jueves, 9 de febrero de 2023

EL SEXO DE LOS ÁNGELES

 

EL SEXO DE LOS ÁNGELES


Se dice que en el momento en que los otomanos tomaron Constantinopla los ciudadanos de Bizancio desatendieron la defensa de la ciudad por estar enfrascados en la importantísima discusión del sexo de los ángeles. ¿Se trataba de seres masculinos, femeninos o había de los dos sexos? Como tantas otras leyendas de la historia esto es falso. Es cierto, sin embargo, que el emperador Constantino XI reunió a la ciudadanía en Santa Sofía para la oración el día previo al asalto final e hizo sonar las campanas de las iglesias de la ciudad durante todo el día con el motivo de elevar la moral de los bizantinos. De poco sirvió: el 29 de mayo de 1493 el sultán otomano entró en la ciudad y la cabeza del Emperador fue separada del cuerpo por cortesía del turco en lo que los historiadores consideran que fue el final de la Edad Media.

La anécdota parece descabellada, pero tiene su fundamento: se trataba de una época en que los dogmas de la Iglesia estaban en continua discusión: la Santísima Trinidad, la Virginidad de María, la infalibilidad del Papa, la existencia y cualidad del limbo, el purgatorio o el infierno eran motivo de discusiones, cismas, excomuniones y hasta condenas a la hoguera. ¿Cómo no habría de serlo el sexo de los ángeles? Estos, según la tradición canónica se dividen en nueve clases perfectamente jerarquizadas: ángeles, serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades, principados, arcángeles… Saber cuáles eran las relaciones entre ellos, cuántos eran, si se reproducían al modo usual o eran creados por Dios uno a uno o carecían de sexo no era cosa menor; podía convertirse en una cuestión de fe y, desde luego, fueron objeto de “discusiones bizantinas”, fueran estas o no en el momento de la invasión.

Hoy en día el debate ha aumentado un grado o dos. El sexo de los ángeles ya no parece relevante. Lo relevante es el sexo del mismo Dios. O al menos el género, que viene a ser lo mismo, pero en su parte lingüística.

La Iglesia de Inglaterra está enfrascada en la discusión de cómo referirse al Dios Creador, al tiempo que los Jinetes del Apocalipsis amenazan el Imperio. Hasta ahora se ha llamado Padre y el pronombre con el que se le designa es Él (He), lo que resulta ofensivo para los defensores del lenguaje inclusivo, que vienen a ser más o menos la mitad de un clero dividido a partes iguales en asuntos como el aborto y el matrimonio gay. Para dilucidar el contencioso, la Iglesia Anglicana ha creado una comisión conjunta que deberá estudiar el caso e intentará pronunciarse sobre la reforma del lenguaje en los actos eclesiásticos.

https://www.theguardian.com/world/2023/feb/07/church-of-england-to-consider-use-of-gender-neutral-terms-for-god

Lo curioso del asunto es que el consenso en que Dios es alguien (o algo) asexuado —que no encaja en las categorías masculino-femenino— es total; se trata exclusivamente de un asunto lingüístico. Las posibles opciones son: usar el femenino y llamar Ella (She) al Creador, lo que es inaceptable para todas las partes, o usar la forma Ello (It). Habría, también, que usar Parent en vez de Father o Mother, etc. Intenten reescribir todos los salmos esos que cantan en la iglesia con la nueva norma y verán que no es asunto sencillo.

Trasladémoslo a lo nuestro. Piensen en sustituir Elle (pronombre de gran aprecio en ciertos ministerios) por Él cada vez que se refieran a Dios y verán. Y si tienen por costumbre musitar una plegaria cada noche como les inculcó su mamá, vayan haciéndose a la idea de cómo quedará la oración por excelencia de los cristianos, la que dictó el mismísimo Jesucristo, según San Mateo. Olvídense del “Padre nuestro que estás en los cielos” y vayan pensando en Madre nuestra… lo cual no estaría mal si no fuera en contra de “lo inclusivo”, o en algo como Progenitor nuestro que estás en los cielos…

No se me ocurre ninguna fórmula para salvar al Credo de la hoguera inclusiva: “Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra…”, aunque siempre se podrá recurrir al Rosario, que, eso sí, queda a salvo del embrollo. Prueben y verán.

Y los bárbaros acechando con los cuchillos en la boca.

Román Rubio

Febrero 2023

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