sábado, 27 de octubre de 2018

DIOS SALVE AL REY



DIOS SALVE AL REY

El Ayuntamiento de Barcelona acaba de pedir la abolición de la monarquía, a iniciativa de la CUP y con los votos de Barcelona en Comú y, por supuesto, ERC y PDeCat. Bien. Cada cual tiene derecho a expresar su preferencia por la manera de regirse, gobernarse y administrarse, y la monarquía, hoy, está cuestionada desde el ámbito territorial y el de la izquierda. Correcto. Pero, lo que ya no veo tan claro son los argumentos para el repudio. Veamos: el ayuntamiento barcelonés alega dos motivos fundamentales. El primero es el del papel que el rey (la institución monárquica) jugó durante el “conflicto catalán”, refiriéndose claramente al famoso discurso (que yo no escuché) y en el que se alineó claramente en una posición de defensa de la Constitución —(el hecho de que un jefe del Estado sea rey, presidente o caudillo no lo haga es algo que no me cabe en la cabeza, pero ¡en fin!)—. ¿Fue el infausto discurso lo que abrió la brecha entre la monarquía y el pueblo catalán? Desde luego, no es lo que todos apreciábamos en las broncas con que la afición barcelonista acogía al monarca cada vez que le daba la Copa del Rey al Barça (por ejemplo).

En segundo lugar, la repudia del consistorio al monarca “reafirma el compromiso con los valores republicanos y apuesta por la abolición de una institución caduca y antidemocrática como la monarquía”. De acuerdo con la primera parte —la del compromiso con los “valores republicanos” (signifique eso lo que signifique)— pero ¿por qué hay que dar por supuesta la obsolescencia y la antidemocracia de la institución monárquica? Es cierto que en el plano racional tiene difícil defensa la monarquía, pero ¿y en el pragmático o funcional? Veamos:


El Índice de Democracia (Democracy Index) es una clasificación hecha por la Unidad de Inteligencia de The Economist para determinar el rango de democracia de 167 países. Para ello se analizan 60 indicadores agrupados en cinco categorías: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación política y cultura política. Con el análisis de estas variables, agrupan a los países en: países con democracia plena, países con democracia imperfecta, países con regímenes híbridos y países con regímenes autoritarios. Pues, bien: España (esa entelequia tan denostada hoy) está en el primer grupo, por encima de otras (repúblicas) como Francia, Italia o los EEUU. ¿Quieren saber cuál es el ránking de los diez países con mayor calidad democrática y sus puntuaciones?
Noruega (9.87), Islandia (9.58), Suecia (9.39), Nueva Zelanda (9.26), Dinamarca (9.22), Canadá/Irlanda (9.15), Australia (9.09), Suiza/Finlandia (9.03).
Era previsible, ¿verdad? ¿A que no les llama en absoluto la atención? Pues bien: Noruega (1º), Suecia (3º) y Dinamarca (5º) son monarquías parlamentarias, mientras Islandia, Irlanda, Suiza y Finlandia son repúblicas. ¿Y Nueva Zelanda, Canadá y Australia? Pues, aunque sea de manera remota y algo simbólica, aceptan gustosos a Su Caduca y Antidemocrática Graciosa y Sosa Majestad, figurando en sus constituciones el estatus de monarquías parlamentarias. En serio: seis de los diez países más democráticos y transparentes del mundo son monarquías parlamentarias, a pesar de la opinión del consistorio barcelonés.
¿Y los 10 puestos siguientes que completan los 19 países de democracia plena? Pues son:
Países Bajos (8.89), Luxemburgo (8.81), Alemania (8.61), Reino Unido (8.53), Austria (8.42), Mauricio (8.22), Malta (8.15), Uruguay (8.12) y España (8.08).
Pue sí; Países Bajos, Reino Unido y Luxemburgo también son monarquías parlamentarias. Y España se sitúa entre los 20 primeros; por delante de las repúblicas de EEUU e Italia (7.98), Francia (7.80) y la mismísima Bélgica —país en el que, por cierto, se encuentra Waterloo— (7.78).

Es evidente que el hecho de ser monarquía o república no afecta a la calidad democrática del país. Noruega, Suecia y Dinamarca son monarquías. Islandia, Finlandia y Suiza son repúblicas. Reino Unido y Países bajos son monarquías; Alemania y Francia repúblicas. Arabia Saudita es una monarquía y Japón también. Suiza es una república, como también lo son Cuba y Venezuela. Y en el último lugar del ránking democrático (según la clasificación de The Economist) se encuentra Corea del Norte, que se hace llamar república pero que de facto está en manos de una dinastía.
¿No les gusta el Rey de España? Pues, muy bien, abajo con él, no seré yo quien se juegue su reputación, vida y hacienda en su defensa, pero no lo vistan con argumentos tramposillos y falaces. La monarquía tiene sus inconvenientes, pero también sus ventajas. Es algo absurda, pero te protege de berlusconis, trumps pujoles y gentes así. Y no invitan a tomar “a relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor” en sus discursos. Tienen más clase.


Román Rubio
Octubre 2018

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