EL EJE DE LA
PROSPERIDAD
¿Que no
recuerdan qué es el Eje de la Prosperidad? Pues yo les haré memoria: en 1994,
Esperanza Aguirre, Presidenta de la Región de Madrid, Francisco Camps de
Valencia y Jaume Matas de Baleares escenificaron un pacto de humo en el
castillo de Bellver, en Mallorca. Las tres regiones del PP “en sintonía total”
según palabras de los actores declararon con pompa, circunstancia, bonhomía y
un enorme cinismo –propio de los personajes- el “eje de la prosperidad
Madrid-Valencia-Baleares”, que respondía a “unas intensas relaciones económicas
y comerciales, generadoras de bienestar y riqueza”. Los cimientos habían sido
puestos gracias la hercúlea acción del Gran Chamán Aznar que graciosamente
había dejado el timón de la nación mientras provocaba con mentiras de desiertos
lejanos y montañas remotas el fracaso electoral del delfín Rajoy y el advenimiento de José Luis Rodríguez
Zapatero, El Incapaz (aunque bienintencionado).
La evolución
de los tres personajes es bien sabida: Jaume Matas acabó con sus huesos en la
cárcel, Camps salió absuelto de corrupción por una ajustada victoria de cinco
votos a cuatro de un tribunal popular y Aguirre... bueno, ella no se ha visto
implicada en procesos judiciales; sólo sus lugartenientes (prácticamente todos
ellos).
Pero ¿cuál era
el verdadero motivo que impulsó a estos relevantes personajes a impulsar una
iniciativa tan vacua, huera e inútil como la mismísima Alianza de
Civilizaciones? El propósito de los iluminados próceres era, ni más ni menos,
que contrarrestar otra iniciativa, esta presentada por quién en aquel momento
ostentaba el cargo de President de la Generalitat de Cataluña, el socialista
Pascual Maragall.
Maragall,
tratando de impulsar el Eje Mediterráneo (entre otras cosas) presentó por
aquellas fechas la iniciativa de creación de una euroregión que, además de
Cataluña, diera cabida a Aragón, Valencia, Baleares, Languedoc Roussillon y
Midi-Pyrénées. Por supuesto, la iniciativa propició el rasgado de vestiduras de
los entonces todopoderosos barones peperos. La idea la proponía alguien que se
parecía al diablo más que el mismísimo Mike Jagger: nada menos que
era socialista y catalán. Ahí es nada.
El hecho de
que la reclamación central de la euroregión fuera la realización del Eje o
Corredor Mediterráneo que uniría por ferrocarril de ancho europeo nuestros
puertos con los corredores del Ródano, el Rin y los puertos de Hamburgo,
Roterdam y el Báltico parecía no tener tanta importancia como el hecho de una
prosperidad basada en la construcción y la proyección de innumerables campos de
golf con viviendas que debían ser adquiridas con abultados préstamos que proporcionaban
mayoritariamente las Cajas (Bancaja, Caja Mediterráneo, Caja Madrid…), para lo
que éstas pedían el dinero prestado al exterior, creando una gigantesca bola de
nieve de patio de Monipodio.
Y bien: ¿a qué
viene ahora todo esto, estas viejas historias de individuos denostados y fuera
de la sociedad? Bueno, excepto Esperanza, que aunque algo disminuida ella y asediada
por agentes de movilidad, sigue en el candelero. Pues viene a cuento de una
entrevista que mi amigo Ciro Cavero me comentó que había escuchado hace unos
días en una emisora valenciana al Presidente de la Cámara de Comercio de
Valencia, señor José Vicente Morata. En dicha entrevista, según relato de mi amigo,
el empresario expresó una y otra vez la necesidad urgente de la infraestructura
que hace sólo unos pocos años la misma Cámara, como todas las asociaciones
empresariales de esta región había menospreciado. Por varias razones: en primer
lugar porque en aquella época el empresariado valenciano estaba en lo que
estaba: en el dinero inmediato, como los pisos: hoy cien mil, la semana que viene doscientos mil y la historia de vías europeas y conexiones era cosa de
estrategas desapegados de la pasta gansa, pero sobre todo, lo que les hacía ignorar la iniciativa es que esta
provenía de Cataluña y eso, para nuestra cúpula empresarial es anatema. Para
ellos, lo de los vecinos del norte resulta igual que a los portugueses lo de
España: “De Espanha nem bom vento nem bom casamento”. Y ni les va excesivamente
bien a los lusos ni a nosotros.
Román Rubio
@roman_rubio
Septiembre
2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario