SOFT POWER
El concepto de soft power o poder blando fue introducido por el profesor de
Harvard Josph Nye en una obra de 1996, que desarrollaría después en su libro Soft Power: The Means to Success in World
Politics (2004). Es un interesante y práctico concepto que se refiere a la
capacidad de influencia de los países (o instituciones), pero principalmente
países, para influir en los demás basado
en términos que excluyen la potencia militar y la capacidad diplomática
coercitiva del poder puramente militar y económico, a lo que el autor considera
hard power o poder duro.
“La seducción siempre es más efectiva que la
coacción” es una de las ideas expresadas por Nye, contradiciendo el consejo de
Maquiavelo al Príncipe de “mejor es ser temido que amado”. La presión
diplomática respaldada por ejércitos prestos a intervenir y la amenaza o
implementación de sanciones y embargos es algo a lo que los poderosos no
parecen dispuestos a renunciar: véase Cuba y/o Irak. ¿De qué ha servido el más
de medio siglo de embargo a la Cuba Revolucionaria sino para empobrecer a la
población y enardecer el rencor y la resistencia anticapitalista? ¿Qué efectos
ha causado la estúpida invasión de Irak por el absurdo empecinamiento de George
W. Bush que no sea el baño de sangre en que se ha convertido el territorio y la
corresponsabilidad en el advenimiento del nuevo estado islámico ISIS? Es muy
posible que el Papa Francisco, con su solo prestigio personal e institucional y
reputación pacifista, actuando como
mediador, consiga un mejor resultado en el tema Cuba-Estados Unidos que 50 años
de bloqueos y amenazas.
La empresa consultora británica Monocle elabora una Soft Power Survey anual y hace pública una clasificación de los países
según su poder blando atendiendo a: tradición democrática y credibilidad del
gobierno, permisividad religiosa y laicismo público, infraestructura
diplomática, capacidad de la educación y atractivo para los negocios. La
clasificación es el resultado del análisis por países de cincuenta factores que
abarcan aspectos tan dispares como el número de embajadas y misiones
diplomáticas y área del mundo que cubren, medallas olímpicas obtenidas por el
país, arquitectura del territorio y atractivo turístico, reputación de marcas
comerciales, prestigio de la cocina, proyección mundial de los deportes y
deportistas en el escenario internacional, prestigio de las universidades,
número, calidad y reconocimiento de las publicaciones y de la producción
científica y artística, literatura, televisión cine y cultura popular y su
difusión a otros países.
El resultado del último estudio es el
siguiente:
4
Japan 5
France 6
Switzerland
10 Canada 11Spain 12 Italy
España queda
situada en un honroso puesto 11, por delante de Italia, Holanda, Nueva Zelanda,
Corea, Noruega, Finlandia, Bélgica, China (en el puesto 19, aunque mejorando
por su creciente influencia en África y Latinoamérica). En el puesto 24
encontramos a Portugal y en el 27 a México. Rusia no aparece entre los 27
primeros. Al parecer la empresa de comunicación britànica Monocle solo ve poder
militar, poder duro (hard power) en
el gran país euroasiático.
El ránking propuesto tiene sentido. Estados
Unidos aporta su ingente producción de cine y televisión que alimenta el color
de los sueños de mucha gente del mundo. Sus universidades son un reclamo para
estudiantes de todas partes, acogiendo al 28% de todos los estudiantes que
cursan sus carreras en el extranjero, ciudadanos que en muchos casos se
convierten en miembros de la clase dominante de vuelta en sus países. La
innovación tecnológica y producción científica es contundente. La arrogancia
diplomàtica con que se ha conducido el país en ocasiones ha podido restar algo
a la enorme cantidad de soft power
expresado por el gran país.
Reino Unido también
tiene un sistema universitario sólido con cuatro o cinco universidades entre
las más reputadas del mundo y acoge al 14% de los estudiantes expatriados.
Londres es centro de negocios de primer orden y el sistema legal mercantil del Reino Unido y sus tribunales son el marco
favorito de los contratos internacionales, acogiendo la ciudad a cuatro de las
seis principales firmas de abogados mecantiles del mundo. La música popular, el
negocio de la lengua, la completa red de embajadas y misiones diplomáticas, la
producción literaria, la actividad teatral y de ocio de Londres, son otros
activos del Reino Unido.
El prestigio de las
marcas comerciales, la excelencia de la industria, otorgan a Japón y sobre todo
a Alemania, el lugar preminente en el escalafón. La influencia en África, la
francofonía y una política independiente y a favor de los derechos humanos dan
a Francia su credibilidad, lo mismo que ocurre con los países escandinavos.
Suiza aporta su impecable neutralidad (y no solo con el dinero), ¿y España?
¿cúales son los activos que España pone sobre la mesa y que la hace puntuar por
encima de países como Italia y Holanda?
España, que en el
apartado político y de tradición democràtica no sale muy bien parada, con un
bagaje de intransigencia religiosa (Inquisición) y postrer bastión del
fascismo, saca pecho en capítulos como el de atractivo turístico, con una
afluencia de visitantes que superan los sesenta millones anuales y con el
sector turístico más competitivo del mundo. La arquitectura, paisaje, clima y
otros elementos culturales la hacen el país más atractivo del mundo para
visitar y el más elegido por los universatarios del programa Erasmus. La actuación
de los deportistas españoles en el escenario internacional y (créanlo o no) la
simpatía y alegría natural del pueblo español suman, y mucho,en el haber. No
consta, en cambio, que –como dicen algunos- el gracejo de las señoras Rita
Barberá y Esperanza Aguirre, la bonhomía y fidelidad al caído de Martínez
Pujalte, la sinceridad manifiesta de González Pons, la honestidad de Eduardo
Zaplana y Carlos Fabra, la profunda cultura y capacidad de comunicación de
Floriano y el gran carisma de Rajoy Brey aporten nada al soft power español. Al menos según las escalas de la empresa
britànica Monocle.
Román Rubio
#roman_rubio
Mayo 2015
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