GUIRIGAY
Últimamente, muchos gurús que escucho en las
tertulias radiofónicas y otros contextos de lucimiento de los espadachines del
verbo gustan de usar estos términos cuando se refieren al Internet, a las redes
sociales y al recién llegado a la fiesta: la inteligencia artificial (IA).
Echan pestes de la web mundial culpándola de ser un altavoz para las mentiras,
añorando un mundo en el que La Verdad (el mayor problema al que se enfrenta la
filosofía, según Kant) dominaba el planeta.
¿Y qué es lo que añoran estos Voceros de la Verdad? ¿Un
mundo dominado por cuatro o cinco grupos de comunicación señalados por el dedo
divino para determinar lo que era o no cierto y que les permitían a “ellos”
tener la exclusiva de la difusión de la veracidad?
Es cierto que el nuevo contexto, que da la
posibilidad de “publicar” a todo el mundo, crea una especie de Biblioteca de
Babel en la que, por estar todo, la verdad se muestra esquiva, pero estar,
está. A usted (y no a Cebrián, Pedrojota, Losantos, la Conferencia Episcopal y
cuatro más) le corresponde encontrarla.
Pongamos por ejemplo la sopa de ajo. Si quiero
elaborar tal delicioso platillo recurro a Google o Youtube. Allí encuentro a
Arguiñano y me da una receta, la abuela de León me proporciona otra y el
cocinero de Zamora una tercera y yo hago probablemente una diferente, habiendo
oído a los tres. Y el que dice sopa de ajo dice poda del ciruelo o medidas
contra la gentrificación.
¿Y cómo se comportan los grandes grupos filtradores
de la Verdad?
En La Vanguardia del domingo, John Carlin cuenta
cómo la cadena Fox, propiedad de Rupert Murdoch (ese que en su día contrató a
Aznar) y altavoz de Trump en EEUU, denunció una y otra vez el fraude ocurrido
en el recuento de votos en las últimas elecciones a la presidencia de EEUU.
Nadie en la cadena creía que esto fuera cierto y sin embargo era la postura que
defendían en público una y otra vez. Machaconamente.
Los abogados de Dominion, la empresa encargada de
proveer las máquinas de recuento de votos, han demandado a la cadena y recogido
cantidad de testimonios en su defensa. Ejecutivos de Fox y conductores de
informativos calificaban en privado las teorías de Trump como “alucinantemente
chifladas”, “mierda absoluta” y “totalmente ajenas a la realidad”, mientras,
sin despeinarse ni un poco, las defendían una y otra vez en pantalla; entre
ellos el superfamoso presentador Tucker Carlson, que en privado confesó: “odio
esta mieda”, refiriéndose a la bazofia trumpista, mientras apoyaba el despido
de una reportera que osó poner en duda en pantalla las teorías del fraude.
Carlson llegó a decir de ella en un mensaje: “Esta loca está dañando la
empresa. Nuestro valor en bolsa está cayendo. Esto no es broma”. Para que vean
cuál es el mundo de la edición profesional de los medios de comunicación
establecidos, vigilantes de la Verdad.
Claro que, esto ocurre porque se trata de los EEUU y
allí ya se sabe… ¿Se acuerdan cuando una cadena de radio y un periódico, se
empeñaron en que los atentados de los trenes madrileños fue obra de ETA en
connivencia con Rubalcaba y los servicios secretos marroquíes? ¿Cómo lograron
convencer a cientos de miles de ciudadanos con tan burda y maliciosa mentira?
Pues, sencillamente porque les contaban aquello que querían oír, y no hay mensaje
más grato que ese.
Los nostálgicos del mundo anterior pueden cantar
misa. Yo, por mi parte, estoy muy agradecido a este mundo del guirigay y doy la
bienvenida a la Inteligencia Artificial. En primer lugar porque la mía es más
bien escasa, en segundo porque me permite publicar mi propia bazofia sin que me
inspeccione un obispo y en tercer lugar porque he encontrado una forma de hacer
una sopa de ajo decente.
Román Rubio
Marzo 2023
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