¿HABLAS INGLÉS?
Países Bajos 71.45 Suecia 70.40 Dinamarca 69.93 Noruega 67.97
Finlandia 65.83 Luxemburgo 64.57 Alemania 62.53 Austria 62.18
Polonia 62.07 Bélgica 61.58 Suiza 60.95 Servia 59.37
Rumanía 59.13 Portugal 58.63 Hungría 58.61 Rep. Checa 57.87
Eslovaquia 57.63 Bulgaria 57.34 Grecia 57.14 Lituania 57.08
España 56.06 Francia 54.39 Italia 54.19 Rusia 52.19
Ucrania 50.91 Turquía 47.79
“¿Qué es un español?” “Un ciudadano que está
estudiando permanentemente inglés”
Esta podría
ser una buena (aunque incompleta) definición del español. Se podría añadir que
“con mediocres resultados”. Aún así, aceptando la evidencia de la escasa o nula
competencia lingüística del español en lenguas foráneas, y en particular en el inglés,
me gustaría hacer unas puntualizaciones:
1ª.- No
somos, aunque hacemos esfuerzos, los peores. Los franceses y los italianos aún obtienen
peores resultados que nosotros en su competencia en lengua inglesa. Es curioso
que al español, consciente de su incapacidad para con el inglés, le resulta
chocante el dato. Es cierto. Los franceses, por rivalidad y mal disimulada animadversión
hacia lo del otro lado del canal (de La Mancha o Inglés, según del lado del que
se mire), y los italianos, por lo que sea, tienen el dudoso honor de hablar
inglés peor que nosotros.
2ª.- Por muy
mal que hablemos nosotros el inglés y por muy requetemal que lo hagan franceses
e italianos, no llegamos ni a la suela de los zapatos al nivel de
(in)competencia que los ingleses (y los americanos, ya que nos ponemos) manifiestan
a la hora de hablar lenguas de raíz latina como el español, francés o italiano.
Lo hablan poquísimos. Y cuando lo hacen, es con un acento tal, que no se sabe
si se trata de Juanito Navarro haciendo de Mrs. Croquet, o alguien de Doncaster
intentando imitar a Juanito Navarro haciendo de Mrs Croquet, con indicaciones morfosintácticas
de Gomaespuma.
La primera
reacción, muy generalizada, es la de culpar al sistema educativo. Que si es
ineficaz, que si incide en aspectos gramaticales y formales más que en el
comunicativo, etc, etc. Algo de razón tendrán, digo yo; pero no mucha. Los
franceses y los italianos parecen empeñarse en contradecir a los
vilipendiadores de nuestro sistema educativo. Y, sobre todo, los ingleses. Si
el sistema educativo español es ineficaz, ¿qué decir del francés o del italiano?
¿Y del inglés?
Voy a dar,
pues, mis razones, basadas en mi larga experiencia como profesor de lenguas:
1ª.- La
facilidad para el aprendizaje de las lenguas extranjeras depende, sobre todo,
de la cercanía entre estas. Obsérvese que los países mejores en inglés (Países
Bajos, y países escandinavos) tienen como propia una lengua de origen
germánico, próxima al inglés. Si la lingua
franca fuera el italiano, nosotros, los españoles, tendríamos una
competencia superior que, digamos, los daneses.
2ª.- Aprenden
más y mejor una lengua extranjera los ciudadanos de aquellos países cuya lengua
tiene poca presencia internacional. Los holandeses y los suecos, por ejemplo.
Los españoles y los franceses, cuyas lenguas tienen una proyección global, sienten
una menor “necesidad vital”.
3ª.- Ayuda
mucho el hecho de que no se doble el material audiovisual como películas y
televisión. Esta circunstancia explicaría por qué Portugal o Rumanía (ambos
países de lenguas románicas, como nosotros) aventajen a España por unos cuantos
largos (los niños que ven sus dibujos en inglés, subtitulados en su idioma,
aprenden la lengua extranjera al tiempo que aprenden a leer la suya).
Estas son,
pues, las razones de nuestro “atraso” en materia anglófona. Estas y dos rasgos
psicológicos del español: 1ª. El de que “aprendan ellos la mía”, argumento
chulesco y poco práctico, puesto que la lingua franca es la que es y no serán
nuestros deseos lo que lo haga cambiar y, 2ª El miedo al ridículo, producto de
un orgullo exacerbado del español, que le impide tomar riesgos.
Ya lo saben.
Sigan aprendiendo, y buena suerte.
Román Rubio
Julio 2018
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