LOS VIAJES DE SUS SEÑORÍAS
En el Huffington Post del 28 de febrero apareció una
noticia que me llamó la atención, no por la relevancia de la misma, sino por lo
predecible de la situación.
El día anterior, en el avión de Iberia a Bruselas,
viajaban, entre otros, tres políticos españoles que se desplazaban a la capital
europea a cumplir con sus obligaciones de eurodiputados. Se trataba de Pablo
Iglesias (Podemos), Esteban González Pons (PP) y Elena Valenciano (PSOE). Uno
de ellos viajaba en clase business y
los otros dos en clase turista. En quince segundos, díganme quién era el que
viajaba en business.
Efectivamente, lo han acertado. Era González Pons,
que según la misma fuente “entró uno de los últimos para no llamar la
atención”. La cosa no parece tener una gran trascendencia, pero yo les invito a
que, si tienen la posibilidad de formular la pregunta a diez personas, todas
habrían adivinado el acertijo. Si la pregunta se hubiese planteado en términos
de acertar el nombre de los dos políticos que viajaban en business, (cosa que no se produjo), sospecho que la respuesta
sería: González Pons y Valenciano.
La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, acudió a
Londres en diciembre del 2010 a presenciar un partido del Valencia CF en el
estadio del Chelsea y usó para el desplazamiento el vuelo que fletó el Valencia
CF para la ocasión. Aprovechó su estancia en la capital británica para
entrevistarse con Bernie Eccleston y discutir asuntos referidos a la
continuidad de la celebración de la carrera de F1 que, de hecho, celebró en
2012 su última edición valenciana. Para sus desplazamientos por la capital
británica se puso a su disposición un coche con chófer al módico precio de
4.912 euros y se adquirieron dos pasajes de vuelta a Valencia, para ella y el
concejal Grau, en clase preferente por un importe de 1.155 euros cada uno;
claro, con escala en Madrid, porque da la casualidad que los vuelos directos a
Valencia desde Londres, sólo los operan Easyjet y Ryanair, ambas compañías low cost. Al parecer, el uso del taxi
–no digamos ya del metro- y las compañías de bajo coste (quizás por ser
asequibles a mucha gente) ni se consideran en el entorno de nuestros
representantes. Y conste que digo de “nuestros” representantes del PP, pues es
bien conocido que su correligionario Cameron, en sus visitas vacacionales a
España, ha venido usando los servicios de Easyjet, al parecer, con evidente
satisfacción, puesto que ha repetido.
En el año 2010, el controvertido Juan Cotino, en
funciones de vicepresidente tercero del Consell fue a Bruselas en asuntos de
alta diplomacia a defender un punto que divergía de la postura del gobierno de
la nación que en la época presidía Zapatero. El tema que le ocupaba, de enorme
trascendencia para el devenir de la economía valenciana y el bienestar de los
pueblos era, ni más ni menos, que la defensa de la caza con ‘parany’, que, como
todo el mundo sabe, es la caza con liga, ante una comisión técnica de la Dirección General de Medio Ambiente de
la Comisión Europea. Durante
las nueve horas que permaneció el político en Bruselas con tan importante
cometido, se puso a su disposición un vehículo Mercedes clase S con chófer al
coste de…¡ Bueno, no hay que ser quisquillosos cuando hay tanto en juego!
Ambas anécdotas me recuerdan al Marqués de Leguineche en la
Escopeta Nacional de Berlanga. De vuelta a Madrid, tras unos años en su finca
de Extremadura, subido a su arcaico Citroen negro, exclamó sorprendido por el
gran tráfico de la capital: “’¡Dios mío, cuánto tráfico! ¡Claro, ahora les da a
todos por ir en coche!. ¡Con lo cómodo que dicen que es el metro!”. Así son
ellos.
Como ya expresé en un artículo anterior, la irrupción de
Podemos en el panorama político está ocasionando una revolución en la
percepción de estas actitudes. El efecto producido es el de coger a nuestros
gobernantes por la solapa, girarlos ciento ochenta grados, ponerlos frente al
espejo y preguntarles si se gustan o cómo creen que les ven los demás.
Es esto lo que valoro de la nueva formación: lo que ya han hecho. En cuanto a lo que
harán cuando ostenten el poder –si lo consiguen-, cuando vean lo que hay en los
cajones y detrás de la fachada del gobierno… ahí, permítanme que sea más
escéptico y algo menos optimista.
Román Rubio
Febrero 2015
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