SEMÁFOROS
PARITARIOS
Lo dicho: me
encantan las tormentas en vasos de agua. Si los deportes de competición tal que
el fútbol son la representación incruenta de la guerra, los desgarramientos de
vestiduras y ladridos de los fariseos
ante lo banal conducen al enfrentamiento al terreno de lo folclórico e
inocuo. Tanto rodeo para decir que me estoy refiriendo a los semáforos que, en
un número de 20 (o así), se han instalado en mi ciudad (Valencia) y que han
ocupado espacio televisivo nacional y cobertura de primera página en los
periódicos. Ayer mismo, en compañía de dos amigos inquisitivos y ociosos como
yo mismo, me dirigí al centro de la ciudad para ver la novedad de la novedad,
el no va más de la audacia en el reparto de roles hombre-mujer: los semáforos
de muñequitos con falda. ¡Ahí es nada!
La verdad es
que la visión de semejante transgresión es bastante decepcionante. De no
haberlo sabido quizás ni me habría dado cuenta, pero ¡ojo! Andaba prevenido y
pude ver el pecado como lo veían los sacristanes de la posguerra que se
encaramaban a las vallas de los solarios de las playas para poder ver a las
mujeres semidesnudas y así, poder denunciarlas mejor.
Otra decepción
fue averiguar que el atentado a las
buenas costumbres no ha costado ni un duro. En esta ciudad, enemiga acérrima de
Robin Hood, estábamos acostumbrados a que nuestras autoridades tomaran el
dinero de todos (de los pobres) y lo ofrecieran generosamente a cualquier
celebridad o millonetis, se llamase Bertarelli, Julio Iglesias, Eccleston,
Urdangarín…, con tal de que nos pasaran la mano gentilmente por la espalda y
nos dijeran lo modernos y guapos que somos y lo soleada que es nuestra tierra.
Estaba yo tan
contento después de ver el simpático ideograma del muñequito con falda,
descarado, barato y de lectura clara hasta que he empezado a documentarme para
escribir este artículo. Ahí empieza mi gran decepción. Dejando aparte que los
paletos de Manhattan prefieren poner confusos carteles de WALK y DON’T WALK que
a duras penas entiendo y los berlineses a usar el ridículo hombre del
sombrerito, con lo anticuado que queda,
resulta que no somos los primeros: No, señores; lo han oído bien: el
pro-feminista alcalde catalán y catalanista, provocador y acérrimo enemigo de
la propiedad privada Joan Ribó y sus secuaces no han sido ni los primeros ni
los más audaces. Veamos:
Si mi rastreo
por internet ha dado informaciones correctas (algunas de ellas seguro que lo
son puesto que iban acompañadas de fotos) Fuenlabrada (Madrid), Sagunto, Jaén,
Lugo, Gijón, La Coruña y Vitoria ya tenían instalados algunos de estos
semáforos con ideogramas femeninos, cosa que, al parecer, posibilita el sistema
de luces LED a coste cero. Pero no acaba ahí la cosa. Para mi sorpresa leo que
la ciudad de Soria (sí, sí, Soria) tiene instalado un semáforo de estas
características en el cruce de las calles Duques de Soria con Santa María
Josefa. El hecho de que sea “un” semáforo y no varios me resulta enigmático,
pero bueno, se trata de Soria; ellos sabrán.
Y lo mejor: la
ciudad de Zaragoza, según leo en El Periódico de Aragón tiene instalados unos
cien semáforos del ideograma de la faldita desde 2008 en la Avenida de Valencia
y otras calles de la capital sin que el hecho haya causado revuelo alguno (al
menos de relevancia) y al parecer -les aseguro que lo he leído en la noticia de
este diario del día nueve de este mes- fue “por
error”. La empresa que debía cambiar los antiguos por la versión LED envió
al Ebro un pedido que iba para Sagunto y los instalaron allí. Los aragoneses,
que tienen fama de tener la cabeza dura pero que parecen tener más sentido común que los
apologetas de la revolución y de la contrarrevolución decidieron, con muy buen
criterio que… ¿qué más da pantalón que falda? Y los dejaron. ¡No me digan que
no son grandes estos maños! Adoro la
anécdota. Si no fue exactamente así, por favor, no me la desmientan; tengo a
los de Aragón en un pedestal.
Para ahondar
en mi decepción me entero que la ciudad de Viena instaló el año pasado los
ideogramas de parejitas chico-chico, chica-chica, chica-chico… en fin toda la
gama, para pasmo de los guardianes de las llaves del templo y que pronto fue
copiada por Munich y por Utrecht… ¿Adónde vamos a llegar? Se aceptó la
bicicleta como animal de compañía y ahora tendremos que apechugar con dibujitos
de jubilado con carrito de la compra, niño
con cocodrilo, mamá embarazada, señora con perrito y bastón, pirata con loro y
¡claro!, chef con gorro. ¿Se lo imaginan? Un lío.
Román Rubio
Marzo 2016
Román ho trobe tan encertat i agut com sempre. No decepciones mai.
ResponderEliminar