miércoles, 30 de marzo de 2022

PLOU DE VALENT

 

PLOU DE VALENT

“Al meu país la pluja no sap ploure/ o plo poc o plou massa”



 “…Y se abrieron las compuertas de los cielos; y llovió a torrentes sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches”.

 “Fueron aumentando cada vez más las aguas sobre la tierra, y cubrieron los montes más altos que hay debajo de todos los cielos. Las aguas subieron quince codos por encima de los montes y quedaron estos totalmente cubiertos”.

 “Toda carne que se movía por la tierra pereció: aves, ganados, animales salvajes y todo ser que pululaba sobre la tierra y todo hombre”.

 “Cerráronse las fuentes del abismo y las compuertas de los cielos, y cesó la lluvia torrencial de los cielos”.

 “En el mes séptimo, el día diecisiete del mes, se posó el arca sobre los montes de Ararat. Y siguieron disminuyendo las aguas hasta el mes décimo; y en el mes décimo, el día primero del mes, aparecieron las cimas de los montes.

 “Al cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca y soltó un cuervo (…) Soltó después una paloma (…) Esperó aún otros siete días y soltó otra vez la paloma fuera del arca. Por la tarde regresó a él la paloma con una hoja de olivo en su pico…”

                                                                                                                                                          Génesis (7,8)


La historia no acaba ahí. Una vez secada la tierra hubo de transcurrir más de un mes para que Yahvé diera la orden de abandonar la embarcación.

La aventura del arca tomó su tiempo, pero este fue un suspiro en la vida del protagonista. Vean: Noé era hijo de Lámek, que había sido engendrado por Matusalén cuando este tenía ciento ochenta y siete años (aún vivió seiscientos ochenta y dos más) y el mismo Noé tenía quinientos años cuando engendró a Sem, Cam y Jafet; todo un prodigio de fecundidad y vigor de una tardía juventud.

Y es que, como dijo Einstein, esto del tiempo es muy relativo. Dejará de llover.

 

Román Rubio

Marzo 2022


lunes, 21 de marzo de 2022

MOTOMAMI

 

MOTOMAMI


 

Esta mañana, leyendo lo de El Comidista en El País, me he encontrado con un par de referencias que me han intrigado. Hablaba de los sabrosos desayunos andaluces y extremeños que incluyen las tostás con manteca colorá, las pringás, la cachuela y otras delicadezas del cochino a las que califica de “motomamis” calóricas, así como a la zurrapa (otra “motomami” calórica).

¿Motomamis? ¿Qué demonios es eso? Me he visto abatido por el desánimo del que de pronto se da cuenta de que pierde las referencias del mundo que le rodea y se ve anclado en un mundo anterior, o exterior, ¿quién sabe? Acto seguido, afortunadamente, el mismo artículo aclara lo que quiere decir el acertijo: “Esta familia de ‘motomamis’ calóricas, tan poderosas y explosivas como las de Rosalía,…” Ah, bueno; se refiere a la famosa artista catalana y al título de lo que parece ser su último trabajo. Vale.

En el mismo periódico, algo más abajo en la edición digital, la periodista Nuria Labari publica una columna titulada “Los 20 mandamientos Motomami según Rosalía, comentados”. ¡Bravo! En la misma página me viene el jeroglífico y la solución, de modo que me dispongo a leer ese decálogo (perdón, que son veinte), esas Tablas de la Ley, ese Código de Hammurabi de las motomamis, y encima comentado, por si no me entero bien de los mensajes, menos mal. Vamos allá.

1 “Una motomami te abraza y es mejor que abrazar un peluche”

Estoy de acuerdo. No le veo mucha profundidad al mensaje, pero tampoco se lo veo al “No matarás” y lo transmitió el mismísimo Yahvé a Moisés.

2 “Es leal con los suyos porque ser leal es un flex”

Vaya, seguimos con los enigmas. ¿Qué será eso de un flex? Antes era un colchón. Aún recuerdo el eslógan, “Flex, Flex, Flex, de lo bueno lo mejor”.

3 “Cuida a otras motomamis”

Lo entiendo. Esta es fácil.

4 “A una motomami le gusta la leche”

Ay, ay, ay…

5.- “Tiene las manos de mariposa y brazos y cuerpo de mariposa también”.

Vale. Tú sabrás.

6 “Destruye con gusto sus obras anteriores para dar paso a las obras siguientes”

El mensaje parece claro: habla de la renovación del artista; algo así como el artista fallero, que necesita quemar el trabajo del año anterior para poder montar el siguiente.

7 “No necesita, la necesitan”.

Mensaje nítido. Muy bien, Rosalía. Con un par.

En fin, no voy a reproducir aquí los veinte mandamientos que al parecer la artista ha publicado en Twitter, que constituyen la esencia de la motomamía  y que Nuria Labari reproduce y comenta en su artículo. Solo diré que algunos llevan lo que para mí (pobre ignorante) es un mensaje claro y otros oscuro, cuando no incomprensible. Entre los primeros: “Sabe quién es y lo lleva por delante porque es brava”, o el muy expresivo “No le importa mancharse las manos cuando las pone dentro del motor para ajustarlo”;  y entre los oscuros: “Frontea con moto, protege tu mami”, o “Te puede ride como a su bike”.

En definitiva, que me he dado cuenta, no sé si con melancolía o cierto alivio, de que no me entero; o de que, todavía peor, me entero de las cosas por la lectura más que por la vida misma, y que empiezo a comprender mejor los mensajes de los textos de Los Ensayos de Montaigne, del siglo XVI, que los de Rosalía y otras lumbreras de hoy. Lo cual es preocupante. ¿O no?

Adiós, mundo cruel.

 

Román Rubio

Marzo 2022


domingo, 6 de marzo de 2022

LAS ARMAS LAS CARGA EL DIABLO

 

LAS ARMAS LAS CARGA EL DIABLO



Por una vez, y sin que sirva de precedente, creo estar en el bando de la parte de Podemos, notoriamente encabezado por Irene Montero, Echenique e Ione Belarra, que se inclina por no proporcionar armas y ayuda militar a Ucrania, en contra de la postura del Presidente del Gobierno y otras significadas figuras como la ministra Yolanda Díaz o los ministros Garzón o Joan Subirats.

Y digo “creo” porque ni siquiera estoy seguro. En realidad, no estoy seguro de casi nada, y me asombra y hasta envidio a tantos de mis paisanos y sin embargo amigos, que parecen estar seguros de todo: si esto es así o asá, si hay que dar armas a estos o aquellos o si se ha de llevar mascarilla en estos o en aquellos lugares, pero no en aquestotros. Sin claroscuros. Todo parece tener una manera correcta de hacer las cosas, generalmente ajustándose, unos a parámetros neoliberales, otros a marxistas renovados, carcas, progres o feministas, dependiendo del rebaño. Por ese motivo me ha llamado la atención el debate y la división en la izquierda acerca del asunto de las armas a Ucrania, sobre lo que me pronuncio por intuición.

Todos hemos vivido con horror la invasión del país por ese desequilibrado psicópata del Kremlin con cara de perro. Desde la II Guerra nunca nadie se había atrevido a poner al mundo en situación tan peligrosa de guerra total.

Ahora bien, ¿cuál es la única solución del conflicto?, o, mejor, ¿cuál es la menos mala? En mi opinión, tal y como dice John Carlin en su columna de hoy en La Vanguardia, la única salida posible sería aquella en la que Zelenski y Putin pudieran salvar (ambos) la cara. Cualquier otra sería el caos y la destrucción. Si el ruso gana la partida, malo, muy malo; y si la pierde, no quiero ni pensar lo que podría hacer un psicópata humillado con el botón de su arsenal militar. Se mire por donde se mire, el final de esto parece ser la anexión de Crimea y la independencia de las regiones fronterizas prorrusas. Ucrania debería quedar dentro de la Unión Europea (aspiración de los ucranianos) y fuera de la OTAN (aspiración de los rusos). Solo así podría el ruso presentarse a su pueblo sin riesgo a acabar como Mussolini, Gadafi, o Ceaucescu. O, lo que es peor, apretando el botón.

Está claro que la nación ucraniana tiene derecho a su defensa, pero una cosa es aquello que es justo y otra lo conveniente. El fortalecimiento militar de Ucrania solo puede llevar (según la opinión de los de Podemos y “creo” que la mía propia), a prolongar un conflicto y añadir un ingente número de muertos y destrucción a algo que solo puede acabar en un acuerdo.

Salvando las distancias —que son muchas—, esta historia me recuerda a los días en que se produjo el nefasto “Alzamiento Nacional”, en la España del 36.

Producido el levantamiento de una parte importante del ejército, el Presidente Azaña se vio con un gobierno dividido. Una parte estaba por armar al pueblo y otra buscaba la negociación con los sublevados. El Presidente del Gobierno, Casares Quiroga, dimitió por no querer armar a los partidos y Azaña nombró a Martínez Barrio para que tratara de convencer a los sublevados. Algo consiguió, hasta que habló con Mola, que, desde Navarra, se negó a hacer concesión alguna. Fracasado Martínez Barrio, dimitió a los dos días de haber sido nombrado y Azaña tuvo que nombrar a José Giral, que optó por “armar al pueblo” para defender la República. No hace falta que les recuerde quién ganó la guerra, a qué precio y cuál fue la represalia.

 

Román Rubio

Marzo 2022