lunes, 29 de junio de 2015

MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA (JUVENIL)

MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA (JUVENIL)

En un artículo reciente explicaba la escasa solidaridad generacional que se da en España, en donde una generación de tordos otoñales gordos y lustrosos expolian con sus generosas indemnizaciones por prejubilación y cobro de generosa pensión las expectativas de los jóvenes colibrís, que tras años de preparación y una estupenda disposición no consiguen obtener sino unos salarios exiguos e inestables cuando llegan a cobrar.















Me temo que la falta de solidaridad no es sólo inter sino  intrageneracional. Gracias a la flexibilidad que otorga la nueva legislación laboral se ha producido un abaratamiento salarial sustancial y una discrecionalidad a favor del empresario que hace que los jóvenes trabajen por (casi) nada o les impele a salir al extranjero en busca de un salario acorde a su valía. Esto es así en casi todos los casos. Las grandes compañías que antes eran los proveedores de los buenos salarios –eléctricas, bancos, consultoras, telefonía y grandes grupos industriales- han rebajado salarios en aras a la competitividad y tienen a los nuevos empleados de vendebiblias, de puerta en puerta o al teléfono machacando al ciudadano con esas maravillosas ofertas comerciales de las que, como al castillo de irás y no volverás, entras en cuanto firmas y se hace casi imposible salir. Por cuatro perras más la improbable comisión.

Para ilustrar el tema he googleado (estupendo y utilísimo verbo que debía adoptarse de una vez) el término “empleo juvenil” y abierto la entrada del diario El País “Noticias sobre empleo juvenil” referida a noticias aparecidas en el diario. Copio algunas de las entradas: “la creación de empleo en Cataluña no frena la “fuga de cerebros”. En 2014 la cifra de los que residen fuera supera ya en un 71% la de 2009; “mileuristas diez años después”, “Toña pide a los jóvenes en paro que aguanten en Euskadi”. El consejero reconoce que el plan de acceso al primer trabajo no acaba de funcionar; “rediseñado el plan de empleo juvenil tras la escasa contratación”; “solo un 6% de alumnos de la FP Dual cobra de las empresas”… En fin, la tónica del tratamiento del término está más o menos en la línea que me imaginaba (que nos imaginamos). En el capítulo de tribuna popular que constituye la sección de cartas al director, hay una colaboración que me ha llamado la atención y que quiero resumir aquí. Cristian Mas, de Valencia, cuenta que hace cinco años que ha terminado un Ciclo Superior en Producción de Audiovisuales, Radio y Espectáculos, así como distintos cursos de formación y especialización, incluyendo una carrera online de Comunicación. Tras una estancia en prácticas de tres meses en una emisora de radio valenciana, continuó trabajando para ella gratuitamente durante dos años con la esperanza, alentada por la empresa, de que le fuera ofrecido un contrato laboral que no vino. A continuación trabajó durante siete meses, también de manera gratuita,  para una productora de vídeo con la promesa de remuneración por realización de ciertos vídeos que tampoco se materializó. El único contrato remunerado de Cristian en España fue un periodo de campaña navideña haciendo palomitas en el vestíbulo de unos cines, lo que tiene que ver con el sector de Espectáculos y también con Producción (de palomitas, claro).
En la actualidad (en el momento de escribir la carta al periódico) declara encontrarse en el Reino Unido por espacio de seis meses en donde ha encontrado trabajo limpiando un almacén en turno de noche a una temperatura fija de un grado.

Ya sé que la historia no es nada excepcional. Cada uno de nosotros conoce historias similares de jóvenes cercanos a nuestros círculos familiares o de amigos. Lo que me llama la atención de la carta es la reflexión final que el joven se hace: “sin duda, algo habré hecho mal”. Pues no chaval, probablemente no has hecho nada mal. Vives, eso sí, en una sociedad egoísta e insolidaria.

Según el informe 03/ 2013 sobre la distribución de la renta en España, publicado por el Consejo Económico y Social de España la remuneración media de los empleos fijos crece muy poco (unos 56 euros anuales, hasta 24.333 al año) pero la retribución media de los temporales se desploma en 460 euros hasta apenas los 15.500 anuales. Es decir, quienes gozan de cierta seguridad (contrato fijo) ven aumentado (poco) su salario mientras que los que sufren máxima inseguridad (contrato temporal) ven disminuidos (mucho) sus ingresos. Otra ampliación de la zanja entre ricos (bueno, no tanto) y pobres y otra bofetada a la justicia social.

Ya sabemos que la función pública ha disminuido su oferta de puestos de trabajo de manera radical en los últimos años. Aún así, es casi la única fuente de trabajo con salario digno para los jóvenes entre los que, los pocos que han podido acceder a un puesto de maestro, policía o sanitario, constituyen la élite o casta del grupo de amigos, quedando quienes no están en el paraguas de lo público en manos de la precariedad, el salario raquítico o inexistente y la emigración.


Y para solucionar el entuerto ¿qué propone nuestro querido gobierno con la aquiescencia de sindicatos y aplauso y regocijo de la izquierda? La devolución a los funcionarios de la paga que se les detrajo en el 2012. ¡Ah! Y la revalorización de las pensiones en un 0.25%, que no es mucho, pero temerario si tenemos en cuenta que en tres años el gobierno se ha gastado el 38% de la hucha de las pensiones. Y para quienes están fuera del paraguas ¡que aguanten la lluvia! O que busquen un nicho de empleo que sea útil y necesario. Encontré a una persona que se quejaba de la falta de perspectivas laborales de su hija (no recuerdo su profesión o estudios) y del entorno de sus  amigos. Según esta persona, sólo una chica del grupo había encontrado un empleo fijo y bien remunerado. La chica era esteticienne de profesión y su trabajo consistía en maquillar a los muertos.






Román Rubio
#roman_rubio
Junio 2015


No hay comentarios:

Publicar un comentario