DIOS SALVE AL REY
El Ayuntamiento de Barcelona
acaba de pedir la abolición de la monarquía, a iniciativa de la CUP y con los
votos de Barcelona en Comú y, por supuesto, ERC y PDeCat. Bien. Cada cual tiene
derecho a expresar su preferencia por la manera de regirse, gobernarse y
administrarse, y la monarquía, hoy, está cuestionada desde el ámbito
territorial y el de la izquierda. Correcto. Pero, lo que ya no veo tan claro
son los argumentos para el repudio. Veamos: el ayuntamiento barcelonés alega dos
motivos fundamentales. El primero es el del papel que el rey (la institución
monárquica) jugó durante el “conflicto catalán”, refiriéndose claramente al
famoso discurso (que yo no escuché) y en el que se alineó claramente en una
posición de defensa de la Constitución —(el hecho de que un jefe del Estado sea
rey, presidente o caudillo no lo haga es algo que no me cabe en la cabeza, pero
¡en fin!)—. ¿Fue el infausto discurso lo que abrió la brecha entre la monarquía
y el pueblo catalán? Desde luego, no es lo que todos apreciábamos en las
broncas con que la afición barcelonista acogía al monarca cada vez que le daba
la Copa del Rey al Barça (por ejemplo).
En segundo lugar, la repudia del
consistorio al monarca “reafirma el compromiso con los valores republicanos y
apuesta por la abolición de una institución caduca y antidemocrática como la monarquía”.
De acuerdo con la primera parte —la del compromiso con los “valores
republicanos” (signifique eso lo que signifique)— pero ¿por qué hay que dar por
supuesta la obsolescencia y la antidemocracia de la institución monárquica? Es
cierto que en el plano racional tiene difícil defensa la monarquía, pero ¿y en
el pragmático o funcional? Veamos:
El Índice de Democracia
(Democracy Index) es una clasificación hecha por la Unidad de Inteligencia de The Economist para determinar el rango
de democracia de 167 países. Para ello se analizan 60 indicadores agrupados en
cinco categorías: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles,
funcionamiento del gobierno, participación política y cultura política. Con el análisis
de estas variables, agrupan a los países en: países con democracia plena, países
con democracia imperfecta, países con regímenes híbridos y países con regímenes
autoritarios. Pues, bien: España (esa entelequia tan denostada hoy) está en el
primer grupo, por encima de otras (repúblicas) como Francia, Italia o los EEUU.
¿Quieren saber cuál es el ránking de los diez países con mayor calidad
democrática y sus puntuaciones?
Noruega (9.87), Islandia (9.58),
Suecia (9.39), Nueva Zelanda (9.26), Dinamarca (9.22), Canadá/Irlanda (9.15),
Australia (9.09), Suiza/Finlandia (9.03).
Era previsible, ¿verdad? ¿A que
no les llama en absoluto la atención? Pues bien: Noruega (1º), Suecia (3º) y Dinamarca
(5º) son monarquías parlamentarias, mientras Islandia, Irlanda, Suiza y
Finlandia son repúblicas. ¿Y Nueva Zelanda, Canadá y Australia? Pues, aunque sea
de manera remota y algo simbólica, aceptan gustosos a Su Caduca y
Antidemocrática Graciosa y Sosa Majestad, figurando en sus constituciones el
estatus de monarquías parlamentarias. En serio: seis de los diez países más
democráticos y transparentes del mundo son monarquías parlamentarias, a pesar
de la opinión del consistorio barcelonés.
¿Y los 10 puestos siguientes que
completan los 19 países de democracia plena? Pues son:
Países Bajos (8.89), Luxemburgo
(8.81), Alemania (8.61), Reino Unido (8.53), Austria (8.42), Mauricio (8.22),
Malta (8.15), Uruguay (8.12) y España (8.08).
Pue sí; Países Bajos, Reino Unido
y Luxemburgo también son monarquías parlamentarias. Y España se sitúa entre los
20 primeros; por delante de las repúblicas de EEUU e Italia (7.98), Francia (7.80)
y la mismísima Bélgica —país en el que, por cierto, se encuentra Waterloo—
(7.78).
Es evidente que el hecho de ser
monarquía o república no afecta a la calidad democrática del país. Noruega,
Suecia y Dinamarca son monarquías. Islandia, Finlandia y Suiza son repúblicas.
Reino Unido y Países bajos son monarquías; Alemania y Francia repúblicas. Arabia
Saudita es una monarquía y Japón también. Suiza es una república, como también
lo son Cuba y Venezuela. Y en el último lugar del ránking democrático (según la
clasificación de The Economist) se
encuentra Corea del Norte, que se hace llamar república pero que de facto está
en manos de una dinastía.
¿No les gusta el Rey de España? Pues,
muy bien, abajo con él, no seré yo quien se juegue su reputación, vida y
hacienda en su defensa, pero no lo vistan con argumentos tramposillos y falaces.
La monarquía tiene sus inconvenientes, pero también sus ventajas. Es algo
absurda, pero te protege de berlusconis, trumps pujoles y gentes así. Y no
invitan a tomar “a relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor” en sus
discursos. Tienen más clase.
Román Rubio
Octubre 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario