PETRONIO
El Satiricón
(ca. 60) es una novela libertina y erótica, quizá la primera picaresca. Se
atribuye su autoría a Petronio, personaje de la corte de Nerón, natural de
Masala (Marsella) que llegó a cónsul, de pensamiento cercano al epicureísmo,
organizador de fiestas y eventos públicos y privados y a quien Tácito y otros
historiadores llamaron arbiter
elegantarum, (árbitro de la elegancia), cuyas reglas imponía en la Roma del
momento, cual influencer de hoy. Si
viviera hoy Petronio nos lo imaginamos con una cuenta en Instagram con decenas
de millones de seguidores posando día sí día también con chapeos y gorritas, gafas
y viseras, camisas y camisolas, calzones
y calzoncillos, bragueros y suspenders,
chaquetas y cazadoras, abrigos, sandalias (con y sin calcetines), mirando
distraídamente al horizonte o a la cámara con fijeza. Y, ¿quién sabe?, quizá
luciendo alguno de esos elaborados tatuajes que incluyen, en sus delirantes y
barrocas figuraciones, alguna bobalicona leyenda japonesa. Como nuestros
futbolistas.
Hay dos cosas
de las que el atildado marsellés renegaría: de los atuendos ciclistas y de los letreros de las camisetas. ¿Qué diría
Petronio de esos hombres que ya no cumplen los cincuenta, portadores de
ajustados culotes y camisetas fosforescentes, marcando un prominente paquete al
abrigo de una voluptuosa barriga y reforzando la imagen con un tubito de plástico en la boca del que
“sorben” el agua? ¿Qué ha sido del
gallardo porte de levantar el botijo? En fin, una desdicha.
En cuanto a
los letreros en las camisetas y otras prendas, habría que hacer un pequeño
alarde taxonómico:
1.- Es
altamente inapropiado el mensaje comercial asociado a la construcción, tal como
Derribos Sánchez, Materiales de Construcción Hermanos García,
Grúas Hernando y cosas así. Vetados, también, los que se refieren a
actividades laborales de oficina como Gestorías o Asesorías Fiscales y
Laborales.
2.- Los
nombres de peñas festivas de los pueblos al estilo de “Los Canutos” o “Los
Roncaores” solo son admisibles en el marco estricto de la fiesta y en la
duración de la misma. Las Comisiones
festivas y otras collas, al afirmarse como “hermandades”, no hacen sino excluir
a quien no pertenece a ellas. Para que luego digan de los catalanes.
3.- Los bancos,
entidades financieras como las (extintas) Cajas de Ahorros y multinacionales,
en su interesado marketing, aprovechan la cinta de los sombreros veraniegos
para hacerse publicidad. Úsense los sombreros en el momento de la romería o
excursión y sigan usándose, siempre y
cuando se les quite la cinta del banco, caja o chiringuito financiero.
4.- Lo mismo
con los sombreritos ofrecidos por marcas de cervezas, vinos y bebidas
espirituosas como Amstel, Heineken, Rioja o Havana Club. Evitar, asimismo,
anuncios de lugares de ocio como discotecas o pubs tipo Pachá, Ku…
especialmente si son de Ibiza. Huir, sobre todo, de las camisetas del Hard Rock Café, sea este de donde sea.
5.- Las
leyendas referidas a organizaciones cívicas como AMPAS, Asociaciones Vecinales,
Culturales (bandas de música, orfeones, amas de casa, etc.) no quedan nada
elegantes. No usar fuera del marco de una manifestación puntual o evento de
protesta. Aún en ese contexto, úsense con moderación, o mejor, no hacerlo. Lo
mismo ocurre con mareas de todos los colores y reivindicaciones variadas. Sobre
todo, no llevarlas nunca al Parlamento o cualquier otra institución regional,
nacional o semi (como la catalana).
6.-
Mercaderías de viajes turísticos como I
Love New Yok, London Calling, J’aime Paris, Arrivederci Roma y otras
lindezas por el estilo no son aceptables dado su uso extensivo e indiscriminado.
Solo se salvaría el I Love Alcorcón,
letrero que, dadas las especiales características del lugar, se puede llevar
hasta en los sitios más distinguidos. Se aceptarían también (con reparos) declaraciones
de amor a Pinto y a Alcázar de San Juan por motivos similares.
7.- Las
camisetas y sudaderas con el nombre de alguna Universidad americana o británica
del estilo Yale University, UCLA, Princeton, Cambridge University o University
of Minnesota no son de buen tono. Tampoco valen Colleges univeritarios como
Trinity o King’s. Sólo las llevan quien no ha estudiado o trabajado allí.
8.- Evitar,
sobre todo, las gorras de los Yankees. Las compran (para regalar) todos los
horteras que van a Nueva York. Y son muchos.
9.- Lo mismo ocurre
con los cansinos signos de NYPD (policía) o FDNY (bomberos). Sólo en el momento
puntual de los atentados del 11S pudieron tener un pase. Y ello, como homenaje
a las pérdidas humanas de los sacrificados bomberos. Intente no llevar nada que
ponga Brooklyn (sobre todo si está escrito Brooklin). Es el refugio de los esnobs
que quieren destacarse de los que compran lo de la manzanita.
10.- Sobre
todo no lleva nunca, pero nunca, una camiseta de club de fútbol. Si alguna vez
lo hace, por necesidad perentoria, como en el caso de riesgo de hipotermia, intente
que esta no sea del Real Madrid.
Román Rubio
Junio 2017
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