MASSIEL, EL
TRÍO LALALÁ Y EL FUGITIVO
En los
círculos del PP, al trío formado por Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Iglesias (Podemos) y Albert
Rivera (Ciudadanos) le llaman con ironía, algo de soberbia y unas gotitas de
desprecio, el trío Lalalá; bueno, tras el debate que vimos en la tele la noche
del lunes habrán dejado de hacerlo, pues la concurrencia de Massiel Sáez de
Santamaría y, sobre todo, la ausencia de Richard Kimble (El Fugitivo) –de
vacaciones en Doñana- habrán cortado de raíz las ganas de ironías, aunque en un
partido con tipos tan pintorescos como Hernando, Floriano, Cospedal, Barberá,
Aznar… nunca se sabe qué misteriosos caminos puede tomar la ironía.
Lo cierto es
que por primera vez en un debate de esta naturaleza el protagonista ha sido… un
ausente, que por lo visto se dijo a sí mismo aquello de: “Más vale ser un
cobarde un minuto (bueno, unas dos o tres horas que duró el evento) que un muerto el resto de tu vida”. Lo cierto es
que no se trata de un minuto, ni de una o tres horas. Se trata de que cuando
hay un referéndum en Cataluña Rajoy desaparece, cuando hay elecciones
plebiscitarias también, rehúye las ruedas de prensa y toda situación que
conlleve algo de riesgo. Rajoy es esquivo, receloso y evasivo. Es medroso,
tímido, temeroso, pusilánime, atemorizado, apocado, acoquinado, acojonado,
achantado, encogido, irresoluto, amilanado, gallina, cagón y cagueta, que no
son sino sinónimos que de la palabra “cobarde”. O si lo prefieren, lo contrario
de animoso, arriesgado, audaz, bizarro, bragado, corajudo, valiente y varonil
que responderían a los del tipo “valiente”. Y por eso, por todo ello, ha sido
objeto de mofa en las redes sociales este martes de diciembre.
Los demás
arriesgaron y como todo el que arriesga gana y pierde. Pedro Sánchez vio como
Iglesias, en su afán por hurtarle votantes desengañados, le comía el terreno en plan paternalista dejando
ver que tenía poco poder en un partido con viejos vicios. A Albert se le vio
inquieto, nervioso y como con ganas de decir más de lo que el tiempo y la
ocasión le permitían, Pablo Iglesias –el campeón, según muchos- se lió con la
invención de una consultora, la “House
Water Watch Cooper”y con un inexistente referéndum de pertenencia a España en
Andalucía. Además, atribuyó a Churchill (cómo no) una cita sobre la perfidia de
los números que al parecer éste nunca dijo; ¡ay que ver la cantidad de citas
falsas que se le atribuyen a Churchill! La Vicepresidenta aguantó el chaparrón,
recitó su martingala desde varios ángulos y arriesgó lo que debía de haber
arriesgado otro. ¡Ah, por cierto!, alguien, quizás Albert Rivera, o quizás
Iglesias debería decirle a la Vicepresidenta que el nombre del muy nombrado Mas
(Artur), catalán él, se pronuncia Artúr (perdón por la tilde) y no Ártur, como
se pronunciaría si fuera un inglés desafortunado que hubiera perdido la “h” en
el proceloso camino a la independencia. Son esos pequeños detalles que una
vicepresidenta de España y, como ella mismo dice, también de Cataluña, no
debería pasar por alto ni despreciar. Los catalanes (entre otras cosas) están
hartos de que esto ocurra.
Se dice que La
presencia de Mariano habría sido peor. Podrían tener razón. Dicen que por la
edad. Que hubiese quedado fuera de lugar dada la diferencia de edad que le separa
de los otros contendientes. Niego la mayor. No es la edad, es la antigüedad, el
anacronismo, el olor a neftalina, la vetustez, el arcaísmo y la obsolescencia
lo que habría hecho su presencia en el debate un anacronismo. ¿O es qué se
habría dicho lo mismo de la presencia en el debate de un Sandro Pertini
(Presidente de la República italiana), Tierno Galván, Losé Mújica (Presidente
de Uruguay) o la mismísima Manuela Carmena, venerables ancianos todos ellos?
No, no es la edad. Es la dignidad que los años dan o quitan, depende. Rajoy, me
temo, ya habría sido viejo a los treinta años para debatir con los que tenía
que debatir. Como su amigo Bertín, pero al revés. Bertín era joven y
desenfadado a los treinta y lo sigue siendo a los sesenta. Fachita él, pero
juvenil. Nobody is perfect.
Román Rubio
@roman_rubio
Diciembre 2015
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