NÚMEROS Y CIFRAS
Deway Johnson es un ciudadano americano de 46 años que en el
año 2012 estuvo trabajando como jardinero en las escuelas públicas de Benicia,
localidad al norte de San Francisco. Dos años después, tras cubrírsele de
póstulas el cuerpo, un médico le diagnosticó un linfoma No Hodking. El hombre
culpó al herbicida Roundup, de Monsanto, -que, como jardinero, usaba con
frecuencia- de ser el agente causante de sus problemas médicos. En concreto, al
glifosato, su principio activo. Y denunció al fabricante como culpable de su enfermedad
terminal, por no avisar convenientemente de las propiedades cancerígenas del producto.
Sea o no cancerígeno el agente activo del herbicida, lo
cierto es que la empresa fabricante (Bayer, que había absorbido a Monsanto un
año antes por un precio de 66.000 millones de dólares) ha sido condenada por un
tribunal californiano a pagar al denunciante (enfermo, pero vivo) la
interesante cantidad de 389 millones de dólares; 250 millones por daños y 39
como compensación. ¿Mucho, poco? Pues, depende. ¿Cuánto vale una vida humana?
Italia ha vivido una tragedia los últimos días. Un trozo del
viaducto Morandi, que se elevaba hasta a 90 metros sobre los arrabales de
Génova ha colapsado llevándose con él a tres camiones y una treintena de
coches, contabilizándose -por el momento- 38 muertos y unas decenas de heridos,
algunos de ellos, graves. El ministro de infraestructuras Danilo Toninelli
informó a través de Facebook que el gobierno ha activado el procedimiento para
la posible revocación de concesiones, y para imponer multas de hasta 150
millones de euros.
¿Ven la diferencia? El americano, todavía vivo, obtiene 389
millones de dólares de la empresa productora del herbicida como compensación por
una “posible” causa provocadora de su enfermedad. La responsabilidad por las
víctimas en Italia se evalúa en “solo”150 millones de euros -unos cuatro
millones por víctima mortal- como causante “segura” del accidente por
deficiente mantenimiento. A expensas, claro está, de la batalla que les queda
por disputar en los tribunales con las aseguradoras.
¿Y cuál es el valor monetario de cada una de las víctimas migrantes
por ahogamiento o hipotermia en las aguas del Mediterráneo? Cero. La vida
humana vale lo que vale, y cuesta lo que cuesta, dependiendo del pasaporte. Lo dijo
el poeta: “Todo necio confunde valor y precio”.
Más números (y más pasaportes). A los coreanos, una vez
liberados del dominio japonés y acabada la guerra (1950-1953) les ha crecido la
cabeza, según un estudio de la Universidad de Corea. Los coreanos nacidos en la
década de los 70 tienen una capacidad craneal 90 mililitros superior a los
nacidos en 1930. Mejor nutridos, más ricos y más cabezones. Claro, que el
estudio se ha hecho con los coreanos del sur. A los del norte -no incluidos en el
estudio- parece haberles aumentado solo el ancho de los pantalones y la altura
de la línea del nacimiento del cabello en su región parietal (por encima de las
orejas). Vean si no, la imagen del Amado Líder.
Román Rubio
Agosto 2018
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