MAYRÉN BENEYTO
Para quienes
sean valencianos, Mayrén Beneyto no necesita presentación. Para quienes no lo
sean, les diré que es la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Valencia y
Directora del Palau de la Música; es decir, una persona enormemente popular (y
Popular) en la escena valenciana.
Normalmente
los días, meses y hasta años transcurren sin que este personaje atraiga la
atención de muchas personas que, como es mi caso, encontramos anodino ese look de mamá de fallera barbie, siempre plena de
afeites y horas de peluquería (sin llegar a la excelsa obra escultórica que
supone el peinado de su jefa y supuestamente amiga, Rita Barberá) que le
proporcionan una apariencia de eterna adolescente o niña prodigio de concurso
de belleza, a lo Little Miss Sunshine.
Últimamente,
sin embargo, me ha llamado la atención dos titulares que se refieren a su
persona. El primero, publicado en el diario Levante del 14 de abril, a
propósito de los gastos de viajes y representación en su gestión como directora
del Palau:
La presidenta del Palau de la
Música acumula 23.903 euros en comidas y 40.873 euros en viajes durante la
legislatura
MÓNICA ROS | VALENCIA Hoteles de cinco estrellas a 500 euros la noche, estancias de cuatro días
durante los diferentes «puentes»...
En el desarrollo de la noticia,
que no está disponible en la web para los no suscriptores, se detallan las
cuentas, en las que destacan los altos precios pagados por billetes de avión
(ida y vuelta a Bilbao por más de 1.000 euros) y habitaciones de hotel por
cifras siempre superiores a 500 euros por habitación y noche, en ciudades de
precios modestos como pueden ser Bolonia, Bilbao o Madrid.
También están
expuestas las razones alegadas por la Directora, que, en esencia, son: la poca
antelación a la hora de comprar los billetes de avión, debido a lo complicado
de su agenda, y la necesidad de alojarse en lugares que le permitan alternar al
nivel requerido que propicie el contacto con el mundo de las figuras de la
música.
La segunda noticia que afecta a
su persona es la inefable nota con la que, a través de Facebook, se despide de
¿sus contactos? Como Concejala de ¡Cultura! del Ayuntamiento.
La nota, corregida por una
profesora de Lengua Española, ha sido publicada en prensa y se ha extendido por
la red como las malas hierbas porque no tiene desperdicio. La puntuación (uso
de las comas, puntos suspensivos…) es absolutamente caprichosa y anárquica, las
faltas gramaticales (morfología y sintaxis) son la norma, y no la excepción, en
un texto de estilo infame y de lectura, por momentos difícil, cuando no
imposible. Y todo esto, proveniente de la regidora de… ¡cultura!
Así está el país: la Concejala
de Cultura del Ayuntamiento de la tercera ciudad de España y Directora de uno
de los principales auditorios del país
escribe de manera que haría sonrojar a un estudiante de bachillerato, su jefa
en el Consistorio, un par de meses antes, había ridiculizado la lengua
autóctona de su misma ciudad y país -al tiempo que a sí misma- en una
esperpéntica alocución en la que demostró ignorar los rudimentos de la lengua.
Otra alcaldesa, ésta de la primera ciudad de España, había embestido contra la lengua inglesa en una divertida intervención en un foro internacional pidiendo
las Olimpiadas para Madrid…
Y todo esto ocurre mientras esta misma semana leo
en Las Provincias que ciertas empresas exportadoras y que trabajan en el ámbito
internacional, como Ford (pero no sólo), se lamentan de no encontrar en la Comunidad
un perfil de trabajador muy buscado: ingeniero o similar que además de inglés
hable alemán y/o checo, ruso…No lo detallaba la noticia pero imagino que además
de hablar todas esas lenguas, lo que buscan nuestros sagaces empresarios es
que, además sepan trabajar en equipo, tengan iniciativa y capacidad de liderazgo,
estén dispuestos a viajar, a cambiar de ciudad y a hacer todo esto por 1.000 euros
al mes, al tiempo que deberán ser capaces de escribir un texto (sencillo) correctamente en
su propia lengua.
Román Rubio
@roman_rubio
Abril 2015
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