No es de los
personajes de lo que quiero hablar, sino de los carteles. Pablo Iglesias está
en algún lugar de Queens (Nueva York) dirigiéndose a jóvenes españoles
emigrantes en los EEUU, lanzando un mensaje de: “os queremos de vuelta en
España”, o algo así, y de paso, “dadme el voto en sucesivas citas electorales”,
petición inherente al ejercicio de la política en uno y otro bando; también en
el de en medio.
Aznar… ¡ay
Aznar! En su línea, en algún lugar de
Madrid, ¿para qué más lejos?, ante la cúpula al completo del PP nacional en su
Convención 2015, recriminando de manera velada, o abierta -no lo recuerdo bien-
la marcha del partido en tanto que se pregunta (les pregunta) adónde está el PP
y si de verdad quiere ganar las elecciones.
Pero ¿han
visto el cartel que tiene delante y que reza “JUNTOS POR UN GRAN PAÍS”? No parece profesional. Es como si Floriano, o
mejor aún Martínez Pujalte, hubiera sido el encargado de proporcionar el cartel
para el gathering y, habiéndolo
olvidado por completo hubiera tenido que ir de manera urgente al Colegio
(Público) de al lado y pedir al mañoso de la clase de 6º de Primaria que le
dibujara uno y de ese modo, eludir la regañina del jefe (de Aznar, no de
Rajoy).
¿Cómo se ha
llegado a esto? ¿No recuerdan los tiempos en que entraban los dineros a
espuertas? Eran épocas en que doce de cada diez presidentes de empresas del
IBEX –bueno, constructoras mayormente- llegaban a Génova con maletines que
solícita y resignadamente recepcionaba (¡toma palabro!) Bárcenas para disponer
del contenido de manera liberal, sin aprietos ni agobios, que ¡para eso
estamos!
En aquel
tiempo de vino y rosas, un rótulo como el de la imagen habría sido impensable y
el responsable del mismo enviado a la mazmorra de Génova, allí, junto con
Gallardón. El cartel de la convención en la que tomarían la palabra Ana
Botella, Esperanza Aguirre, Aznar, Arenas, Cospedal y Rajoy y que abriría todos
los telediarios del fin de semana no podía ser obra del delegado de 6º C, sino
producto del más caro gurú de la publicidad y el marketing. ¡Que no se diga! Y si hay duda ¡llamad a los
valencianos, que esos sí que saben hacer las cosas!
El letrero de
Podemos es convencional. Si acaso, algo oscuro. Parece como si fuera una cosa a
la que no se le ha dado demasiada importancia pero tampoco se ha descuidado. Es
lo que tiene el crowdfunding: digno,
pero sin destacar, que no desentone con el atuendo del orador (invariablemente
una camisa, con o sin cazadora) y sobre todo que no haga pensar al que aporta
que se derrocha el dinero.
He visto otros
carteles interesantes pero no son de eslóganes políticos, con lo que no me
sirven para este artículo… porque el siguiente cartel no muestra ningún eslogan
político, ¿o sí?
No, la verdad
es que el autor no creo que sea el gurú del marketing del que hablábamos
anteriormente, ni siquiera alumno del Colegio (Concertado, bilingüe) vecino al
recinto de Congresos
En cuanto al
siguiente… bueno, no tengo comentarios. Debe estar por Oklahoma.
Otros son confusos.
Y otros, contradictorios.
Román Rubio
Febrero 2015
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