domingo, 7 de enero de 2018

¡JUA, JUA, JUA, JUA!

¡JUA, JUA, JUA, JUA!


Siempre he dicho que si no existiera Carmena habría que inventarla. La combinación Carmena-Madrid  garantiza el sainete. O, mejor aún: Carmena-Madrid-Cabalgata de Reyes. Hace dos años fueron los trajes Merlín o Cortina de Baño lo que provocó las iras de los ñus de la meseta, que no han iniciado la gran migración a Gandía por estas fechas. El año pasado, en que Carmena se comportó cual Señorita Rottenmeier, vistiendo a los Reyes con tradición y decoro, fue un periodista el que tratando de ridiculizar a Carmena, al Podemismo y a todo lo que se moviera, tomó a Copérnico por Colón. Este año otro tipo con micrófono confundió cándidamente el nombre de Einstein mientras entrevistaba a un niño, llamando al sabio alemán Alfred, en vez de Albert.  Nimio error. ¿Quién no ha confundido alguna vez un Alberto con un Alfredo o un Adolfo? Quien firma este artículo, de nombre Román, está acostumbrado a que le llamen Ramón, Germán y otras aproximaciones igualmente ridículas. La diferencia entre un reportero y otro es que uno comete un pequeño error y el otro, con su ignorancia desvela su maledicencia, quedando ridiculizado. Él mismo destapa su propia bellaquería. Y eso es divertido.

Este año, como novedad, el sainete estaba en Vallecas, en donde el colectivo LGTB había preparado una divertida carroza que fue vista por los mamíferos artiodáctilos en  circunscripción invernal como un ataque a la decencia y las buenas costumbres. Los Reyes son los Reyes, oí decir a algunos destiladores de la pureza que, sin embargo, no ven ningún inconveniente en que también lo sean Macy’s, Wall Mart… digo… El Corte Inglés, Iberdrola o Mercadona, que por un momento me había equivocado de cabalgata.

Hace un par de años escribí un artículo en este mismo blog titulado Reyes Magos https://romanrubio013.blogspot.com.es/2016/02/reyes-magos.html,  en el que explicaba algunas cosas acerca de lo que el Nuevo Testamento dice sobre los Reyes (o los Magos) como se les conoce en otros idiomas.
Para empezar, solo en el evangelio de Mateo se habla de ellos. Ni Marcos, ni Lucas ni Juan dicen nada de visitantes regios. Mateo escribió su Evangelio por los años 70 de nuestra era en arameo, aunque a nosotros nos ha llegado sólo la versión griega. En la traducción al español (del griego clásico) se lee: “Después de nacer Jesús en Belén de Judea, unos magos llegaron de Oriente a Jerusalén preguntando: ¿dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?” De modo que de reyes, nada. Al menos según Mateo. En la Enciclopedia Británica, en su entrada sobre los Magos se lee: Magi, singular Magus, also called Wise Men. The noble pilgrims “from the East” who followed a miraculous guiding star… (Matthew 2:1 – 12)
Y sigue:
Eastern traditions sets the number of Magi at 12, but western traditions set their number at three, probably based on the three gifts of gold….
Es decir: que para empezar, los vestidos Cortina de Baño podrían ser perfectamente  respetuosos con la tradición en la medida en que en ningún sitio se les señala como reyes (al menos no en el Evangelio de Mateo ni en la Enciclopedia Británica). Y que, aunque la tradición oriental estipulara doce el número de Magos, la occidental prefirió tres para que cuadrara con el número de regalos.

Por todo ello, vamos a convenir en que:
1º.- Las indumentarias novedosas son bienvenidas, sobre todo si son imaginativas y más aún si son más fieles a las fuentes que las tradicionales, entendiendo por “tradicionales” las que gustan  a las diputadas del PP y a sus hijitas.
2º.- Nadie se cree que esos tipos con barbas postizas sean verdaderos Reyes, ni nada. Los niños hacen como que se lo creen y los adultos hacen como que se creen que los niños se lo creen. Como en la canción de Luz Casal: “Tú juegas a engañarme, yo juego a que te creas que te creo”. Hasta que el gran Chiquetete decidió quitarse las barbas y proclamar: “Yo soy un cantante”.
3º.- En la Cabalgata de los Reyes caben todos. Los Reyes Magos, El Corte Inglés, Iberdrola, el Parque de Bomberos, el colectivo LGTB, las coristas de El Molino  y todo aquel que añada espectáculo, brillo, diversión y fantasía. Aunque no se lo crea (casi) nadie.


Román Rubio
Enero 2018 

No hay comentarios:

Publicar un comentario