BOOKTUBERS.
LAS PALABRAS DE FA
La gente no
lee. A pesar del ingente número de canales de televisión en mi país, no conozco
un solo programa dedicado a los libros. Los hubo; y todos murieron por
inanición. Relegados a horas imposibles, fuera de la máxima audiencia,
personajes como Sánchez Dragó –en su Faro de Alejandría- se sentaba en una mesa
con un montón de libros y algún invitado (autores en promoción de su producto,
sobre todo) y se dedicaban a parlamentar y a escucharse unos a otros
convencidos de que casi nadie iba a escucharles a ellos, aparte de los técnicos
de la casa, que así se ganaban la vida.
Hasta los
franceses dejaron de emitir el programa Apostrophes. En 1990, el afamado e
independiente (de las editoriales)
Bernard Pivot grabó su última entrega del prestigioso programa que se venía
emitiendo en Antenne 2 desde 1975 los viernes a las 21.30, hora de máxima
audiencia. ¡Franceses tenían que ser!.
En otros
lugares, como los Estado Unidos –país que no conozco lo suficiente- he visto de
manera esporádica como personajes como Oprah Winfrey en un pasado reciente y
algún otro monstruo de la televisión presentan y hacen crítica de libros en
alguna sección de sus magazines. Poca cosa y, a menudo, con un tufillo
comercial.
Los
comentarios de mis compañeros (y sin embargo amigos) profesores de Lengua y
Literatura son, a menudo, descorazonadores. Los alumnos no leen, no quieren
hacerlo y no les interesa la lectura. Todo lo que está fuera del ámbito de la
imagen y de lo digital les es ajeno; y la culpa no es enteramente de ellos; sus
padres tampoco lo hacen y los alumnos -los jóvenes- no son sino un reflejo de
una sociedad ignorante y hedonista incapaz de procrastrinar y dosificar el
placer a la manera que la literatura nos propone. Punto.
Pues bien,
esto no es así. O no del todo. Recientemente he descubierto un personaje,
Fátima Orozco, mejicana, de 21 añitos que me ha desmontado los prejuicios que yo compartía con mis
compañeros de tarima.
Veamos, la
chavita (que me perdone si el apelativo es inadecuado –no controlo los modismos
de allá-) tiene un canal en You Tube que se llama “las palabras de Fa” con más
de 26.500 suscriptores y más de 11 millones de reproducciones y la encantadora
joven no hace exhibicionismo ni sube vídeos –o videos como dicen ellos- de
gatitos y bebés, no. Solo habla de libros. ¿Que les cuesta trabajo creerlo?
Pues compruébenlo. Por utilizar su propio lenguaje (el de Fa) se lo linkeo aquí abajo para que ustedes lo
puedan clickear y comprobarlo:
Si la primera
sorpresa es el éxito del canal, la segunda es el lenguaje. Fátima (Fa) exhibe
un gesticulador desparpajo en un español pleno de modismos mejicanos y
salpicado de innumerables voces inglesas (inglés americano). Por ejemplo:
hablando de la novela –y película- Cincuenta
sombras de Grey, dice cosas del estilo: “No porque yo sea bien persignada y
diga: Oh, my god!… no, no. Es que
ella (Anastasia, la protagonista) es así como: What’s going on? Porque es así como supervirgin…” Sostiene que la novela (o novelas) nació como un fan fiction de Crepúsculo y añade que lo
leyó en inglés por recomendación de una amiga porque si en inglés ya encuentra
ridículo el argumento (so funny), en
español ya es el acabose. Christian Grey no para de decir cosas ridículas como
“nena, nena”, -lo que para un mejicano debe ser el colmo de lo estrafalario y
risible-.
En un momento dado,
Christian “dice algo asi… de lo mas psycho
apoyado por una música, lo cual, a veces es medio creepy”, y en otro momento “Christian está diciendo algo supercañón a esta morra”… En el lavabo, en donde se había proyectado la película a
cuyo preestreno había sido invitada Fa, las mujeres se lamentaban de que “todo
no fuera así, algo más específico, if you
know what I mean…”
Ya se pueden
hacer una idea del estilo, pero si quieren empaparse de verdad, véanla en su
canal. No les decepcionará. ¿O sí?
La mejicana no
es un fenómeno aislado : son los
booktubers, un mundo en el que los jóvenes se comentan las lecturas, se las
recomiendan unos a otros y ejercen de críticos, sin academicismos, a su manera.
En EEUU, el cómico Creg Edwards, en su canal Thug Notes ha conseguido que su relato de la novela Matar un ruiseñor sea leído por más de
850.000 personas, y los vídeos de Fátima superan la cifra de público más
optimista que puedan tener las reseñas en un suplemento cultural como Babelia
(El País).
En España
también tenemos nuestros populares booktubers.
Aparte de Javier Ruescas y el prolífico Sebas G Mouret, he consultado los
canales de May R Ayamonte (31.382 seguidores, 56.875 visualizaciones), Fly like
a butterfly (28.100 seguidores) y Nube de palabras (42.156 seguidores), todos
ellos conducidas por chicas de entre 20 y 25 años y todas ellas hablando
apasionadamente de libros y también de cosas como book tags (juegos y preguntas), challenges
(retos), wrap ups (libros del mes) y bookhauls (libros adquiridos). No
garantizan calidad y/o rigor; lo único cierto es que cada una de ellas tiene
una enorme influencia en la opinión y gustos literarios de la gente de su
generación. De manera libre, alejada de las tarimas, editoriales y empresas de
comunicación. Por su cara bonita y bien hacer.
¡Y estos son
los que no leen! ¿No será que lo hacen de otra manera?, ¿o que se lo cuentan
entre ellos de otro modo? No conozco las cifras de las editoriales. Sospecho,
eso sí, que son considerables en lo referente a literatura juvenil y
fantástica. No soy, pues, capaz de hacer un análisis profundo del tema pero a
lo que sí me atrevo es a recomendar a todos mis amigos profesores de literatura
a bucear en este mundo de los booktubers
durante unos cuantos días aprovechando las vacaciones de verano. Sacarán muchas
ideas que probablemente les servirán para sus clases; y, sobre todo, verán por
dónde van los tiros. Si no lo saben ya.
Román Rubio
#roman_rubio
Agosto 2015
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