UN
NARANJITO, DOS NARANJITOS
La tibieza
patriótica tiene inconvenientes, pero también alguna ventaja: el déficit de
entusiástico fervor por la bandera nos protege contra la vergüenza ajena que
proporciona el ridículo comportamiento de ciertos compatriotas. Vi, en su
momento, a muchos patriotas valencianos sentirse “muy” avergonzados cuando un
prócer de nuestra luminosa tierra mediterránea se presentó en el Congreso de
los Diputados con una naranja y a modo de reivindicación la depositó frente al
Presidente del Gobierno de turno para regocijo, mofa y befa del personal y
obteniendo como resultado ninguna ventaja para los cítricos, el bochorno
generalizado de sus paisanos y la dudosa proeza de pasar a ser conocido como
“Naranjito”. Lo cierto es que Don Visente
(q.e.p.d.) lucía un prodigioso parecido con el muñeco. Creímos que la derecha
regional tenía el monopolio del paletismo agudo y que la derecha regional-nacional
el de la bellaquería y que ambas se confabulaban para dejar en ridículo a sus
compatriotas, pero... Hace poco, un senador de Compromís, formación que nada
tiene de derecha ni regional ni nacional, ha vuelto a hacer el pardillo con un
acto que ha hecho subir los colores a muchos de sus patriotas correligionarios
o simplemente paisanos.
Fue en el
Senado. El senador por Compromís, Carles Mulet, desgarró una foto de Susana
Díaz en el estrado llegando a llamarle “gusana” y otras lindezas al serle
requerida una disculpa. La ridícula salida de tono venía provocada por un
comentario de la líder socialista que había calificado a la formación del
fogoso castellonense como “izquierda inútil”.
En fin, todos
entendemos que el apelativo, sea o no cierto, no es un piropo, pero forma parte
del juego político. No hay descalificación personal alguna. Lo que la sevillana
quería decir, tenga o no razón, es que los votos –y en consecuencia los
diputados- de la formación valenciana de izquierdas no es “útil” en el
equilibrio de fuerzas que deberían dar lugar a un gobierno de la izquierda.
Punto. Probablemente no será cierto, pero todo el mundo sabe que es condición
de la política –y, por ende, de los políticos- decir lo que conviene decir, que
generalmente es lo que no conviene al adversario; y si encima es cierto, pues
mejor.
El
castellonense, en su simplona torpeza política y falta de finura parlamentaria,
confundió el debate político con el ataque personal y reaccionó de manera zafia,
ridícula y vulgar, pero sobre todo inútil; porque inútil es la escenificación
del ataque personal y del postureo de fotitos, camisetas y otras infantiles artimañas.
¿Crees que no formas parte de una “izquierda inútil”? Muy bien; yo tampoco lo
creo, pero explícalo: convence, persuade, discute, defiende, alega, razona,
justifica, demuestra; no rompas fotitos en el estrado, hombre, que no sirve de
nada; y luego, muchos de tus paisanos patriotas se avergüenzan. Y con razón.
Por cierto, he
visto que toda la actividad laboral del señor Mulet se ha desarrollado casi en
su totalidad en el entorno de la política: de auxiliar administrativo para EUPV
a asesor-administrativo para Compromís, pasando –y esto es lo más alejado del
entorno- por un puesto de auxiliar administrativo en el Ayuntamiento de
Villareal, lo que debía haber dejado un poso. Al fin y al cabo, el otro, el de
la naranja, tenía una fábrica de brochas (gordas) y cepillos. Que yo sepa.
Román Rubio
Mayo 2017
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