jueves, 29 de octubre de 2015

CAZA MAYOR

CAZA MAYOR















Se refiere a la caza de animales grandes, mayores que el zorro, como el jabalí, la cabra montés, el muflón, el ciervo… y se lleva a cabo normalmente de dos maneras: al rececho y a la batida o montería. Se usa munición especial (de posta) o fusil, además de perros. Es decir, se va con todo; a veces, hasta con querida (como Juan Carlos). Y esto es lo que según Mas están haciendo con él y su partido: caza mayor.
Estoy de acuerdo. Van a por él y a por su partido. Ya tienen acorralado al gran patricio y mentor (señor Pujol) y a su camada: ¡total, por hacer patria trayendo unas bolsas de billetes de 500 euros desde Andorra, con lo bueno que dicen que es traer capital del extranjero! El estado español y otras instituciones nacionales han enviado a los Cazadores Reales acompañados de Zapadores y Granaderos a hacerse con  la bête de Gévaudan sin remilgo alguno, aunque ya se sabe lo difícil que es cobrarse estas piezas, que disponen de tantos escondites. Ahora bien, la cuestión no es que vayan a por el jabalí. La cuestión es que el jabalí había traspasado los límites de la reserva para comer los sembrados y atacar a las pastorcillas de la frontera, con lo que los motivos para la montería son absolutamente legítimos.



Era sabido por todos. En Cataluña y fuera de ella: nos lo había dicho Maragall. Mejor dicho: se lo había espetado a ellos (a CIU) a la cara en 2005, en una sesión del Parlamento de Cataluña a propósito del Carmel: “Vostés tenen un problema, i aquest problema es diu 3%” A lo que Mas respondió: “Vosté ha perdut completament els papers” y obligó al exalcalde de Barcelona y expresident de la Generalitat socialista a rectificar, a lo que Maragall (por motivos que se me escapan) y de mala gana, accedió.

¿De verdad creía Mas que con ese pasado de de financiación tramposa iban a dejar de echarle los perros? En absoluto. Lo que me duele como ciudadano, lo que debería dolernos como ciudadanos es que no le echaran los perros cuando hubieron los indicios, al igual que al gran patricio (¿o era batracio?). Ha sido necesario que pongan encima de la mesa el desafío de la República Catalana para que la Corte se avenga a preparar las batidas. ¿Quiere esto decir que si no se hubiese avivado el incendio independentista no se habría activado la caza? Pues probablemente, pero en política, si no estás limpio, alguien te la guarda.
El gran administrador de estos resortes fue Fouché (1759-1820). Nadie como el Ministro de la Policía de Francia en la época napoleónica en el manejo de los secretos escondiéndolos y sacándolos a su propia conveniencia. Jacobino primero, girondino después, colaborador de Robespierre, fue según palabras de este último el “cocinero” del golpe de Termidor que acabó con el revolucionario jacobino -El Incorruptible- en la guillotina de la Plaza de la Revolución (hoy de la Concorde). Como ministro de la Policía con Napoleón se hizo tan poderoso que era temido por el Emperador que lo odiaba y necesitaba con la misma fuerza.


Fouché lo sabe todo. Y se lo guarda para cuando sea necesario. Si quiere tumbar al PSOE saca del cajón a los GAL. No importa que los fondos reservados se hubieran empleado también en época de Fraga o Martín Villa. ¡Los saco y me cargo a los socialistas! De Monedero -de Podemos- se guardó la declaración de la renta en la que había declarado como ganancia empresarial lo que debía haber sido renta personal (lo que en las filas peperas no llega a ser ni siquiera pecadillo venial) por si acaso y de Errejón la nómina de la beca de la Universidad de Málaga, por si las moscas. Hasta que hizo falta. De los políticos alemanas se guarda las tesis doctorales y se pasa las noches cotejando las frases con párrafos de oscuras tesis de provincias, por si hay alguna coincidencia. Se dice que fue Fouché quien, estando en Washington, guardó cierto vestido de becaria sin llevar a la tintorería para hacer temblar las patas del Imperio Americano (del Emperador, más bien), cosa que consiguió aunque sin hacerle caer.


Hace unos días, Toni Blair reconoció cierta culpa por la situación de Irak y hasta ha pedido perdón. Se ha excusado porque, según él se vieron abocados a una decisión errónea “inducidos por informaciones falsas del servicio de inteligencia”. Es decir, culpando a otros y tratando de “error” lo que fue una abyecta mentira. Estamos esperando que Bush y aquella mosca cojonera que les acompañaba en las Azores y cuyo nombre he olvidado ¿se llamaba Mourinho, quizás?, pidan también disculpas. No crean que la iniciativa de Blair ha sido algo generoso y espontáneo impelido por la humildad y la culpa, no. La inminente publicación del Informe Chilcot, encargado en 2005 por el gobierno de Brown y de conclusiones presumiblemente demoledoras para el trío calavera han forzado al inglés a poner cara de bueno. ¡El muy miserable! Pero atención. La estrategia de echarle la culpa a los servicios de inteligencia, es decir, al MI6,  puede no dar buenos resultados. ¡No le toquen las pelotas a Fouché!

Román Rubio
#roman_rubio
Octubre 2015 

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