IF YOU’RE GOING TO SAN FRANCISCO
be sure to wear some
flowers in yor head
El 27 de
diciembre de 2007, quien hojeó el Sunday New York Times se encontró con un curioso
anuncio a toda página con la leyenda: “War
is Over! If you want it”. Era Yoko Ono quien había encargado (y pagado) el
nada barato recordatorio de aquella iniciativa de 40 años antes, en que ella y
Lennon habían exhibido vallas publicitarias con esa misma leyenda en los puntos
más céntricos de Nueva York, Londres, Hollywood, París, Roma, Berlín, Atenas y
Tokyo. Era el momento más álgido de la guerra de Vietnam. Debajo, en letras
mucho más pequeñas, se leía: “Happy Christmas, John and Yoko”.
Quien compró el San Francisco Chronicle del
viernes 13 de julio de 2018 también se encontró con un texto a toda página pagado
por una mujer, que no era Yoko Ono. El contenido era mucho más largo y mucho
menos altruista.
El texto decía así:
¡VIGILAD VUESTRAS ESPALDAS! Nadie lo hace por ti.
… como si tropezar con jeringas usadas y suciedad en Maiden Lane no fuera
bastante malo…
Hace poco fui a Neimar Marcus, en Geary Street, y entré al Fresh Market
Cafe a comer un sándwich. Estaba sentada en una mesa dando la espalda al
mostrador de comida. Por encima de mi hombro derecho, detrás de mí, advertí la
presencia de un joven “homeless” actuando silenciosamente, de manera extraña y
tratando de mirar por encima del mostrador de comida. Me llamó la atención lo
fuera de contexto que estaba y me pregunté cómo pudo llegar tan adentro de la
cafetería.
Me sentí incómoda después de unos minutos y temiendo que me robara el
bolso, me levanté, agarré el bolso y me cambié de mesa. Me giré y vi a este “homeless”
blandiendo unas grandes TIJERAS que abría y cerraba de manera errática, ¡antes
lo había hecho a mis espaldas! Horrorizada, grité a la camarera y me apresuré
al otro lado del restaurante. Mientras esperábamos pacientemente a los de seguridad,
esta persona indigente y psicótica tomó un vaso de agua y salió por la puerta a
Geary Street blandiendo las tijeras.
Las autoridades de San Francisco y aquellos responsables de nuestra
seguridad nos han estado defraudando, rebajando las expectativas al mínimo.
Nosotros, los miembros de la sociedad que contribuimos de manera responsable pagando
nuestros impuestos, hemos visto nuestra calidad de vida como ciudadanos de San
Francisco, seria y peligrosamente rebajada.
Sentaos con la espalda pegada a la pared, paisanos.
Firmado,
Mujer disgustada anónima residente en San Francisco (por ahora)
Y, díganme: Teniendo en cuenta que el precio
por la compra de una página entera del Chronicle ronda los 30.000 dólares, ¿no
es el colmo del narcisismo gastarse esa cantidad para denunciar una situación
en la que una tiene un casi-encontronazo con alguien que la hace sentir incómoda,
pero que, en realidad, no llega a tocarla, ni siquiera a hablarle y mucho menos
a robarte el bolso?
Treinta mil dólares es lo que viene a ganar
al año un ciudadano de San Francisco que ronde el salario mínimo: $15 a la hora
x 40 horas a la semana x 50 semanas al año hacen exactamente $30.000 brutos. O,
visto de otro modo: con el precio del anuncio, la dama podía haber comprado
1875 sándwiches de pavo con sirope de arce glaseado (especialidad de la casa, al
precio de $16 la unidad) para dar un buen almuerzo a la mitad de los indigentes
de la ciudad.
Ya ven: hay damas y damas.
Román Rubio
Agosto 2018
P.D. San
Francisco, por su proximidad a Silicon Valley (centro mundial de la industria
digital), es uno de los lugares más caros del mundo para vivir. El alquiler de
un estudio en la ciudad ronda los $2800 mensuales (más de 2400€), cifra que no
todo el mundo se puede permitir. Esa es una causa (no la única) de que haya una
cantidad de indigentes mayor que en otras ciudades americanas.
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