miércoles, 17 de febrero de 2016

APOLOGÍAS Y APOLOGETAS

APOLOGÍAS Y APOLOGETAS

Hace un tiempo escribí el artículo “yihadistas” en este mismo blog. Criticaba el hecho demencial de que una muchacha de Huelva hubiera sido detenida en Barajas por  tratar de embarcar en un avión que la había de llevar a Estambul, de donde se habría de desplazar a Siria u otro lugar de la zona para, supuestamente, desposar a un guerrero de Isis. Mi reflexión era/es: ¿por qué se detiene a esta joven? ¿Por auxilio a la rebelión como hicieron los franquistas con los oficiales del ejército republicano tras la Guerra Civil? ¿Por colaboración con banda armada? ¿Qué habría que hacer, pues, con las esculturales rusas que acompañan a los conocidos gangsters que recorren las calles de Moscú o Londres? No me lo digan.

Se trata de algo bastante común en nuestros días y que yo atribuyo a la teatralidad de la indignación, la criminalización del cabreo, la expiación de la ira por el castigo público, la intromisión de la justicia en la banalidad a solicitud de los iracundos, que parece que son numerosos e hiperactivos en mi país. Veamos algunos ejemplos:


Hace pocos días se detuvo y encerró a unos titiriteros por la representación de una obra de marionetas en Madrid. La obra, por lo visto, no tenía desperdicio. Según lo leído en un periódico “…una monja se clavaba un crucifijo en el pecho. Una mujer se metía unas tijeras entre las piernas con la intención de abortar…” Según uno de los presentes, la mujer, la bruja, es violada por su casero y ella lo mata. Queda embarazada y una monja trata de robarle el bebé. La bruja acaba con ella también. Aparece también un policía corrupto y un juez que la condena sin pruebas… que son también muertos por la intrépida bruja. En fin, la obra idónea para las mentes de los tiernos infantes. Llegó la Policía, desmontó la paraeta, trincó a los cándidos titiriteros y los metió en prisión, acusados de… Apología del Terrorismo. Entre tanto despropósito se les ocurrió usar un cartelito de 30 centímetros con la leyenda GORA ALKA –ETA que el policía corrupto puso en casa de la bruja para incriminarla. Y eso, para los apologetas de la decencia fue demasiado. Incitaba a la acción terrorista. No sólo era un atentado al buen gusto ni un material inadecuado para el público infantil -con lo que estoy de acuerdo-, no. Era una burla a las víctimas del terrorismo. Ya ven.

Hace unos años, el ahora Concejal en Madrid Guillermo Zapata publicó unos tuits en la red social de un mal gusto colosal, merecedores de inhabilitarle para la responsabilidad pública. Nunca debería haber ido en una lista pública (y esto es una llamada a Carmena) el autor de los comentarios que el concejal expresó -aún con el atenuante de las disculpas (que las hubo)-. El chistecito en cuestión era de una villanía extrema. Venía a decir: “Han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcácer para que no vaya Irene Viñas (que perdió las dos piernas en atentado de ETA a los 12 años) a por repuestos”. El autor lo calificó de inocente “humor negro”. No comment.
La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha ordenado al juez Pedraz  que reabra la causa contra el concejal basándose en el delito de humillación a las víctimas del terrorismo, cuando la propia Irene Villa (con más conocimiento y sentido común que sus iracundos justicieros) había manifestado su perdón. En fin, el comentario (como el que hiciera el mismo sujeto sobre los judíos) es vil, es abyecto, es indigno y es estúpido, pero no es (o no debería ser) delito. Me imagino la cara de idiota que se les quedaría a los padres de  las niñas de Alcácer, violadas y torturadas hasta la muerte, al ver que puede haber un delito de humillación… a las víctimas del terrorismo.

Y el amigo Corbín, ¡hay el amigo Corbín! Cuñado de la Alcaldesa de España, la ínclita, campeona de mercados y urnas, cabeza y guía del pueblo valenciano, látigo de la oposición de izquierdas y de todo lo que no fuera falangista o quasi durante décadas; la ahora en horas bajas Rita Barberá. El abogado valenciano, con su buena “facha”, su abundante pelo canoso y su abrigo camel (incongruente en un día caluroso de poniente valenciano) se le ocurrió declarar, en público y ante cámaras y micrófonos la gallarda, castiza y cavernícola afirmación de “si me entero que mi mujer da mil euros (al Partido Popular) la corro a bofetadas”. ¡ Ahí esás tú valent! ¡Que se sepa quién lleva los pantalones!  No hay constancia de que el hombre sea o haya sido violento en el entorno familiar. Probablemente  se trata de un hombre pacífico y hasta cariñoso en casa, pero sospecho que en su código ético, en el entorno del sujeto es un comentario graciosillo, gallardo e inocuo.
No lo ve así Mónica Oltra, que ha decidido elevar las declaraciones de Corbín a la fiscalía por si encajan con una finalidad delictiva”. Pues bien, señora Oltra: puede que sea oportuno políticamente hacerlo. ¡Qué bonito sería que Rita Barberá y su procaz cuñado coincidieran algún día en el edificio de los juzgados! Sería un estupendo material de telediario pero no deja de ser una impostura y una falacia. Agredir es delito, apoyar o incitar a una agresión es delito; no intervenir a sabiendas de que la agresión ocurre es cobardía y las bravuconadas de los bocazas son eso: bravuconadas de bocazas.
Dejad en paz a los juzgados y dirimid vuestras frustraciones en otros foros. La Policía, la Guardia Civil y los Juzgados están para ocuparse de los delitos y no para bagatelas de tres al cuarto. Y la cárcel, también.

Román Rubio
Febrero 2016

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