ESA HACIENDA TUYA, ESA HACIENDA
NUESTRA
En el otoño de 2015, el entonces Ministro de Hacienda, señor
Montoro, llamó a su despacho al patriota Aznar para, según él, “hablar de
política”. Cuando un Inspector de Hacienda te llama a su despacho, la cita no
presagia nada bueno. En este caso, el Inspector era el citado y el citador o citante, el mismísimo Ministro de Hacienda. Desconocemos los
términos en que se desarrolló tan interesante conversación —a la muchos
calificaron como trato de favor— pero lo cierto es que el expresidente Aznar
salió del despacho con una multa de 70.000 € y una declaración complementaria
de 199.052€. Un agujero de casi un cuarto de millón. Con amigos así, ¿quién
necesita enemigos?
El asuntillo que
hubo que arreglar “amigablemente” no era otro que la facturación de los
ingresos en años anteriores de la Sociedad Famaztella (Sociedad Aznar-Botella),
creada exprofeso para la facturación de ingresos por conferencias, derechos de
autor, alocuciones y otras actividades remuneradas del matrimonio. Los ingresos
de la sociedad con tan arrebatador nombre, en los años valorados —que ascendían a más de medio millón— tributaron a un 25%, a diferencia del IRPF por el que Hacienda consideraba que
debían haber tributado y cuyo tipo podría estar cercano al 50%.
Aznar tiró de
chequera y se quejó amargamente por aparecer ante la opinión pública como un
defraudador cuando, según él, se trataba solo de una “discrepancia contributiva”.
Hacienda no lo vio
así: lo consideró una infracción tributaria grave, infracción que normalmente
se sanciona con una cantidad de entre el 50% y el 100% de la cuota defraudada.
Al cerrarse el expediente “en conformidad”, la infracción se quedó en el 26%,
que es el mínimo.
¡Qué casualidad!
Resulta que a Monedero le ocurrió lo mismo: creó una sociedad con la que
facturar trabajos en Sudamérica. De los ingresos obtenidos, pagó 70.000€ y tuvo
que hacer una declaración complementaria y abonar los, aproximadamente, 130.000€ para liquidar la “discrepancia contributiva” con Hacienda.
Imanol Arias, Nuria
Roca, Montserrat Caballé, Javier Bardem… son otros patriotas con diferentes
criterios a los de la Agencia, así como los menos patriotas Cristiano o Messi.
El otro día, Máxim
Huerta, el Breve, que tan simpático nos caía (a algunos) y no solo por ser de
Utiel, que ya es un puntazo, se vio forzado a dimitir por el mismo “delito”.
En muchas cosas tenía razón en su descargo: nunca ocultó nada al fisco (como
Aznar o Monedero), pagó su deuda (como Aznar y Monedero) y había hecho lo que
usted y yo —de haber estado en su lugar— habríamos, probablemente, hecho: hacer
caso al asesor fiscal.
Mis respetos para
todos ellos, que terminaron pagando lo que “no” habían ocultado. Mi condena
hacia los carroñeros: Pablo Iglesias por ensañarse con el de Utiel cuando tan
condescendiente fue con Monedero y Rafael Hernando por… por todo. Por su
desfachatez y su oportunismo, su zafiedad, su doblez y su falsedad. ¡Que Alá le
confunda!
Román Rubio
Junio 2018
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