sábado, 13 de mayo de 2017

¡AY, ESTE MADRID!

¡AY, ESTE MADRID!
-Dr. Livingstone, supongo

- Soy Copérnico

“¡Hola Colón!”, interpeló el comentarista al figurante, micrófono en mano. ¡Soy Copérnico!, contestó el actor caracterizado de época. Parece un diálogo inofensivo. El comentarista, viendo a un tipo disfrazado de personaje del siglo XVI que no lleva el nombre escrito en la frente, lo toma por otro de la misma época. Error insignificante, ¿no? Pues no tanto. De hecho, el comentarista, colaborador de un medio digital con un claro y acusado sesgo antipodemita, “quería” que el personaje fuera Colón. Es más, “quería” atribuir al personaje la subyugación de los indígenas americanos y su cacareado exterminio por los españoles para así ridiculizar la supuesta postura de Podemos en defensa de los pueblos autóctonos y en contra de la conquista de América; de modo que, aprovechando  que el Pisuerga pasa por Valladolid y Carmena está en el Ayuntamiento… ¿Entienden? Desafortunadamente para el tipo del micrófono, cuyo nombre nunca llegué a retener dada su insignificancia, el personaje que saludaba desde la carroza resultó ser… Copérnico. No conozco un ejemplo mejor para explicar el término “prejuicio” Prejuzgar significa tener formado un juicio antes de tener conocimiento de los hechos, y en el caso que nos ocupa el “periodista” había adelantado todo un discurso que el astrónomo polaco tiró por tierra revelando su identidad. No hay nada más ridículo que quedar ridiculizado cuando se pretende ridiculizar.

El año anterior, esa misma cabalgata (conocida ya como Cabalgata de Carmena) fue objeto de feroces críticas por otro motivo. En aquella ocasión la causa fue el atuendo de los Reyes. Estos, o quienes diseñaron sus atuendos, se salieron de la tradición de reyes de la baraja para convertirse en lo que en el Evangelio de Mateo -el único evangelista que se refiere a la Epifanía- son denominados Magos (que no reyes). En fin, todos sabemos que los Reyes Magos, como el Hombre del Saco, el Ratoncito Pérez o Papá Noel son personajes de ficción, pero aún en el caso de que no lo fueran, nunca ningún evangelista dijo que fueran reyes, y aunque lo hubieran sido, ni hizo  alusión a su vestimenta ni tendrían necesariamente por qué andar vestidos como el rey de bastos. No obstante, el escándalo fue monumental y causó un gran revuelo; hasta el punto de hacer llorar a la hija de la Diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo, lo que partió el corazón de tantos madrileños (y hasta de alguno de fuera).

Incapaces algunos de esperar hasta el próximo enero para hacer el ridículo, han decidido aprovechar la primavera para destapar la caja de los truenos. Se acaba de desvelar el cartel de la Feria del Libro de Madrid, la más importante de España, el gran escaparate publicitario de la industria nacional de la edición. El cartel anunciador del evento se le encargó a la diseñadora Ena Cardenal y esta presentó un simpático gatito de color rojo que parece estar leyendo un libro cuyas páginas son, a su vez, sus propios bigotes. Es una imagen divertida, expresiva, entrañable, esquemática, ingeniosamente alusiva al evento y algo naif, que no hiere ni insulta a nadie y que hace que se identifique fácilmente el significante con el significado, cualidad primera y necesaria de todo cartel.
Pues bien; quizá por el hecho de ser rojo, ser gato o tratarse de un gato que lee un libro -¿quién sabe?-, de nuevo las fuerzas telúricas de las cavernas  capitalinas se han rebelado contra lo que consideran un insulto que desmerece a la feria.

Pero lo mejor está por venir. Según la autora del diseño, falta por sacar toda una gama de gatos de distintos colores: blanco, verde, amarillo, azul… y uno, como guiño al colectivo LGTB, con los colores del arco iris. Como la misma artista dice: “Verán cuando salga el gato gay”. “El pollo que se va a montar”. Estén atentos.
¡Ay, este Madrid! ¡Nunca nos defrauda!


Nota: donde pone Madrid y madrileños, puede leerse España y españoles.

Román Rubio
Mayo 2017

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