martes, 23 de octubre de 2018

GHOSTWRITER


GHOSTWRITER




¿Que no saben quién es Aitana Ocaña? Yo tampoco lo sabía hasta que me enteré que había presentado un libro titulado La tinta de mis ojos (Alfaguara) en la Fnac de Callao, en Madrid, y que se está vendiendo, al parecer, muy, pero que muy bien. El hecho de que uno no la conociera no quiere decir, en absoluto, que la mujer (la joven, más bien, si nos atenemos a su edad, puesto que ronda la veintena) no sea famosa. Había participado en una edición reciente de Operación Triunfo. Y ya se sabe: no hay famoso que no escriba un libro. O más bien, no hay famoso a quien no le escriban uno.

En el caso de la joven, no hay duda de que se lo escribió otra persona. En su presentación confesó, sin dar nombres, que había contado con la ayuda de una “coach literaria” (pronúnciese couch,   /ˈkəʊtʃ/), ya que según ella “nunca he hecho un libro en mi vida, yo no escribo, no sé cómo hacerlo. Siempre he tenido faltas de ortografía y nunca me he sabido expresar muy bien”. Bravo, por lo menos es sincera. Lo que no impide que a su corta edad ya tenga un libro de memorias en el mercado. Eso es aprovechar el tiempo. Si a los veinte años ya has publicado (que no escrito) un libro de memorias, ¿qué no habrás conseguido al final de una larga y exitosa vida artístico-laboral? Ni imaginármelo puedo.

Me encanta lo de “coach literaria” para referirse a quien te escribió el libro, aunque las vidas (y las memorias) dan lo que dan, y a tenor de la crítica de la obra, lo de la chica —de momento— da para poco. Según la periodista Lorena G. Maldonado: “Malas noticias para la literatura: Aitana publica un libro escrito por una ‘negra’ literaria, con 15 ilustraciones y poesía de baratillo”. De lo que se infieren dos cosas: que lo único que aportó al libro Aitana fueron las ilustraciones y los poemillas y que la ‘negra’ literaria no era la periodista que hizo la crítica.

El español tiene un problema para designar a la persona que escribe un libro por encargo de otra. Siempre se le ha llamado “negro”, lo que es improcedente: en primer lugar, porque el rol es ejercido hoy en día mayoritariamente por mujeres (habría que usar, pues, “negra”), y en segundo lugar porque lo de “negro” puede resultar ofensivo a muchos, además de inexacto. En inglés se usa la palabra ghostwriter (escritor fantasma) para designar a la persona, lo que daba título a la buena novela de Richard Harris sobre el incierto presente y turbio pasado de un reconocible Toni Blair, que llevó al cine magistralmente Roman Polanski con el nombre en español de El escritor.

Muchas celebridades han usado un “negro/negra” para sacar a la luz sus cortas o largas memorias: Ana Rosa Quintana, David Bisbal y, de manera significativa, Victoria Beckham. En 2007 publicó su libro That Extra Half an Inch: Hair, Heels and Everythig in Between (Penguin), escrito por la periodista Hadley Freeman (tal y como ella misma confesó años después en un artículo en The Guardian). No he leído el libro; dudo que lea alguna vez un libro de o sobre Victoria Beckham, pero hay que reconocer que el título es genial: Esa media pulgada extra: pelo, tacones y todo lo que hay en medio. ¿Quién de las dos sería la autora de título tan desvelador? Me pregunto.

Ahora bien, hay personajes famosos que, habiendo publicado sus memorias o no, han conseguido ponerles un título de manera brillante. Es como si toda su vida hubiese girado, de manera voluntaria o no, en torno al título de su libro de memorias. Fuera del alcance de especialistas en marketing, coaches literarios y otros gurús de la comunicación. Les propongo un juego: yo les digo el título del libro y ustedes adivinan el personaje, ¿de acuerdo?

¡Españoles! Franco… ha muerto.
Hilillos de plastilina.
¡Yo, por mi hija, mato!
¡Si me queréis, irse!
Un finiquito en diferido.
A Relaxing Cup of Café con Leche
 El caloret.


Román Rubio
Octubre 2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario