CORRECAMINOS.
¡BEEP-BEEP!
Las reglas, las normas y las leyes tienen una cosa
buena y una mala: la buena es que obliga a la gente a cumplirlas, la mala es
que a nosotros también.
En todos los pueblos se contaba entre los albañiles
la historia de aquel operario que, aplicado con diligencia y buen ánimo a
construir una “gorrinera” (la solución habitacional de los cerdos o “gorrinos”),
andaba tan ensimismado y displicente en la tarea que quedó dentro de la misma y
hubo de derribarla para poder salir. Estúpido, dirán ustedes. O distraído, que
tampoco hay por qué ser tan severos.
Acuérdense también de aquel presidente autonómico que
inauguró a bombo y platillo cierta prisión del norte de la capital y que acabó
al tiempo en ella como inquilino, ¿quién lo iba a decir?
Lo sabía muy bien un tal Tom, un gato decidido que
en el intento de atrapar al ratoncito Jerry con el que cohabitaba (que no
convivía), acababa siendo objeto de la potencia destructiva de su propio
arsenal; o aquel Coyote, a menudo malherido en su empeño por atrapar al veloz
Correcaminos.
En París ha ocurrido algo del estilo. El Ministerio
de Función Pública de Francia ha impuesto una multa de 90.000 euros al
Ayuntamiento de la ciudad —gobernado por Anne Hidalgo— por el terrible delito
de tener más mujeres de las debidas en puestos de responsabilidad. En el año
2018, la administración Hidalgo tenía a 11 mujeres (69%) y 5 hombres (31%) en
altos puestos, incumpliendo la Ley de Paridad, derogada en 2019, que estipulaba
que la relación de hombres o de mujeres no podía exceder el 40%. La imposición
de la cuota, pensada para beneficiar a la mujer, se ha vuelto en contra. El
tiro por la culata.
“Absurda, injusta, irresponsable y peligrosa”, ha
calificado la alcaldesa la sanción. Estoy de acuerdo en las dos primeras calificaciones:
“Absurda e injusta”. En cuanto a las otras, no tanto: no se puede tachar la
medida de “irresponsable” porque lo irresponsable es siempre “no” aplicar la
ley y “peligrosa” tampoco la veo por el mismo motivo. Y es que lo malo de las
leyes es que hay que cumplirlas, tanto si te favorecen como si no. Por cierto, como
colofón a la paradoja, la sanción viene impuesta por la Ministra Amélie de Montchalin,
conocida feminista.
Y si el caso de París parece el de Tom y Jerry, el
de Otegui se asemeja al del Coyote y Correcaminos.
Otegui, que ha pasado más de seis años en la cárcel
por el intento de reconstrucción de Batasuna, solicitó la anulación de la
condena impuesta en 2011 por la Audiencia Nacional alegando la no neutralidad
requerida de una jueza del tribunal. Esta preguntó al entonces acusado si
condenaba a ETA a lo que Otegui se negó a responder. La jueza contestó “lo
imaginaba”. Este diálogo ha sido en lo que se ha basado el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos (TEDH) para declarar la nulidad del juicio. ¿Quiere decir que
Otegui es inocente? En absoluto. El tribunal no se ha pronunciado. Lo único que
ha dicho es que el juicio no es válido y, por lo tanto, se tiene que repetir.
De nuevo el Coyote ha salido chamuscado. No sé si
saldrá muy perjudicado, pero todo indica que no ha conseguido, de nuevo, la presa.
Es lo que tienen las leyes.
Román Rubio
Diciembre 2020
P.D. Leo con sorpresa que Raphael ha dado dos
recitales en Madrid a los que han asistido unas 8.000 personas en tiempo de
pandemia. Estoy anonadado. No sé si por saber que aún canta, porque haya
todavía alguien que pague por verle (desde que murió su gran fan Carmen Polo, a
la que, por cierto, le regalaban la entrada) o porque el concierto haya sido en
un lugar al que llaman WiZink (en serio).
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