lunes, 8 de marzo de 2021

CARONTE AGUARDA

 

CARONTE AGUARDA



Ya se sabe cómo es Caronte: hosco, tacaño, envuelto en harapos, encapuchado, amante de las tinieblas, siniestro y paciente, muy paciente. Siempre está ahí, sentado en su barca en la penumbra, escondiendo su cara semicomida por la lepra y con la mano —llena de soriasis y sabañones— siempre extendida, presta  a recoger como pago la moneda necesaria para pasar a uno al otro lado de la Laguna Estigia, hasta la orilla del Reino de Hades. ¡Y ay, de quien no lleve encima la moneda! Caronte es tozudo, inmisericorde, inamovible y dejará al alma vagar en pena cien años en la orilla sin poder alcanzar el merecido, aunque lúgubre, descanso del Averno.

Hay que llevar siempre en el bolsillo la moneda de euro, el doblón, la guinea, el duro de plata isabelina, por si (dios no lo quiera) tiene uno que encontrarse cara a cara con Caronte de manera inesperada. Eso y lo de la ropa interior: siempre limpia. La tía Aurelia a menudo conminaba a sus sobrinos (y sobrinas) a llevar siempre la ropa interior limpia y las uñas de los pies cortadas y arregladas porque la muy pulcra tenía pánico a que, por accidente o trampa del destino, hubiera de ser sometida a examen médico de manera inesperada.

Prudente, la tía Aurelia. Y limpia.

Gaudí no escuchaba los consejos de la discreta señora y el 10 de junio de 1926 fue atropellado por un tranvía en la calle Cortes de Barcelona cuando se dirigía a pie a la Parroquia San Felipe de Neri a visitar a su confesor, cosa que hacía con regularidad. No hay constancia del estado de su ropa interior, pero el aspecto que ofrecía era el de un mendigo y la atención recibida, en una sociedad clasista como la de la época, fue deficiente, y aún habría sido peor de no haber sido por un guardia civil que pasaba por allí y obligó a un coche a que llevara al herido al Hospital de la Santa Cruz, entonces de Beneficencia, donde murió —ya desvelada su identidad— sesenta horas después.

El 19 de abril de 1906, Pierre Curie murió atropellado por un coche de caballos en la calle parisina de Dauphine, junto al Pont Neuf de la capital francesa, puente que, a pesar de su nombre, fue construido a finales del siglo XVI y resulta ser el más antiguo de la ciudad. El científico —Premio Nobel de Física junto a su mujer, Marie— absorto, quizá en sus meditaciones, fue arrollado fatalmente por el vehículo y enterrado en el cementerio de Sceaux, en las afueras de París. En 1965 fue exhumado junto a su esposa para ser trasladados ambos al Panteón de personas ilustres. Marie, que había muerto de leucemia —provocada, con toda probabilidad, por su exposición a materiales radiactivos—, había sido enterrada en ataúd de plomo, pero Pierre, muerto mucho antes, no; y hay testigos de la exhumación (exagerados ellos) que dicen que los huesos brillaban como si fueran de neón, tal había sido la exposición del científico a materiales radiactivos, cuyos tubos se guardaba en los bolsillos. Caronte no habría aceptado una moneda que brillara como un fosforito.

Entre Mónaco y Niza hay unos 20 kilómetros, y en ese tramo fueron al encuentro del barquero, de manera inesperada y no deseada, dos mujeres en su madurez. La primera, bailarina de postín subió al descapotable del joven mecánico italiano que era su amante un 14 de septiembre de 1927, vistiendo un vistoso y largo pañuelo de seda rodeando su cuello. El pañuelo resultó enredado en los radios de la rueda del coche y la mujer, Isadora, murió in situ por estrangulamiento. Algunos años después, Grace, la gran Grace, estrella de Hollywood y Princesa consorte del pequeño país mediterráneo del glamur y el juego resultó muerta a 20 kilómetros de allí cuando recorría en su Rover el camino de regreso a casa en compañía de su hija Estefanía.

En todas estos encuentros indeseados con Caronte andaba yo pensando el otro día cuando escuché por la radio la muerte de un tal Álex Casademunt, cantante, participante en un remoto programa de Operación Triunfo y al que deseo que hubiera tenido la precaución de guardar una moneda en el bolsillo para vencer la tacañería de tan siniestro barquero.

Román Rubio

Marzo 2021

https://www.amazon.es/SANTIAGO-VOY-Memorias-Camino-Norte/dp/B08R4952SF/ref=pd_rhf_gw_p_img_2?_encoding=UTF8&psc=1&refRID=63JJ2JVF8RH7049QHEXV




No hay comentarios:

Publicar un comentario