PODEMOS, EL
RYANAIR DE LA POLÍTICA
Mi amigo
Benito (nombre ficticio) es un caballero filósofo y de trato amable, de una edad
próxima a Cervantes en su retrato del prólogo de las Novelas Ejemplares, aunque
con más dientes. Ayer sábado 24 de Enero habíamos quedado a la caída de la
tarde para tomar una cerveza y patrullar la ciudad. Mi amigo, algo inquieto,
contestaba a mensajes telefónicos y realizó un par de llamadas. Para una
persona de su educación y trato, la situación resultaba inusual y ligeramente
irritante.
El asunto era
el siguiente: Un amigo había prometido proporcionarle una entrada para un
evento que se produciría en Valencia el domingo 25 por la mañana y no había
conseguido las suficientes. La aplicación informática en dónde se obtenían los
ansiados billetes había sido cerrada el día anterior por lleno absoluto y mi
amigo corría el riesgo de quedarse fuera del apasionante evento ¿Qué qué evento
era ese? Pues nada más ni nada menos que el MITIN DE PODEMOS.
—¡A ver, seamos serios !—le dije a mi amigo." Para mí, un mitin era un acontecimiento en el que unos señores, generalmente de corbata, se ponen unos chinos beige y una camisa de Ralph Lauren y sueltan unos enardecidos discursos en que se aplauden unos a otros. Comoquiera que necesitan público fletan unos autobuses que les cuestan una pasta- que hábilmente recogen con mordidas y otras donaciones-, los llenan de jubilados a quienes regalan una gorra, un bolígrafo, una banderita y una bolsa con bocadillo y refresco, y los instalan en unos graderíos para que aplaudan cuando unos militantes inician las rondas de aplauso, preferiblemente a la hora del telediario".
—¡A ver, seamos serios !—le dije a mi amigo." Para mí, un mitin era un acontecimiento en el que unos señores, generalmente de corbata, se ponen unos chinos beige y una camisa de Ralph Lauren y sueltan unos enardecidos discursos en que se aplauden unos a otros. Comoquiera que necesitan público fletan unos autobuses que les cuestan una pasta- que hábilmente recogen con mordidas y otras donaciones-, los llenan de jubilados a quienes regalan una gorra, un bolígrafo, una banderita y una bolsa con bocadillo y refresco, y los instalan en unos graderíos para que aplaudan cuando unos militantes inician las rondas de aplauso, preferiblemente a la hora del telediario".
Aquí no, aquí
se accede a una página web en la que, al parecer, se obtiene una acreditación;
primera sorpresa: la entrada con ticket. Segunda sorpresa: se puede- me consta
que mucha gente lo hace- pagar por
obtenerlo y de ese modo ayudar a la financiación del acto. Sí señores, lo han
leído bien. PAGAR para asistir a las agudas intervenciones de la estrella
de la coleta y otros inspirados oradores. No había visto algo tan sorprendente
desde el día que vino mi mujer del quiosco con un catálogo de pago de IKEA .
Y es que
Podemos es el Ryanair de la política. Te puede gustar o no pero nadie ha
revolucionado unos escenarios esclrerotizados y clasistas como estas dos
marcas. Te pueden gustar o no pero si no existieran habría que inventarlos. Puedes
odiar la web, el look o la trompetita del aterrizaje, pero gracias a la
compañía irlandesa los demás se han puesto las pilas y han conseguido que el
viaje en avión sea algo al alcance de las masas, lo que era impensable años
atrás.
Podemos -o el
fenómeno Podemos, más bien-, con su impecable argumentación y su ropa de Zara o
hasta de mercadillo ha cogido por las solapas a unos individuos endiosados y
ciegos por el poder y los ha expuesto desnudos ante los demás y ante sí mismos.
Y ni siquiera ellos mismos se gustan. Gracias, Podemos.
Por añadir una
nota de escepticismo a esta soflama de agradecimiento a la marca alegaré que
habrá que esperar unos… ¿meses,años?... y ver la ventanilla de reclamaciones
por incumplimientos. Ya sabemos que la de Ryanair está bastante concurrida. De
cualquier modo, gracias de nuevo Podemos, y a ti también Ryanair.
Román Rubio
Enero 2015
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