BLACK FRIDAY
Con el otoño
viene el fresco, el acortamiento del día, la caída de las hojas, las setas y
las naranjas y desde hace unos años Halloween
que acabó con nuestros días de difuntos y con Don Juan Tenorio; Black Friday y Cyber Monday que han introducido unas nuevas y bienvenidas rebajas
prenavideñas y pronto, supongo que acabaremos comiéndonos un pavo el día
anterior al Black Friday para
celebrar el día de acción de gracias, o Thanksgiving
Day como sospecho que preferiremos llamarle. Todo esto está muy bien, lo
que pasa es que usamos palabras inglesas, que tienen unas propiedades fonéticas
alienas a nuestro sistema, lo que causa situaciones chocantes y hasta cómicas.
La variedad de distintas que he oído para designar al Black Friday ha sido
innumerable. La más peculiar la escuché en el agradable programa de Pepa
Fernández en RNE. En un mercadillo de un lugar indeterminado de España, un tipo
había plantado un cartel en su puesto que ponía: BLAS FRAILE. REBAJAS
La tarjeta SIN (SIM) es, en sus siglas en inglés,
el módulo de identificación de abonado y consiste en una tarjeta electrónica
que metemos dentro del teléfono móvil y sirve a la compañía telefónica para
darnos los servicios contratados y facturar en consecuencia y el islán (islam) es una religión monoteísta
que geográficamente se extiende desde Lanzarote a Papúa y más allá, parte de
sus practicantes gustan de vestirse con extravagantes y conspicuas túnicas y turbantes
y siguen los dictados de su libro sagrado llamado Corán. ¿Y a qué vienen estas
obviedades? Vienen a la aparente incapacidad que parecen tener muchos españoles
a pronunciar correctamente las palabras terminadas en el sonido /m/. En
concreto, ambas palabras, en su particular dicción las escuché en el telediario
de hace unos días y ambas a representantes de fuerzas y cuerpos de seguridad
del Estado. En el caso de la tarjeta SIN
(SIM) a una Policía Nacional (¿portavoz?) hablando de los robos de teléfonos
móviles y en el caso del islán
(islam) a todo un Coronel de nuestro glorioso ejército. De verdad, ¿es tan
difícil pronunciar el sonido nasal sonoro /m/ al final de una palabra? No lo
creo, pues aunque podemos convenir en que no es un sonido corriente en español
(sólo hay 110 palabras con estas características), muchas son tan comunes y
de uso tan frecuente como currículum, ítem, film, ídem, álbum, kilim, módem, tótem,
fórum, réquiem, Amsterdam… con lo que ya deberíamos estar acostumbrados, como
deberíamos habernos acostumbrado ya a pronunciar Madrid en vez de Madrí o Madrit (como dicen muchos catalanes y valencianos)
En ese mismo
telediario apareció, como siempre de soslayo, el ínclito, el desternillantemente gracioso
(según Bertín), el huidizo y sangre tibia de nuestro Presidente del Gobierno
señor Rajoy, hombre instruido, de familia de juristas, opositor exitoso de la
oposición a Registro y todo lo que se puede ser en política. No habla mal el
hombre la única lengua en la que parece que es capaz de expresarse: el
castellano. Pues bien, cuando se refiere a Europa la llama Uropa. Una y otra vez: Uropa
por aquí y Uropa por allá. De nuevo,
el diptongo eu no es muy natural en
el sistema fónico español, pero algunas palabras son tan usadas como el nombre de nuestra mismísima moneda: el euro, cuya acumulación, algunos
comilitones de Rajoy lo ejercen con
euforia. Tenemos otras bastante comunes, como euskera, aunque entendemos que por filiación nuestro prócer
prefiera decir vascuence, eutanasia
(anatema entre los suyos) y eunuco
(me reservo la opinión). En mi pueblo, en tiempos de Maricastaña, había un
hombre que se llamaba Eugenio y no como ahora que se llaman todos Marc, Iker o
Asier. Pues bien, para muchos paisanos era el Tiugenio (el Tío Eugenio); aunque claro, se trataba de gente con poca
o ninguna instrucción, pero en un señor registrador de Pontevedra que además es
Presidente del Gobierno…
El uso de
palabras y expresiones inglesas, por comunes que estas sean, causan problemas
de comprensión al usarla intercaladas en el español y se convierten en
elementos de confusión para el oyente (especialmente por personas que usan la
lengua inglesa). En ese mismo telediario –parece que sea el único que he visto
en una buena temporada-, la presentadora se refirió a un concurso, exhibición o
algo similar de fotografía en el que el tema era “Wild Life” (vida natural o
salvaje). Entendí el tema a la tercera vez que la locutora lo nombró y esto fue
porque se empeñó en pronunciarlo waillaif,
como si se tratara de una sola palabra en vez de pronunciar waild laif (dos palabras). Lo mismo me
ocurre con la expresión low cost, -loucost para algunos- en vez de lou cost (dos palabras).
Hoy, el wasáp (whatsapp) está sustituyendo al
popular pósit (post it) que no es
sino ese papelito en que garabateamos una nota y se la pegamos en la mesa al
compañero de trabajo anunciándole una tarea urgente o a nuestro hijo para que
tienda la ropa y que estaría muy bien que pronunciásemos post-it haciendo referencia a post (correo) –con t al final- en vez
del común pósit que me recuerda al
desaparecido pósito que era como se denominaba a aquellos recursos municipales
de grano que se almacenaba en los años buenos para facilitar la subsistencia de
los necesitados en los años difíciles, una especie de política contracíclica
que no nos habría venido mal llevarla a cabo en vez del derroche de autopistas,
aeropuertos y AVE, mucho AVE (César).
Román Rubio
@roman_rubio
Diciembre 2015
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