DÍA
DE LA MADRE (PATRIA)
Llamadme
rancio, pero esas manifestaciones amorosas del día de la madre me parecen una
exhibición impúdica y falsa del amor filial hacia la madre, tan falsa como los
elogios públicos y besos en la boca con sus mujeres de los políticos electos
americanos. ¿Que quieres a tu madre? No lo dudo; al fin y al cabo te parió y lo
dio todo por ti. La llamas, se lo dices y ya está; se lo dices otro día, que no
tiene por qué ser el primer domingo de mayo, o no se lo dices y se lo
demuestras con hechos, que para eso están (los hechos, digo). Es la
proclamación pública del amor en las redes sociales o en las pizarras
electrónicas de los estadios lo que me
hace sospechar que se trata de una farsa. He visto en las redes este domingo
tantas declaraciones de amor a “la mejor madre del mundo” que me hace pensar en
una extraña competición en la que todas y ninguna son ganadoras. Pensando en
ello decidí que había que sustituir tan comercializada y dulzona celebración
por un día de la familia o algo así, que incluyera al padre, al hijo, al cuñado
y al perro, pero entonces me acordé de que existía la Navidad, que tantos
esfuerzos nos cuesta, a veces, transitar y me dije que ya estaba inventado. ¡Hasta
el día del padre, que ya es inventar! ¿Para cuándo el día de la mascota? ¿Aún
no lo tenemos? De este modo podemos comprar cojincitos mullidos, cepillos de
pelo, juguetitos de plástico, lacitos, vales para la peluquería y la manicura…
del nuevo rey de la casa, que hace guau guau. Y subirlo a la red.
Y hablando de
madres, hoy toca hablar de la Madre Patria, de la francesa, vaya. No ha ganado
la madre de los franceses –Marine Le Pen- sino el padre ¿Qué digo el padre?
El sobrino segundo de los franceses,
Emmanuel Macron. Y es que Francia ha renegado de la madre burguesa, superprotectora y mandona, celosa guardiana de las esencias
familiares, que no deja que sus hijos alternen con los mal encarados y sucios
muchachos del arrabal. En su lugar se han decidido por un entusiasta muchacho
demasiado ambicioso y perfecto para ser real. Raro, el chico. Burgués de
origen, intelectual brillante y trabajador, ganador adicto, casado con
Brigitte, su exprofesora de francés y mujer de sustancia, acusado de ser
homosexual, al que las malas lenguas le atribuyen un romance con el guapo
Presidente del consorcio público France Radio, Mathieu Gallet. ¡Ay, esta
Francia! Nunca nos decepcionará. Desde las supuestas relaciones del egocéntrico
Giscard D’Estaign con Lady Di, noveladas por él mismo –que, por cierto, estaba casado
con su prima-, a las escapadas en moto de Hollande para ver a su amante y la
correspondiente revancha de la Trierweiller, con libro de memorias incluido,
pasando por las serenatas de guitarra de la sugerente y experimentada Carla
Bruni, la doble vida de François Mitterrand con sorpresón final de hija secreta
o el mismo Chirac, a quién, además de sus múltiples escarceos en el piso de
arriba de Chez Régine, se le atribuye un hijo en Japón, producto de una
relación con una intérprete en el país del sol naciente, al que el político
viajó 45 veces… la presidencia de Francia siempre viene con sorpresa ¡a la
francesa!
No tardará en
producirse el encuentro entre los nuevos presidentes de las repúblicas hermanas
y, al mismo tiempo, tan némesis una de la otra como son EEUU y Francia. Un
presidente bravucón, el americano, que se jacta de coger a las mujeres por el
coño –sin que rechisten-, casado con una escultural muchacha veintitantos años
más joven a la que no se le conoce pensamiento alguno que no le hayan escrito
en un papel –y aún así, copiado de Michelle Obama-, se reunirá con un joven
francés, intelectual brillante, casado con una mujer, también intelectual,
veintitantos años mayor que él. La imagen invertida de la cámara oscura. ¿De
qué hablarán?
Román Rubio
Mayo 2017
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