FOR
A RAINY DAY
En inglés, la expresión for a rainy day (para un día lluvioso), hace referencia a la necesidad de guardar cuando hay abundancia para cuando
las cosas vienen mal dadas. En español hablamos de vacas flacas, esas que,
indefectiblemente, siguen a las gordas.
Aprendimos en la escuela la historia del astuto José,
hijo de Jacob, que desveló al Faraón el significado del intrigante sueño de
este en el que siete vacas flacas devoraban a siete vacas gordas: tras siete
años venturosos de abundancia vendrían otros tantos de sequías, plagas y malas
cosechas. El Faraón y las autoridades imperiales habrían de guardar en graneros
los excedentes de las cosechas de los años de abundancia para proteger al
pueblo de las penurias en la época de los de escasez. Gracias a tan acertado
proceder el pueblo de Egipto se salvó de grandes hambrunas y como premio, el
pueblo de Israel obtuvo su libertad, aunque luego tuviera que recurrir a las
artes sobrenaturales de Moisés en el Mar Rojo, pero esa es otra historia.
También aprendimos en la escuela la fábula de La cigarra y la hormiga, atribuida a Esopo
y recreada por La Fontaine y nuestro Félix María de Samaniego. Mientras la
cigarra pasaba la época estival cantando
sin parar y disfrutando del buen tiempo y de la abundancia de grano tras la
siega, la hormiga andaba sacrificada todo el día con grandes cargas a sus
espaldas llenando el granero. Hasta que llegó el invierno, y con él las nieves,
los fríos y la escasez de alimento, y la cigarra “…viose desproveída del precioso sustento:
sin mosca, sin gusano, sin trigo, sin centeno”, al tiempo que la hormiga se
refugiaba en su hormiguero, abría las puertas del granero y aguantaba calentita
y alimentada hasta la primavera.
Hoy han llegado las vacas flacas, subrepticiamente, sin avisar y sin anunciarse,
y donde había prosperidad se anuncia la escasez y la ruina y se oye alto y
claro el clamor del pueblo: ¡Abran los graneros!, y los graneros fueron
abiertos; pero para pasmo de la muchachada estos están semivacíos. Las cigarras
habían pasado los años buenos al sol bien cebaditas cantando fados, seguidillas,
tarantelas y sirtakis sin preocuparse demasiado del nivel de los silos.
Menos la hormiguita Merkel que, aconsejada por su
particular José — de cara adusta y usuario de silla de ruedas, apellidado
Schäuble—, al abrir la puerta del granero, se lo ha encontrado a rebosar. Y eso
a pesar de las chanzas, cuando no críticas abiertas de las cigarras
meridionales que la conminaban a gastar y gastar, cosa que horroriza a la hija
del pastor protestante educada bajo el lema: “gasta lo que tienes”.
No sé en qué quedará esta hambruna, pero intuyo que
los bronceados tonadilleros exigirán a la superhormiga que se reparta lo del
granero. Y no sé por qué, pero creo que esta dirá como en la fábula:
(...)
Que faisiez-vous au temps chaud?
Dit-elle à cette emprunteuse.
- Nuit et jour à tout venant
Je chantais, ne vous déplaise.
- Vous chantiez ? j'en suis fort aise.
Eh bien! dansez
maintenant.
Jean de La Fontaine (1621-1695)
En alemán, claro.
Román Rubio
Marzo 2020
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