martes, 2 de enero de 2018

SERPIENTES DE VERANO

SERPIENTES DE VERANO

El vestido de la Pedroche en Nochevieja se ha convertido en el monstruo del Lago Ness  del solsticio de invierno.  Da mucho que hablar cuando poco hay que decir y menos que ponerse, porque lo de esta chica se está convirtiendo en una arriesgada carrera hacia la nada (de tela, digo). Vean sino los titulares de los periódicos:
El País: “Del no vestido de la Pedroche a la tradición familiar”. “Cristina Pedroche: ‘Mi vestido es superfeminista’”. “Cristina Pedroche da la campanada en Año Nuevo con un discurso feminista”. El periódico de Prisa se centra, pues, en dos aspectos: la brevedad del tejido (sobre lo que no hay discusión) y la controversia generada por la espabilada vallecana sobre el supuesto feminismo de la semidesnudez en directo televisivo y en un balcón en la fría noche de la estepa castellana alegando que ella se pone lo que le da la gana y que lo que el cuerpo le pide es andar así, desnuda. En enero. Ana de Miguel, profesora, filósofa y, al parecer, una autoridad en esto del feminismo, dice que de eso nada, que andar semidesnuda en pleno invierno  para anunciar las campanadas no tiene nada de feminismo. Que se trata de otra servidumbre más al pernicioso machismo imperante. ¿Quién tiene razón? Yo no estoy seguro, pero si hay que ponerse en un bando (como con lo de la independencia) me pongo en el de la Pedroche. Siempre con Vallecas.
La Vanguardia: “El discurso ‘feminista’ de Pedroche en Campanadas” en donde cuenta el mensaje oportunista de: “Que quede claro, no es no” y “Pedroche sorprende con un mono transparente para las campanadas de 2018” Pues no, señores de La Vanguardia. Eso no es cierto. No hay ninguna sorpresa. Todos esperábamos una sustancial reducción de paño de Manchester sobre el bonito atuendo estrellado del año pasado y ha ocurrido. Tal como preveíamos. ¿Dónde está, pues, la sorpresa?
El Mundo: “La Pedroche, con un par” y “Equidistante Cristina Pedroche” ¿Con un par de qué? ¿Equidistante entre qué puntos?
La Razón: “El vestido ‘ultrafeminista’ de Cristina Pedroche” y “El no vestido de Cristina Pedroche vuelve a ser la estrella de la Nochevieja”. Y este artículo es mi favorito. Tras describir al detalle “el vestido rojo modelo Barcaza de Moreau…" del que la presentadora tardó poco en desprenderse, pasa a describir la gran “sorpresa”: “Un espectacular mono transparente con aplicaciones de encaje y chantilly blanco, inspirado en el vestido Caracola (…). El vestido (…) ha sido confeccionado con dos metros de tul y dos de encaje bordado a mano con hilo de seda…” ¿Chantilly?  ¿Dos metros de algo y otros dos de otra cosa? ¿Encaje bordado con hilo de seda? ¿Tantos metros de cosas había para tapar tan poco? Increíble.

Y, una vez digerida la Nochevieja, los incondicionales del esperpento esperamos impacientes la Cabalgata de Reyes. No la de nuestra ciudad o la de Alcoy (la más antigua de las españas), sino la de Madrid. O mejor, la de Carmena, porque desde que esta mujer está al frente del ayuntamiento de la capital siempre hay espectáculo. Hace dos años, los hijitos de las diputadas del PP volvían a casa llorando porque los reyes no eran como los del belén que tenían en casa. Más bien parecían magos, como Merlín, o tipos disfrazados con cortinas de baño. El año pasado, con unos reyes ya más al gusto de los vástagos populares, en su ánimo de desprestigiar la supuesta ideología antiespañola de los podemitas, un simpático “periodista” confundió a  Copérnico con Cristóbal Colón, de quien quería hacer chanza y se quedó, el pobre, sin broma y convertido en el hazmerreir. Veremos que nos trae este año la cabalgata. No se espera a la Pedroche. Ni a las  Magas de Enero que se pasean por mi ciudad. Lástima. Podríamos reírnos un rato. Con los de Madrid, digo.

Román Rubio
Enero 2018



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