sábado, 5 de diciembre de 2015

BLACK FRIDAY

BLACK FRIDAY



Con el otoño viene el fresco, el acortamiento del día, la caída de las hojas, las setas y las naranjas y desde hace unos años Halloween que acabó con nuestros días de difuntos y con Don Juan Tenorio; Black Friday y Cyber Monday que han introducido unas nuevas y bienvenidas rebajas prenavideñas y pronto, supongo que acabaremos comiéndonos un pavo el día anterior al Black Friday para celebrar el día de acción de gracias, o Thanksgiving Day como sospecho que preferiremos llamarle. Todo esto está muy bien, lo que pasa es que usamos palabras inglesas, que tienen unas propiedades fonéticas alienas a nuestro sistema, lo que causa situaciones chocantes y hasta cómicas. La variedad de distintas que he oído para designar al Black Friday ha sido innumerable. La más peculiar la escuché en el agradable programa de Pepa Fernández en RNE. En un mercadillo de un lugar indeterminado de España, un tipo había plantado un cartel en su puesto que ponía: BLAS FRAILE. REBAJAS




La tarjeta SIN (SIM) es, en sus siglas en inglés, el módulo de identificación de abonado y consiste en una tarjeta electrónica que metemos dentro del teléfono móvil y sirve a la compañía telefónica para darnos los servicios contratados y facturar en consecuencia y el islán (islam) es una religión monoteísta que geográficamente se extiende desde Lanzarote a Papúa y más allá, parte de sus practicantes gustan de vestirse con extravagantes y conspicuas túnicas y turbantes y siguen los dictados de su libro sagrado llamado Corán. ¿Y a qué vienen estas obviedades? Vienen a la aparente incapacidad que parecen tener muchos españoles a pronunciar correctamente las palabras terminadas en el sonido /m/. En concreto, ambas palabras, en su particular dicción las escuché en el telediario de hace unos días y ambas a representantes de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. En el caso de la tarjeta SIN (SIM) a una Policía Nacional (¿portavoz?) hablando de los robos de teléfonos móviles y en el caso del islán (islam) a todo un Coronel de nuestro glorioso ejército. De verdad, ¿es tan difícil pronunciar el sonido nasal sonoro /m/ al final de una palabra? No lo creo, pues aunque podemos convenir en que no es un sonido corriente en español (sólo hay 110 palabras con estas características), muchas son tan comunes y de  uso tan frecuente como currículum,  ítem, film, ídem, álbum, kilim, módem, tótem, fórum, réquiem, Amsterdam… con lo que ya deberíamos estar acostumbrados, como deberíamos habernos acostumbrado ya a pronunciar Madrid en vez de Madrí o Madrit (como dicen muchos catalanes y valencianos)


En ese mismo telediario apareció, como siempre de soslayo,  el ínclito, el desternillantemente gracioso (según Bertín), el huidizo y sangre tibia de nuestro Presidente del Gobierno señor Rajoy, hombre instruido, de familia de juristas, opositor exitoso de la oposición a Registro y todo lo que se puede ser en política. No habla mal el hombre la única lengua en la que parece que es capaz de expresarse: el castellano. Pues bien, cuando se refiere a Europa la llama Uropa. Una y otra vez: Uropa por aquí y Uropa por allá. De nuevo, el diptongo eu no es muy natural en el sistema fónico español, pero algunas palabras son tan usadas como el nombre  de nuestra mismísima moneda: el euro, cuya acumulación, algunos comilitones de Rajoy lo ejercen con euforia. Tenemos otras bastante comunes, como euskera, aunque entendemos que por filiación nuestro prócer prefiera decir vascuence, eutanasia (anatema entre los suyos) y eunuco (me reservo la opinión). En mi pueblo, en tiempos de Maricastaña, había un hombre que se llamaba Eugenio y no como ahora que se llaman todos Marc, Iker o Asier. Pues bien, para muchos paisanos era el Tiugenio (el Tío Eugenio); aunque claro, se trataba de gente con poca o ninguna instrucción, pero en un señor registrador de Pontevedra que además es Presidente del Gobierno…

El uso de palabras y expresiones inglesas, por comunes que estas sean, causan problemas de comprensión al usarla intercaladas en el español y se convierten en elementos de confusión para el oyente (especialmente por personas que usan la lengua inglesa). En ese mismo telediario –parece que sea el único que he visto en una buena temporada-, la presentadora se refirió a un concurso, exhibición o algo similar de fotografía en el que el tema era “Wild Life” (vida natural o salvaje). Entendí el tema a la tercera vez que la locutora lo nombró y esto fue porque se empeñó en pronunciarlo waillaif, como si se tratara de una sola palabra en vez de pronunciar waild laif (dos palabras). Lo mismo me ocurre con la expresión low cost,  -loucost para algunos- en vez de lou cost (dos palabras).

Hoy, el wasáp (whatsapp) está sustituyendo al popular pósit (post it) que no es sino ese papelito en que garabateamos una nota y se la pegamos en la mesa al compañero de trabajo anunciándole una tarea urgente o a nuestro hijo para que tienda la ropa y que estaría muy bien que pronunciásemos post-it haciendo referencia a post (correo) –con t al final- en vez del común pósit que me recuerda al desaparecido pósito que era como se denominaba a aquellos recursos municipales de grano que se almacenaba en los años buenos para facilitar la subsistencia de los necesitados en los años difíciles, una especie de política contracíclica que no nos habría venido mal llevarla a cabo en vez del derroche de autopistas, aeropuertos y AVE, mucho AVE (César).

Román Rubio
@roman_rubio
Diciembre 2015 

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