miércoles, 17 de mayo de 2017

EL ALMA Y HACIENDA

EL ALMA Y HACIENDA
 Acaba de publicarse la contribución de las distintas regiones, naciones, territorios y lugares de España (sin concierto económico) a las arcas de la Iglesia Católica por medio de la aportación voluntaria en la declaración de la renta del último ejercicio disponible. Los resultados son previsibles: Cataluña, y no me sorprende nada, es la región (perdón, país, digo… nación) que menos porcentaje de ciudadanos marcan la casilla de la iglesia. Tampoco me sorprende que sea Castilla la Mancha la región con mayor número de colaboradores con la Conferencia Episcopal. Lo cierto es que la religión –representada mayoritariamente por la Iglesia- es un asunto de magia y ésta prende con más facilidad en regiones rurales lejanas al mar  y menos expuestas al desarrollo industrial, financiero, turístico y, en general, al cosmopolitismo. Les pondré un ejemplo: aunque resulte previsible, ¿qué escenario invitará más a pensar en el más allá?, ¿los Llanos de Albacete o una cala de Ibiza? Por algún motivo, la visión de los  cuerpos de las valkirias tostándose al sol en la playa recóndita de la Pitiusa y el pescado a la brasa regado con vino blanco invita más a la alabanza de la industria de los hombres y del mas acá, en tanto que el sereno porte de una encantadora iglesiuca románica del llano burgalés lo hace con el misticismo y la reflexión sobre el más allá.

-Tras Cataluña-, Galicia, Canarias, Baleares, Asturias y Comunidad Valenciana (todos territorios de tierra afuera) se muestran más reacias a aportar fondos a la iglesia y lo hacen por debajo de la media, en tanto que Extremadura, La Rioja, Murcia, Castilla y León, Andalucía, Madrid, Cantabria y Aragón lo hacen por encima. A primera vista, hay dos cosas que chirrían. En primer lugar, el hecho de que Asturias aporte muy por debajo de la media en tanto que sus vecinos cántabros -litorales también- lo hagan por encima. Quizá la tradición industrial y minera de los asturianos tenga algo que ver. Otra cosa a destacar es el papel de Madrid, que se sitúa entre las regiones más generosas con la Iglesia, lo que contradice su cosmopolitismo, pero ya sabemos que la capital es un territorio aparte, atípico. Puede ser (y a menudo lo es) el más innovador y avanzado, el más paleto y retrógrado, el más religioso, el más gay, el más  moderno y el más tradicionalista, el más tolerante y el más  reaccionario… El informe no incluye los datos de los navarros y los vascos por tener éstos (más bien gozar de) un régimen impositivo especial, aunque según datos obtenidos de otra fuente, los vascos andarían por debajo de la media y los navarros, pueblo más interior y católico, en la misma media.

¿Y, cuál es el escenario de la religiosidad mundial? Según un gran estudio de WIN/ Gallup Internacional llevado a cabo en 65 países, los países más religiosos son Tailandia, con un 95% de creyentes budistas, Armenia (97% cristianos), Bangladesh (91% musulmanes), Georgia (84% ortodoxos) y Marruecos (98% musulmanes suníes). En el lado contrario China, con sólo un 7% de creyentes, Japón (13%), Suecia (19%), República Checa (23%) y Holanda (26%). En términos generales, África, Centroamérica, Asia (excepto China y Japón y Europa oriental son las zonas más creyentes, en tanto que Europa occidental, partes de Norteamérica (especialmente Canadá) y Oceanía (Australia y Nueva Zelanda), junto con las ya citadas China y Japón, configuran el mundo menos creyente y más pegado a lo tangible.
Otras conclusiones de la macroencuesta realizada a 64.000 personas es que los jóvenes (curiosamente) muestran más religiosidad que los mayores, siendo los adultos entre 25 y 34 años quienes se confiesan más religiosos; y lo que es más predecible: que la religiosidad disminuye claramente con dos factores: nivel económico y sobre todo, nivel educativo y cultural, siendo los países más pobres y con menor desarrollo educativo los que muestran mayor creencia religiosa y dentro de cada país, las clases más humildes y menos instruidas las que configuran el grueso de los creyentes.

¿Y qué dice Dios de todo esto? Nada. Su hombre en la tierra, el bienintencionado Francisco, querido y respetado entre creyentes y no creyentes no dice mucho, el pobre, que bastante tiene con sujetar a su tropa; y su agente en mi tierra, el Cardenal Cañizares, opina que “España vive la noche oscura del ateísmo colectivo”, que los ateos están “vacíos y desorientados” y que tienen “como ideas prevalentes” “el dinero, el sexo, el goce narcisista y el goce del cuerpo”. ¿Qué tendrán algunos Príncipes de la Iglesia que se figuran que el resto vive permanentemente contando billetes y a calzón bajado? Y dice también que la familia está amenazada “por el ‘imperio gay’ y ciertas ideologías feministas”. Él, que tiene prohibido por su secta formar una.

Román Rubio
Mayo 2017 

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