valencia, que en Barcelona…, pero, en fin, allá ellos. Otros andan entremezclados en pacífica armonía portando banderolas de franjas más anchas, también rojas y amarillas, pero con una raya morada. Estos —habría que informar al de fuera—  son los nostálgicos  la República Española. El hecho de que vayan junto a los que abogan por una república catalana independiente y a los que portan la señera sin estrella (que representa la Cataluña autonómica pero puede representar, también, a los Països Catalans) es un poco difícil de entender, pero es solo para los extranjeros, porque para nosotros, los de aquí, está más claro que el agua.

Ahora vamos con los que vociferan, increpan e insultan a los que desfilan: A pesar de que los colores de sus banderas  sean los mismos, como pueden ver, son enemigos. Los de la bandera roja y amarilla de rayas gordas son los que están por la unidad de España, pero no hay que confundirse: no pueden ver a los de la raya morada que desfilan por la calzada  porque unos están por la república y otros por… bueno, por cualquier cosa que no sea república: monarquía, dictadura… todo depende de si llevan en su bandera un escudo o un aguilucho.
Es muy importante  que estos otros de las barras delgadas que hacen colla con los de las tres rayas gordas con los  mismos colores no se confundan con los de dentro de la calzada. Verás que llevan una cenefa azul, la bandera “oficial” del territorio. Estos abogan por una Comunidad Valenciana (que no País, sobre todo eso) fuerte y sana dentro de España y, a ser posible, alejada de los que quieren hacer migas con Cataluña (que son los sin cenefa) y de los que, sin querer juntarse con ellos, quieren hacer una república nueva. ¿A que se entiende?

De todas formas, tenía un plan B: unas calles más abajo había un entretenido desfile que me resultaría más fácil de explicar: se trata de unas filas de tipos generalmente barbados desfilando  al son que marca uno que se pavonea más que los demás contoneándose con una espada en la mano. No hay que preocuparse: no son yihadistas ni están haciendo proselitismo islámico ni nada. Son tipos disfrazados de guerreros de Almanzor de fantasía  que se  encienden un puro, se cogen del brazo de sus amigos y desfilan al ritmo de los timbales sin propósito violento alguno. Suelen acompañarse de collas de mujeres semivestidas con tules y otras trasparencias que hacen piruetas y mueven el ombligo de manera vertiginosa y muy entretenida al son de la música. A veces, los guerreros de Disneylandia sacan los trabucos y, con gran estruendo,  disparan kilos de pólvora contra otros disfrazados de Cid Campeador, pero ni ponen bala ni tiran a dar. Es todo de mentiras.


Román Rubio
Octubre 2019