miércoles, 10 de mayo de 2017

EUROPA (TAMBIÉN CONOCIDA COMO “UROPA”)

EUROPA (TAMBIÉN CONOCIDA COMO “UROPA”)

En realidad, todos lo sabemos. Me refiero al hecho de que Europa (Uropa para Rajoy y otros muchos) es el mejor lugar para vivir. Quizá no seamos tan ricos como los EEUU, pero los recursos están mejor repartidos; ni crecemos tanto como algunas partes de Asia, pero el desarrollo está mucho más consolidado. Se respira mejor aire, se disfrutan de altos niveles de bienestar, la enseñanza alcanza más o menos a todos y la cobertura sanitaria es universal. Los gobiernos no sacan a las personas a medianoche para interrogarlas, torturarlas y encerrarlas, ni hay peligro de ser represaliado por pensar –y expresar- una u otra ideología, religión o filiación. Se puede andar tranquilo por la calle sin riesgo a ser atacado y agredido (siempre y cuando no aparezca por allí “un” energúmeno sevillano que dice ser hincha del Betis), el escenario natural es hermoso y el urbano es incomparable. ¿Qué tiene, pues, Europa que, a pesar de sus incuestionables cualidades está continuamente en peligro de parcelación y ruptura?

El domingo pasado ganó Macron la Presidencia a la República Francesa y el mundo respiró porque la rival (Le Pen) representaba la salida de la Unión Europea y –como todos sabemos- la aniquilación del proyecto común, que, de manera tan rácana e inoportuna, iniciara Reino Unido. La pregunta de la noche del domingo era: ¿Cuántas elecciones faltan para que gane Le Pen y se llegue el proceso de descomposición? Hace un par de meses que se había producido las elecciones en Holanda en las que el antieuropeista Geert Wilders, que había llegado a liderar las encuestas, cayó derrotado, generando el mismo resoplido de alivio por haber evitado el abismo, lo mismo que ocurriera con la derrota de Norbert Hoffer en  Austria, en Finlandia y en casi todas partes. Siento ser pesimista, pero la pregunta sigue siendo: ¿Cuánto va a durar esto?

La Unión está siendo sometida a dos fuerzas de aniquilación: una, la más peligrosa, es la fuerza centrífuga de disgregación iniciada por el Reino Unido, y la otra, más inconcreta y (hasta ahora) controlable, es la parcelación en pequeñas unidades como Cataluña, Escocia, Padania, Baviera, País Vasco… que harían de la macroestructura un ente difícilmente manejable.
¿Y en qué posición quedaría una Europa desunida de pequeñas naciones en un mundo con tres gigantes como son los EEUU de Trump, la Rusia de Putin y la China de Xi JInping? Hoy por hoy, estos son los tres grandes actores mundiales. Junto a ellos, una Europa de poder militar inexistente, liderazgo débil y difícil interlocución aún juega, y puede seguir haciéndolo, un papel de árbitro sensato respaldada por dos factores: su categoría moral y su poder económico. ¿Qué sería pues, de un mundo que renunciara a ese contrapeso?

El cuarto poder –Europa-, el de los valores democráticos y el sentido del bien común (no solo de las élites), está en continuo cuestionamiento, mientras los otros se refuerzan y envalentonan cada vez más. Cómo en la canción de Lole y Manuel: “…el cardo siempre gritando y la flor siempre callá”.
Hay un quinto invitado al reparto del poder global, pero este ni viene ni se le espera: sería una unión, alianza, o confederación de estados islámicos; un bloque de naciones que abarcaría desde Indonesia a Marruecos y al que se ve como una quimera, dado el enfrentamiento irreconciliable entre chiitas y sunitas,  liberales y tradicionalistas, demócratas y fanáticos de la ley islámica o sharía… Además, como queriendo poner palos en los radios de la bici musulmana, se les encajó, allí, en medio, al estado de Israel, foco envenenado y origen de problemas y desavenencias bélicas.
Este es el panorama. O existe Europa o lo tenemos mal. Nos arriesgamos a ser pequeños insectos al albur de los caprichos de los grandes actores, y si estos son tipos como Trump, Putin o Xi Jinping, yo…, ¿qué quieren que les diga?, votaría por Europa, como ya hice en 2005 –cuando el referéndum sobre la Constitución Europea-, en contra de lo que preconizaba la izquierda-izquierda y la derecha-derecha.

Román Rubio
Mayo 2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario