lunes, 23 de julio de 2018

¿HABLAS INGLÉS?



¿HABLAS INGLÉS?






Países Bajos 71.45   Suecia  70.40        Dinamarca  69.93    Noruega 67.97
Finlandia 65.83          Luxemburgo 64.57   Alemania 62.53    Austria 62.18
Polonia 62.07            Bélgica 61.58        Suiza 60.95               Servia 59.37 
Rumanía 59.13          Portugal 58.63     Hungría 58.61          Rep. Checa 57.87
Eslovaquia 57.63       Bulgaria 57.34      Grecia 57.14            Lituania 57.08
España 56.06            Francia 54.39      Italia 54.19               Rusia 52.19
Ucrania 50.91            Turquía 47.79
     


   “¿Qué es un español?” “Un ciudadano que está estudiando permanentemente inglés”
   Esta podría ser una buena (aunque incompleta) definición del español. Se podría añadir que “con mediocres resultados”. Aún así, aceptando la evidencia de la escasa o nula competencia lingüística del español en lenguas foráneas, y en particular en el inglés, me gustaría hacer unas puntualizaciones:
   1ª.- No somos, aunque hacemos esfuerzos, los peores. Los franceses y los italianos aún obtienen peores resultados que nosotros en su competencia en lengua inglesa. Es curioso que al español, consciente de su incapacidad para con el inglés, le resulta chocante el dato. Es cierto. Los franceses, por rivalidad y mal disimulada animadversión hacia lo del otro lado del canal (de La Mancha o Inglés, según del lado del que se mire), y los italianos, por lo que sea, tienen el dudoso honor de hablar inglés peor que nosotros.
   2ª.- Por muy mal que hablemos nosotros el inglés y por muy requetemal que lo hagan franceses e italianos, no llegamos ni a la suela de los zapatos al nivel de (in)competencia que los ingleses (y los americanos, ya que nos ponemos) manifiestan a la hora de hablar lenguas de raíz latina como el español, francés o italiano. Lo hablan poquísimos. Y cuando lo hacen, es con un acento tal, que no se sabe si se trata de Juanito Navarro haciendo de Mrs. Croquet, o alguien de Doncaster intentando imitar a Juanito Navarro haciendo de Mrs Croquet, con indicaciones morfosintácticas de Gomaespuma.
   La primera reacción, muy generalizada, es la de culpar al sistema educativo. Que si es ineficaz, que si incide en aspectos gramaticales y formales más que en el comunicativo, etc, etc. Algo de razón tendrán, digo yo; pero no mucha. Los franceses y los italianos parecen empeñarse en contradecir a los vilipendiadores de nuestro sistema educativo. Y, sobre todo, los ingleses. Si el sistema educativo español es ineficaz, ¿qué decir del francés o del italiano? ¿Y del inglés?

   Voy a dar, pues, mis razones, basadas en mi larga experiencia como profesor de lenguas:
   1ª.- La facilidad para el aprendizaje de las lenguas extranjeras depende, sobre todo, de la cercanía entre estas. Obsérvese que los países mejores en inglés (Países Bajos, y países escandinavos) tienen como propia una lengua de origen germánico, próxima al inglés. Si la lingua franca fuera el italiano, nosotros, los españoles, tendríamos una competencia superior que, digamos, los daneses.
   2ª.- Aprenden más y mejor una lengua extranjera los ciudadanos de aquellos países cuya lengua tiene poca presencia internacional. Los holandeses y los suecos, por ejemplo. Los españoles y los franceses, cuyas lenguas tienen una proyección global, sienten una menor “necesidad vital”.
   3ª.- Ayuda mucho el hecho de que no se doble el material audiovisual como películas y televisión. Esta circunstancia explicaría por qué Portugal o Rumanía (ambos países de lenguas románicas, como nosotros) aventajen a España por unos cuantos largos (los niños que ven sus dibujos en inglés, subtitulados en su idioma, aprenden la lengua extranjera al tiempo que aprenden a leer la suya).

   Estas son, pues, las razones de nuestro “atraso” en materia anglófona. Estas y dos rasgos psicológicos del español: 1ª. El de que “aprendan ellos la mía”, argumento chulesco y poco práctico, puesto que la lingua franca es la que es y no serán nuestros deseos lo que lo haga cambiar y, 2ª El miedo al ridículo, producto de un orgullo exacerbado del español, que le impide tomar riesgos.

   Ya lo saben. Sigan aprendiendo, y buena suerte.

Román Rubio
Julio 2018

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