martes, 3 de febrero de 2015

LOS VIAJES DE SUS SEÑORÍAS



En el Huffington Post del 28 de febrero apareció una noticia que me llamó la atención, no por la relevancia de la misma, sino por lo predecible de la situación.
El día anterior, en el avión de Iberia a Bruselas, viajaban, entre otros, tres políticos españoles que se desplazaban a la capital europea a cumplir con sus obligaciones de eurodiputados. Se trataba de Pablo Iglesias (Podemos), Esteban González Pons (PP) y Elena Valenciano (PSOE). Uno de ellos viajaba en clase business y los otros dos en clase turista. En quince segundos, díganme quién era el que viajaba en business.
Efectivamente, lo han acertado. Era González Pons, que según la misma fuente “entró uno de los últimos para no llamar la atención”. La cosa no parece tener una gran trascendencia, pero yo les invito a que, si tienen la posibilidad de formular la pregunta a diez personas, todas habrían adivinado el acertijo. Si la pregunta se hubiese planteado en términos de acertar el nombre de los dos políticos que viajaban en business, (cosa que no se produjo), sospecho que la respuesta sería: González Pons y Valenciano.



La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, acudió a Londres en diciembre del 2010 a presenciar un partido del Valencia CF en el estadio del Chelsea y usó para el desplazamiento el vuelo que fletó el Valencia CF para la ocasión. Aprovechó su estancia en la capital británica para entrevistarse con Bernie Eccleston y discutir asuntos referidos a la continuidad de la celebración de la carrera de F1 que, de hecho, celebró en 2012 su última edición valenciana. Para sus desplazamientos por la capital británica se puso a su disposición un coche con chófer al módico precio de 4.912 euros y se adquirieron dos pasajes de vuelta a Valencia, para ella y el concejal Grau, en clase preferente por un importe de 1.155 euros cada uno; claro, con escala en Madrid, porque da la casualidad que los vuelos directos a Valencia desde Londres, sólo los operan Easyjet y Ryanair, ambas compañías low cost. Al parecer, el uso del taxi –no digamos ya del metro- y las compañías de bajo coste (quizás por ser asequibles a mucha gente) ni se consideran en el entorno de nuestros representantes. Y conste que digo de “nuestros” representantes del PP, pues es bien conocido que su correligionario Cameron, en sus visitas vacacionales a España, ha venido usando los servicios de Easyjet, al parecer, con evidente satisfacción, puesto que ha repetido.


En el año 2010, el controvertido Juan Cotino, en funciones de vicepresidente tercero del Consell fue a Bruselas en asuntos de alta diplomacia a defender un punto que divergía de la postura del gobierno de la nación que en la época presidía Zapatero. El tema que le ocupaba, de enorme trascendencia para el devenir de la economía valenciana y el bienestar de los pueblos era, ni más ni menos, que la defensa de la caza con ‘parany’, que, como todo el mundo sabe, es la caza con liga, ante una comisión técnica  de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea. Durante las nueve horas que permaneció el político en Bruselas con tan importante cometido, se puso a su disposición un vehículo Mercedes clase S con chófer al coste de…¡ Bueno, no hay que ser quisquillosos cuando hay tanto en juego!
Ambas anécdotas me recuerdan al Marqués de Leguineche en la Escopeta Nacional de Berlanga. De vuelta a Madrid, tras unos años en su finca de Extremadura, subido a su arcaico Citroen negro, exclamó sorprendido por el gran tráfico de la capital: “’¡Dios mío, cuánto tráfico! ¡Claro, ahora les da a todos por ir en coche!. ¡Con lo cómodo que dicen que es el metro!”. Así son ellos.
Como ya expresé en un artículo anterior, la irrupción de Podemos en el panorama político está ocasionando una revolución en la percepción de estas actitudes. El efecto producido es el de coger a nuestros gobernantes por la solapa, girarlos ciento ochenta grados, ponerlos frente al espejo y preguntarles si se gustan o cómo creen que les ven los demás.
Es esto lo que valoro de la nueva formación: lo que ya han hecho. En cuanto a lo que harán cuando ostenten el poder –si lo consiguen-, cuando vean lo que hay en los cajones y detrás de la fachada del gobierno… ahí, permítanme que sea más escéptico y algo menos optimista.

Román Rubio
Febrero 2015 

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