LA VACHE QUI MEUGLE
En la película de
El Fugitivo, el doctor Richard Kimble se comunica con la Policía de Chicago por
teléfono, desde una cabina pública, para dar información del paradero del
malvado manco que le había arruinado la vida asesinando a su mujer, acto por el
que el insigne médico había sido juzgado e injustamente condenado. El astuto detective
Samuel Gerard –papel por el que magnífico Tommy Lee Jones obtuvo el Oscar al
mejor actor secundario- escucha la grabación del mensaje varias veces y
detecta, en segundo o tercer plano, el sonido de una campana que identifica
como la que señala la entrada del tren en una popular estación elevada del
metro de la ciudad. La información permite a la policía estrechar el cerco
alrededor del acosado Kimble y continuar con la asfixiante persecución. Con una
maestría típica del cine americano (y de los norteamericanos, en general)
consiguen otorgar gran categoría moral a sus dos personajes principales. El
valiente y desesperado Kimble lucha contra toda adversidad sin considerar por
un momento la rendición y logra atrapar (o casi) al manco de sus desdichas. El
obstinado policía Gerard, tras su apariencia implacable y malvada, esconde al
hombre justo, a quién nunca había dudado de la honestidad e inocencia de su
enemigo, como demuestra al final de la película.
Y como hoy la
historia se trata de hombres justos que invierten enorme cantidad de energía y
voluntad en la consecución de algo noble,como es la justicia, volvemos al tema de actualidad:
tenemos al señor Rus y a otra persona contando dinero en un coche: “... 3.000, 4.000,5.000, 6.000... 12.000
euros, 2 millons de peles”. Estupendo material para una lección de la
desaparecida –gracias al PP- asignatura de Ciudadanía. He aquí dos hombres que
con viril determinación y fuerza quieren mejorar el mundo. Correcto. Pero ¿han
escuchado la grabación? ¿no oyen una vaca mugir en el segundo plano? No una
vez, no, prácticamente durante toda la grabación. ¿o soy yo el único que la
oye? ¿Cuál es pues el contexto en el que se produce el cambalache? ¿Están en una vaquería? ¿es quizás una ganadería taurina? ¿La plaza de toros?... porque la vaca, aunque cercana, no parece estar dentro del coche. Bueno, no lo parece, no sé.
“Si alguien cree que he cometido un delito, tendrá que
demostrarlo”, dice el pequeño gran hombre. Pues bien:
seguro que en nuestra policía judicial habrá un Tommy Lee Jones que sabrá descifrar el enigma de la vaca y obtener, de ese modo, valiosa información necesaria para la fiscalía.
Aunque sospecho que la vaca no podrá actuar como testigo, ¿o sí? Las hay que
dicen que hablan valenciano y otros idiomas. Hasta francés, como La vache qui rit, tan mona ella, con sus pendientes.
Román Rubio
#roman_rubio
Mayo 2015
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