INFANTILISMO
Herrero de Miñón es un político de derechas jubilado
y jurista de prestigio. Muchas tardes nos ilustraba y distraía con sus
inteligentes comentarios en la Tertulia de los sabios de La Ventana de Gemma Niega en la SER en donde, en
compañía de otros dos grandes, Santiago Carrillo y Ernest Lluch, comentaba la
actualidad, la vida, la muerte y otras nimiedades en un tono de camaradería,
confrontación de ideas y sintonía personal de viejo y de sabio, haciendo honor
al nombre de la tertulia. Como sabemos, Carrillo murió en la cama. De viejo y
de fumador. A Lluch se lo cargó la ETA. ¿Por moderado?, ¿por inteligente?, ¿por
culto? Habrá que ir a la cárcel a preguntárselo a Txomin. Pero más que por
tertuliano, a Herrero de Miñón se le recordará por ser uno de los padres de la
Constitución.
Hace poco ha hablado de ello: de la Constitución. De
la posibilidad de reformarla y de la ilegalidad de desobedecerla. Y lo ha hecho
como siempre, con sentido común. Ha dicho que se puede hacer la reforma si así
se quiere, pero siempre desde la contemplación de sus reglas. Que no se la
puede saltar uno con la excusa de que queda estrecha o (supuestamente)
obsoleta. Para ilustrar el desacato ha buscado un símil extremo y claro. Es como
el juez que debe actuar ante el caso de un maltratador que ejerce el maltrato a
su mujer con el argumento de que esta era insoportable. “Bien, estoy dispuesto
a aceptarlo, pero usted es un criminal”, resume el juez. El ejemplo es meridiano.
Haya lo que haya detrás, la agresión es un delito y será castigado por la ley.
Punto.
Pobre don Miguel. La que le ha caído. Los cagalimpitos,
ayatolás de la corrección política y guardianes de las llaves del templo de la
moral moderna, se han lanzado a degüello. “Herrero de Miñón compara la
desobediencia a la Constitución con la violencia machista”. Así en,
prácticamente, todos los medios. Pues, sí, señores. El jurista empleó el símil
para destacar quién es el villano de la sala. Y lo hace buscando un caso
extremo e incuestionable en el que todo el mundo vea claro, por lo obvio, quien
es el delincuente. En un caso, el que viola la Constitución cometiendo rebeldía
y prevaricación, y en el otro, el agresor. Es solo un ejemplo. Un símil. Como
hacía Cristo con aquello de las semillas y el pedregal o el hijo pródigo.
¿Entienden? En ningún momento “trivializa” nada. Por el contrario, lo pone como
ejemplo de delito incuestionable. Lo de muchos es, en verdad, obsesivamente
enfermizo. Pero sobre todo, falso y falsario. El mensaje de la noticia era
otro, aunque para la 6, como para tantos otros medios, el mensaje fuera la
“trivialización” de la violencia machista. Farsantes. Y malos periodistas.
A continuación intervino Roca, otro padre de la Ley de leyes y se le ocurrió comparar la
actitud de Cataluña con España con la persona que quiere el divorcio, y ahí
los fanáticos de las esencias estuvieron
más dubitativos. “¿Nos rasgamos las vestiduras, o no? No sé. Esperaremos a ver
qué hacen o dicen los otros”.
El fin de semana anterior, en Asturias, unos
simpáticos mocetones del lugar, aprovechando que nevaba intensamente,
decidieron subir al Angliru en el todoterreno de uno de ellos. Por diversión. El
coche, como era previsible, se atascó y dijo que ni para adelante ni para
atrás. Los muchachos, ante la perspectiva de pasar horas encerrados en el
coche, llamaron a Emergencias: “Ring, ring. Que estamos aquí, en el Angliru,
atascados. Que vengan a por nosotros”. En Emergencias, con quienes tuvieron
cuarenta comunicaciones, les dijeron que se quedaran en el coche o bajaran
andando, que solo estaban a cuatro kilómetros y ellos estaban para el rescate
cuando había riesgo para las personas y no para evitar incomodidades a jóvenes
imprudentes y se echaron las manos a la cabeza cuando el intrépido asturiano le
contestó que algunos iban con deportivas y chándal. Al fin, alguien del lugar
subió con su 4X4 y, desinchando las ruedas “un
attimo” y con algo de pericia en la conducción, les bajó el coche. Sin más.
¿Y qué dijo el alegre joven conductor atascado en la nieve una vez fue
rescatado de territorio comanche? Que lo volverá a hacer. Esa “aventura” y otras
más gordas. ¿Adónde pensará ir el tipo la próxima vez? ¿Al Everest en pijama y
con un móvil para llamar cuando tenga frío? ¿Es que nadie se va a hacer responsable
de sus propios actos en este país excepto la Guardia Civil? Bueno, después de
lo de Tejero, claro.
Román Rubio
Enero 2018
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