ESPANYA
No hace mucho leí en La Vanguardia el artículo Las dos pasiones de Manuel Azaña,
firmado por Juan José López Burniol, notario, profesor de Derecho y
vicepresidente de la Fundación La Caixa,
en la que señalaba que de las dos pasiones del presidente Azaña, “La
República y España”, parece que la primera, la de la República sigue alentando
filias en ciertos círculos ideológicos y políticos, en tanto que la segunda, la
de España, es “desdeñada en los días que
corren como cosa de fascistas y gentes de mal jaez”.
El articulista continúa diciendo: “…siendo hoy España no solo “la que no tiene
nombre, la que a nadie le interesa”, sino la rechazada y escarnecida,…”.
Ese mismo día, un amigo, atento siempre a los
asuntos que sabe o intuye que me puedan interesar, me envió una guía
intercultural de la Universidad Politècnica de Catalunya, de diciembre de 2018,
que con el título UN MON DIVERS trata de aleccionar y aconsejar a los miembros
de la comunidad universitaria en la diversidad de usos y costumbres en los
distintos países y culturas: en la mesa, en el transporte, la higiene o la
política de becas y horarios escolares, entre otros escenarios. Como es
natural, en la guía es muy frecuente la comparación de cómo hacemos las cosas
aquí y como las hacen allá. El problema es cómo denominar el aquí, asunto sobre el que se hacen
verdaderos ejercicios de equilibrismo.
Veamos:
En el apartado de Noms i Cognoms (nombres y apellidos) el documento señala que: “ A Catalunya, tal com passa a Espanya
i en països de parla hispana, es tenen dos cognoms”. Bueno, ese país que parece tan
difícil de nombrar, por ahora se le llama Espanya.
Nótese, también, que se le señala como cosa aparte; es decir: hay una
coincidencia de usos entre dos entidades separadas: Cataluña y España.
Otro
apartado del documento (Tú o vosté)
se refiere a la peculiaridad de la lengua catalana (y de la española) de
discernir entre el tú y el usted y los cambios que están teniendo lugar al
respecto: “Tractar algú de “vostè” o de “tu” és un dilema habitual a Catalunya
així com a la resta de l’Estat”.
¡Vaya!
Es cierto que el asunto supone un asunto difícil de discernir para un
extranjero, lo curioso es que Espanya,
en este párrafo, se acaba de convertir en
“la resta de l’Estat”.
El
siguiente apartado de la guía se refiere al uso de los imperativos. Cualquier
persona (permitan que diga española o catalana, por no herir sensibilidades)
que haya vivido en países como Reino Unido o Francia sabrán de lo que estoy
hablando. Nunca te dirijas a un inglés con: ¡Ponme una cerveza! si no quieres
que te miren como a un gusano o buscarte un lío. Es necesario introducir un ¿can I have…? (¿puede ponerme…?) y
acabar con el please. En Francia no
es aceptable dirigirse a un desconocido sin los preceptivos bon jour y merci. Y así lo señala la famosa guía: “Els abundants imperatius de
catalans i espanyols poden fer posar els pèls de punta als llatinoamericans
(proclius a formes verbals més corteses), alemanys…”
Los “catalanes
y los españoles” parecen estar de acuerdo en usar los imperativos más de lo
conveniente. No sabemos cuál es el uso de los mismos de los asturianos,
canarios o murcianos que parecen siempre actuar en bloque dentro del grupo de
“los españoles”.
Otro de
los capítulos de la guía orienta sobre los horarios de las comidas que se dan
en los diferentes países y la singularidad en que se dan els horaris dels àpats a
Catalunya, com a la resta de l’Estat espanyol,…, en donde el Estat ha conseguido su rotundo
apellido, espanyol, que le
acompañará en la mayor parte del documento:
L’Estat espanyol, amb 1.100 euros de mitjana
per accedir a un grau, refiriéndose
al coste de la matrícula universitaria, l’Estat espanyol, farcit de manifestacions
de cultura popular vinculades al soroll, a propósito de esa molesta
actitud de levantar la voz en lugares públicos, les 10-11 de l’Estat español,
cuando habla del número de semanas de baja de maternidad o el doblatge és el pa de cada dia a Itàlia,
Alemanya i l’Estat espanyol.
Pero no
siempre es el Estat espanyol el que
hace esto o aquello porque, en cuanto a la burocracia se refiere, esta
suele ser complicada a
Itàlia, Espanya o Catalunya, y
en lo que respecta a levantar el codo, a
Espanya –i, en menys mesura, a Catalunya– triomfa el botellón, y, además, se suelen degustar gustosos
solomillos (de
carne de caballo) en algunes parts d’Espanya.
En fin,
que unas cosas suceden en “Espanya”
o en “la resta de L’Estat espanyol”,
que viene a ser lo mismo, o bien ocurren en “L’Estat espanyol”, que parece que sea lo mismo pero que no lo es.
¿A que se entiende bien?
Ahora
mismo me voy a comprar un Atlas para mi regalo del amigo invisible en el que a
la China la llamen “El Gigante Asiático”,
al Japón “El Imperio del Sol Naciente”
a Australia “Las Antípodas” y a Lepe…,
bueno, a Lepe que le llamen Lepe.
Román
Rubio
Diciembre
2022
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