miércoles, 5 de septiembre de 2018

ANUNCIOS POR PALABRAS


ANUNCIOS POR PALABRAS





“SE BUSCAN HOMBRES para viaje peligroso, sueldo bajo, frío extremo, largos meses de completa oscuridad, peligro constante. Retorno con vida no garantizado, honor y reconocimiento en caso de éxito.


Este desmotivador anuncio puso Shackleton en los periódicos londinenses un día de 1914 con el propósito de seleccionar a los hombres que habrían de acompañarle a su épica exploración antártica Endurance, sin mencionarla. Recibió más de cinco mil solicitudes (incluidas las de tres señoritas deportistas) entre las que habría de seleccionar a las pocas decenas que habrían de formar parte de la que sería una de las más famosas exploraciones antárticas. La expedición no consiguió su objetivo de atravesar el continente pasando por el polo, pero ha pasado a la historia como un episodio único de heroísmo y supervivencia, en la que la totalidad de la tripulación regresó sana y salva tras perder el barco, aprisionado y roto por el hielo y pasar dos inviernos en las soledades antárticas.




Hace no mucho que apareció un anuncio de trabajo en la prensa inglesa con evocaciones mucho menos épicas, pero con algún punto en común.


Philip Blackwell es fundador de una compañía que se llama Ultimate Library (La biblioteca definitiva), especializada en crear bibliotecas y librerías con contenidos diseñados ad hoc para grandes hoteles, casas de campo, cruceros y resorts turísticos exclusivos a lo largo y ancho del mundo. El personaje, que vendió en 2006 la cadena de librerías (Blackwell’s) que había pertenecido a su familia, se dedica en su nueva empresa a diseñar y proporcionar las colecciones de libros que considera más apropiadas para cada uno de esos selectos y caros lugares de esparcimiento (ignorando, como buen caballero tozudo escocés, que lo primero que hoy pregunta cualquier huésped es la clave para el wifi).
Sea como fuere, la compañía necesitaba de un librero para atender el punto de venta y préstamo de Soneva Fushi, un complejo hotelero exclusivo en la isla Kunfunadhoo, en las Maldivas, en el que el precio de la cabaña oscila entre los $2.000 y los $26.000 la noche, para lo que se anunció con los siguientes argumentos:

«Se necesita “librero descalzo” para atender librería en Soneva Fushi, en las Maldivas. El salario es irrisorio, pero los incentivos adicionales son imbatibles (the pay is derisory but the fringe benefits unparalleled).Mínima estancia, tres meses».

Si bien es cierto que en esta ocasión no se anunciaban peligros continuos, frío extremo, largos meses de oscuridad total y retorno dudoso, la oferta de paga escasa —como la de Shackleton hace un siglo— tuvo un éxito extraordinario, convirtiéndose el anuncio en viral. Según Blackwell, se han recibido miles de currículos de 40 países diferentes. Se trata de gentes de entre 18 y 83 años, provenientes de contextos laborales tan diferentes como la banca, la poesía, la biología o el surf (comprensible, por otra parte), incluyendo la solicitud de un miembro del equipo de prensa de la Casa Blanca (también comprensible). No sé exactamente qué es lo que busca el de Washington, pero me creo capaz de adivinar de qué huye.

Yo mismo envié mi propia solicitud. Quiero comprobar si hay un mundo más allá de el de los lazos amarillos y de un lugar al que llaman Valle de los Caídos, en el que creo que estuve una vez, pero no estoy seguro.

Román Rubio
Septiembre 2018

P.D. Acabo de enterarme de que han llamado a los quince preseleccionados para una entrevista en Londres y yo no estoy entre ellos. Lástima. Me quedaré sin saber si hay vida más allá de Waterloo. Para Napoleón no la hubo.

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