EL
ARZOBISPO DE LIMA
George Brown (1914-1985) fue un político laborista
inglés que ostentó diversos cargos ministeriales y parlamentarios en la época
de Harold Wilson, en los años sesenta, aquella época gloriosa del Londres en
que convivían los tipos con bombín y paraguas con la explosión de la música pop, los pelos a lo
beattle, las minifaldas y los clubs nocturnos del Soho. Provenía de una familia
muy modesta y como su padre, camionero y repartidor del Evening Standard, del
mundo sindical. Un tipo honesto.
El único defecto conocido del hombre, que llegó a
ser Ministro de Asuntos Exteriores (Foreign
Secretary), era su afición a terminar beodo en cada una de las recepciones
en las que circulara el alcohol. En una ocasión, en una aparición pública tras
la muerte de Kennedy, su actuación fue tan lamentable y su estado tan evidente, que la prensa de la época (que
nunca usaba —por aquel entonces— el apelativo “borracho” para describir a los
políticos) usó la expresión “tired and
emotional” (cansado y emotivo) para designar su estado, expresión que ha
quedado acuñada en el inglés británico como eufemismo de intoxicación alcohólica
o borrachera.
Son muchas las anécdotas que se le atribuyen
relacionadas su afición por andar chispado, incluida la de su salida del
gobierno, invitado a dimitir tras una noche en la que el Primer Ministro,
teniendo que tomar una decisión transcendente referida a la estabilidad de la
libra, no pudo hacerse con el ministro que se encontraba, según miembros de su staff, "only 'so-so' when last seen" (solo
regular cuando se le vio por última vez).
Pero de todas las anécdotas,
la más celebrada, y probablemente apócrifa, es la que supuestamente protagonizó
en una recepción en Perú en su época de Ministro de Exteriores.
A mitad de recepción
y viéndose el inglés atraído por una dama vestida rica y extravagantemente con
una especie de túnica roja, nuestro hombre —cargadito como solía ir en esos
trances— se acercó algo más de lo estrictamente necesario a la persona y le
dijo: “Señora, ¿me concede usted este baile?”, a lo que la dama le contestó: “No
voy a bailar con usted por tres motivos: primero porque está usted borracho,
segundo porque lo que suena no es un vals sino el himno nacional del Perú y en
tercer lugar porque soy el Arzobispo de Lima”.
Román Rubio
Abril 2020 (segundo
mes de confinamiento)
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