lunes, 4 de enero de 2016

TAIZÉ Y OTROS EVENTOS

TAIZÉ Y OTROS EVENTOS










No todos los días tiene uno un tema sobre el que componer un artículo. Cuando esto me ocurre, hojeo el periódico en busca de ideas. Y eso hice el sábado saboreando un café.

La noticia más relevante del periódico local que examiné fue la clausura en mi ciudad del último encuentro europeo ecuménico Taizé. ¿Qué no saben ustedes de que les hablo? Yo tampoco lo sabría yo de no haberse celebrado en mi ciudad. Se trata de una reunión anual de jóvenes mayormente europeos de distintas religiones, mayoritariamente cristianos, que se citan en una u otra ciudad para “orar” o reflexionar juntos, al tiempo que se conocen y conviven unos días bajo la organización y tutela del hermano Alois, en una iniciativa de sana espiritualidad y convivencia entre religiones. La verdad es que los 17.000 o 30.000 jóvenes (según fuentes), alojados en su mayor parte por voluntarios, se han hecho notar de manera agradable y discreta en la ciudad. En momentos del día se veían grupos numerosos a pie o con bicicletas alquiladas de un lado para otro comunicándose en sus propias lenguas o en ese inglés titubeante e impreciso que sirve lo mismo para un roto que para un descosido. Nada que ver con la ostentación y el despilfarro que supuso para esta ciudad la visita del Papa en 2006 y sus interminables filas de retretes portátiles. Diríase que los chicos y chicas del Taizé venían (como Dios manda) meados de casa. Para sus oraciones conjuntas o lo que fuera que hicieren de manera multitudinaria se habilitaron dos enormes carpas en el Parque del Turia. Y cuando digo grandes quiero decir “grandes”: como un campo de fútbol, ¡como una catedral! Lo que me hace pensar que para qué quieren construir una catedral de lona para el encuentro si a unos quinientos metros, en pleno centro, hay una estupenda de piedra, , construida hace unos cuantos siglos con el propósito de reunir en oración o acto litúrgico a grandes masas. Secretos indescifrables de la religión; como la fe misma.


                  
Unas páginas más adelante del mismo diario me encontré con una entrevista que atrajo mi atención. La joven tinerfeña Carolina Abril, elegida mejor actriz porno (o algo así) de 1915, -que en ningún momento alegó haber asistido al encuentro ecuménico Taizé- confiesa ser adepta a la “pansexualidad”. Según la lozana canaria le pone lo mismo “un viejo, un gordo, una vieja o una gorda”. ¡Alto ahí, querida! No cuela. Lo siento, no me lo creo. A partir de ahí leí con detenimiento lo que fue una cadena de declaraciones que parecían haber sido dictadas por un asesor, “coach”, “community manager” o lo que sea quien le dice lo que tiene que decir el angelito para atraer a todos los públicos hacia sus, sin duda, excelentes “trabajos”. Siguiendo con sus fantasiosas afirmaciones declara gustarle el sexo con desconocidos en los aviones ¡otra fantasmada!, ejercer su profesión con la aceptación de sus padres (difícil de imaginar) y declara la dificultad que tiene para encontrar pareja (perfectamente comprensible) -al parecer le resulta más fácil encontrar a alguien arriba o debajo de ella que al lado-. Declara también y ahí es donde muestra su impostura de manera más evidente su atracción obsesiva por Iniesta: “desde que marcó aquel gol ¿?, sueño con él” No, Carolina, no. Se te ve el plumero. Si me dices que sueñas con Sergio Ramos colaría; te enemistarías con el 50% de los españoles pero colaría, aunque a algunos nos resulte difícil comprender que a alguien pueda “ponerle” un pedazo de carne tatuado con acento andaluz. Si me dices que sueñas con Piqué, colaría; te enemistarías con el 90 por ciento de los españoles pero colaría, pero si insistes en soñar con Iniesta, te conciliarías con la totalidad de los españoles. Otra cosa es que cuele. Astuta la chica. No da puntada sin hilo.

 Y finalmente mi noticia favorita: el fotógrafo freelance Joel Goodman salió en Manchester la madrugada del Año Nuevo a hacer fotos para la prensa local de los restos del naufragio que la Nochevieja provoca en la ciudad y se encontró con la actuación policial tras una pelea. Nada de particular. Envió su foto, esta fue publicada en The Evening News, periódico local, y se fue a dormir. Al despertarse el siguiente día vio que su foto había sido retuiteada decenas de miles de veces; ¿Qué tenía de especial?


En primer plano hay un hombre en el suelo con evidentes muestras de shock que está siendo atendido por la policía mientras una mujer vestida como de fiesta interpela a los agentes y hay gente parada en las aceras mirando con interés el desenlace. So far so good. Ahora fíjense en el tipo que está tumbado, de costado, con la panza al aire en medio de la calzada. Con una expresión neutra, como el que está tranquilamente en el sofá de su casa, intenta alcanzar una botella de cerveza que permanece ahí milagrosamente sin derramar, casi al alcance de la mano…
La imagen se ha difundido por Internet y en pocas horas se ha convertido en obras de   Picasso,  Seurat,  Miguel Ángel… y hasta en una Estatua de la libertad. Cosas de la www.





Román Rubio
@roman_rubio
Enero 2016

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