sábado, 20 de mayo de 2017

UN NARANJITO, DOS NARANJITOS

UN NARANJITO, DOS NARANJITOS



La tibieza patriótica tiene inconvenientes, pero también alguna ventaja: el déficit de entusiástico fervor por la bandera nos protege contra la vergüenza ajena que proporciona el ridículo comportamiento de ciertos compatriotas. Vi, en su momento, a muchos patriotas valencianos sentirse “muy” avergonzados cuando un prócer de nuestra luminosa tierra mediterránea se presentó en el Congreso de los Diputados con una naranja y a modo de reivindicación la depositó frente al Presidente del Gobierno de turno para regocijo, mofa y befa del personal y obteniendo como resultado ninguna ventaja para los cítricos, el bochorno generalizado de sus paisanos y la dudosa proeza de pasar a ser conocido como “Naranjito”. Lo cierto es que Don Visente (q.e.p.d.) lucía un prodigioso parecido con el muñeco. Creímos que la derecha regional tenía el monopolio del paletismo agudo y que la derecha regional-nacional el de la bellaquería y que ambas se confabulaban para dejar en ridículo a sus compatriotas, pero... Hace poco, un senador de Compromís, formación que nada tiene de derecha ni regional ni nacional, ha vuelto a hacer el pardillo con un acto que ha hecho subir los colores a muchos de sus patriotas correligionarios o simplemente paisanos.

Fue en el Senado. El senador por Compromís, Carles Mulet, desgarró una foto de Susana Díaz en el estrado llegando a llamarle “gusana” y otras lindezas al serle requerida una disculpa. La ridícula salida de tono venía provocada por un comentario de la líder socialista que había calificado a la formación del fogoso castellonense como “izquierda inútil”.

En fin, todos entendemos que el apelativo, sea o no cierto, no es un piropo, pero forma parte del juego político. No hay descalificación personal alguna. Lo que la sevillana quería decir, tenga o no razón, es que los votos –y en consecuencia los diputados- de la formación valenciana de izquierdas no es “útil” en el equilibrio de fuerzas que deberían dar lugar a un gobierno de la izquierda. Punto. Probablemente no será cierto, pero todo el mundo sabe que es condición de la política –y, por ende, de los políticos- decir lo que conviene decir, que generalmente es lo que no conviene al adversario; y si encima es cierto, pues mejor.

El castellonense, en su simplona torpeza política y falta de finura parlamentaria, confundió el debate político con el ataque personal y reaccionó de manera zafia, ridícula y vulgar, pero sobre todo inútil; porque inútil es la escenificación del ataque personal y del postureo de fotitos, camisetas y otras infantiles artimañas. ¿Crees que no formas parte de una “izquierda inútil”? Muy bien; yo tampoco lo creo, pero explícalo: convence, persuade, discute, defiende, alega, razona, justifica, demuestra; no rompas fotitos en el estrado, hombre, que no sirve de nada; y luego, muchos de tus paisanos patriotas se avergüenzan. Y con razón.

Por cierto, he visto que toda la actividad laboral del señor Mulet se ha desarrollado casi en su totalidad en el entorno de la política: de auxiliar administrativo para EUPV a asesor-administrativo para Compromís, pasando –y esto es lo más alejado del entorno- por un puesto de auxiliar administrativo en el Ayuntamiento de Villareal, lo que debía haber dejado un poso. Al fin y al cabo, el otro, el de la naranja, tenía una fábrica de brochas (gordas) y cepillos. Que yo sepa.

Román Rubio
Mayo 2017

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