jueves, 10 de diciembre de 2015

SAN SUITUNO DE WINCHESTER

SAN SUITUNO DE WINCHESTER




Apuesto a que no saben que hay un santo que se llama así: San Suituno; pues lo hay. El 15 de Julio se celebra en Inglaterra, en Winchester de manera especial, el día de St. Swithun (San Suituno de Winchester–que Dios le perdone por el nombre-). El santo sajón, obispo de la ciudad allá por los años 850 era célebre por su austeridad (como Cañizares) y amor a los pobres. Fundó muchas iglesias que visitaba siempre caminando. Dejó instrucciones para, tras su muerte, ser enterrado al aire libre, en lugar “pisable” y expuesto a la lluvia. Sus voluntades fueron atendidas hasta que en  971 se decidió darle una sepultura más acorde con su rango de obispo y santo y su cuerpo (o lo que iba quedando) fue trasladado al interior de la catedral. El día del traslado (15 de Julio) cayó un inmisericorde aguacero, preludio de un húmedo y frío verano que se consideró una represalia del santo por haberse incumplido su última voluntad. Esto dio origen a las populares rimas de:

Estatua del santo en la catedral de Stavanger

St Swithun’s day if thou dost rain/ For forty days it will remain…
O a esta otra:
If on St. Swithun’s day it really pours/ you’re better off to stay indoors

Ambas haciendo referencia al hecho de que el día 15 de junio marca el tiempo que hará los siguientes cuarenta días del legendariamente caprichoso verano inglés. No es nada original: los franceses tienen a su Saint Medard (8 de Junio), Saint Gervase y Saint Protais (19 de Junio) y los alemanes a sus Siete Durmientes de Efeso (27 de Junio) a quienes atribuyen la condición de señalar el tiempo que va a hacer durante el verano de la misma manera que los suecos creen que un San Andrés (30 de Noviembre) suave y cálido traen unas navidades de fuertes fríos y hielos y viceversa.
Para ser santos, además de buenos hay que hacer milagros. Está en los estatutos. El milagro que dio fama a St Swithun fue el de recomponer una cesta de huevos que transportaba una buena mujer y que fueron rotos por la maledicencia de alguien causando la penuria de la campesina. Paradójicamente, el cuerpo del santo, en su segundo enterramiento, fue desmembrado: la cabeza fue a parar a Canterbury, uno de sus brazos a Peterborugh y otras reliquias a otros lugares, entre ellos a Stavanger (Noruega)  que tiene dedicada al santo su catedral, lo que no deja de ser irónico: que alguien capaz de recomponer un huevo roto (o una cesta entera) no sea capaz de mantener unido su propio cuerpo. Así son las cosas de los santos.

El huevo roto ha sido un símbolo de lo que se ha malogrado definitivamente, de lo que ya no tiene remedio, si exceptuamos la concurrencia del santo  obispo sajón, dando lugar al que quizás sea el acertijo más famoso de la lengua inglesa:
Humpty Dumpty sat on the wall/ Humpty Dumpty, had a great fall
All the king’s horses and all the king’s men/ couldn’t put Humpty together again

 
El huevo antropomórfico (Humpty Dumpty) cae de la valla y se rompe, de modo que ni todos los caballos y hombres del rey son capaces de recomponerle. La rima es tan conocida en el mundo de habla inglesa que la alusión a “todos los caballos y hombres del rey” son símbolo de la futilidad de los medios ante lo que es irremediable, como la muerte, tanto en Alicia a través del espejo como en otras innumerables referencias artísticas y literarias. Incluso en  All the President’s Men, el libro de Carl Berstein y Bob Woowards sobre el caso Watergate convertido en película protagonizada por Robert Redford y Dustin Hoffman;  el título juega con la analogía y el simbolismo clásico para significar que una vez filtrada la información ya nada podrá hacerse. El huevo está roto.

Nosotros, los valencianos (Nosaltres, els valencians) tenemos a nuestro particular santo milagrero: San Vicente Ferrer, también devoto y auxilio de los pobres pero con milagros mucho más sonados que la recomposición de unos simples huevos. Entre los muchos milagros y proezas que hizo el santo valenciano, voy a destacar tres.



El Miracle del Mocadoret.- Lo más destacable de este insulso milagrito que no voy a relatar es el nombre: “el milagro del pañuelito”. La ciudad ha dedicado una placita al noble evento en la parte antigua, junto a la Plaza de la Virgen con el nombre de Plaça del Miracle del Mocadoret en la que, curiosamente, vivió unos años de su infancia José Martí, poeta y Libertador de Cuba.

Milagro del albañil.- Presenciando el santo la caída de un albañil del andamio, mandó detener la caída con un gesto. El hombre quedó felizmente suspendido en el aire hasta que fue ayudado a tomar tierra de manera reposada y no traumática. Imbatible.

Milagro del niño cocinado.- Encontrándose el santo predicador en Morella, tierra de Ximo Puig (aunque éste no tenga nada que ver con el suceso), fue invitado a comer en casa de unos locales. Pobres como eran no tenían nada que ofrecer al santo (lo que me hace pensar en primer lugar qué clase de tipos invitan a comer a alguien si tienen la despensa vacía). La mujer de la casa, ante tan difícil coyuntura decidió cocinar a su propio y tierno hijo. Al enterarse el santo de la proveniencia del apetecible asado, como cualquier persona con poderes y con sentido común, recompuso y dio felizmente vida al muchacho que se alzó alegremente de la cazuela. No me consta qué es lo que finalmente cenaron pero habría venido bien que pasara por allí el carnero de Abraham.

De los más de 860 prodigios y milagros que se alegaron en el Proceso de Canonización del santo valenciano el más peculiar es quizás el de su “don de lenguas”, Hablando siempre en su lengua natal (valenciano) era perfectamente entendido por castellanos, franceses, vascos, piamonteses, lombardos… ¡Xe, tú; un fenómeno!

Román Rubio
@roman_rubio
Diciembre 2015 













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