viernes, 22 de noviembre de 2024

EL SÍNDROME DEL QUEMADO

 

EL SÍNDROME DEL QUEMADO

 


Y no me refiero a lo del “burnout”, sino a otra clase de quemados. Leo en un titular de El País unas declaraciones de Koldo El Conseguidor en las que se lamenta de estar socialmente muerto. Èl, que se ha caracterizado por su generosidad al dar a ganar dinerillos a empresas de su entorno por el amor al arte se ve ahora abocado al deceso social en su nuevo estatus de apestado. Por dadivoso. Por bueno. Pobre.

Otro cadáver por combustión ha sido el de Maribel Vilaplana. La periodista tuvo la mala suerte de quedar a comer con Carlos Mazón un día en que las fuerzas de la naturaleza se conjuraron para descargar cantidades extraordinarias de agua en sitios en los que llueve poco o nada. Al parecer, el Honorable la citó para proponerle la dirección de la cadena À Punt, para lo que el político necesitó el ingente lapso de tres horas en un discreto reservado. No sé cuál sería la respuesta de la periodista, pero visto el desenlace posterior no le quedó más remedio que decir que no. Y  no solo eso: de forma fortuita, indeseada e injusta, algunos casposillos la verán como la causa por la que el responsable y villano abandonó sus obligaciones en el momento crucial de su carrera. Otra víctima.

Pero si ha habido últimamente un quemado por antonomasia, ese ha sido Errejón, el  chico simpático, amable, inteligente y carismático de la izquierda que ha pasado a ser un apestado del que ahora reniegan por igual amigos, enemigos, rivales, compadres y comilitinones. Y todo, ¿por qué?

Al parecer, el comportamiento del joven para con las mujeres solía entrar en contradicción con la cara de aplicado monaguillo del chaval, y alguna chica se quejó de la inclinación del madrileño por palpar culos sin siquiera presentación formal, como hiciera constar una chica de Castellón.

A partir de ahí una serie de acusaciones anónimas expresadas en el blog de cierta militante feminista de apellido Fallarás, que opina que la maternidad  es “el instrumento del patriarcado para someternos” y que “vivimos en una sociedad que castiga ‘brutalmente’ la maternidad, para someternos, mantenernos trabajando sin cobrar y ‘para crear mecanismos de lucro blanco machos` (sic)”.

A continuación se presentó contra él una única denuncia por abusos: la de Elisa Mouliaá. Los hechos son conocidos por todos. Tras la presentación de un libro del político, Errejón y la dicente (perdón, pero así llamaban a la denunciante en el diario que leí) se fueron a una fiesta. Según el testimonio de la mujer, en el ascensor el hombre se lanzó sobre ella sin cortejo alguno. A continuación, ya en la fiesta, la cogió del brazo y la llevó a una habitación, echó el pestillo (para que ella no pudiera escapar y no para que los intrusos pudieran entrar, como podría sospecharse) y continuó con su asalto sobre las partes del cuerpo obvias con exhibición del miembro viril incluida. A la salida de la fiesta, a pesar de lo acontecido, la mujer accede a ir a la casa de él y, ¡Oh, sorpresa!, el susodicho prosigue con su obsesión de explorar las mismas partes de la anatomía de la mujer con el mismo sentido del cortejo. Por tercera vez en una sola velada.

Por una razón o por otra, la causa de la mujer me resultaba simpática a pesar de las incongruencias, hasta que algo me hizo cambiar de opinión. Una vez abierta la instrucción, esta se ha visto aplazada indefinidamente por la baja laboral de la embarazada abogada de la actriz y la negativa a la sustitución de la letrada, lo que hace imposible la declaración del acusado.

No me hagan comulgar con ruedas de molino. No sé lo que hizo o no hizo Errejón porque yo no estaba allí, pero nunca me harán simpatizar con una causa en la que la estrategia de la parte denunciante sea evitar que el acusado se explique. Jamás. Hay una intención deliberada de destruir al acusado sin posibilidad de defensa alguna; y si esto no es un caso flagrante de cancelación, ya me explicarán ustedes.

El tiovivo de la vida, por un motivo u otro, va dejando “socarrats” a su paso. Vayan con cuidado.

Román Rubio

Noviembre 2024

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