REYES MAGOS
Ya vienen los Reyes por el callejón/ pronto nos
traerán barritas de turrón
Estuve fuera algunos días de Enero de modo que
me perdí la gran tormenta mediática de los trajes de los Reyes Magos en Madrid.
¡Qué lástima!, ¡me encantan las tormentas en vasos de agua! Los tradicionales
personajes salieron vestidos con lo que a muchos les pareció cortinas de baño
en lugar de los mantos de armiño de los reyes de verdad: los de Oros, Copas,
Espadas y Bastos. Bueno, y la Reina de Inglaterra, que para la inauguración del
año parlamentario se viste de Reina de Diamantes, con su manto y su corona para
hacer el repóquer de reyes. Lloro con la decepción de la hijita de seis años de
la Diputada Cayetana Álvarez de Toledo (¿adivinan de que partido?) al apreciar,
a su corta edad -vean la temprana sensibilidad hacia el tradicionalismo-, el
fiasco del traje de Gaspar. Me flagelo sin descanso de pensar que el Rey
Baltasar era un negro y no un Concejal del PP con la cara pintada con un tizón.
Como español de pura cepa detesto todo lo que sea étnico, progresista,
innovador, multicultural, que vaya en bicicleta o que no provenga de
Ponferrada, como el botillo o Luis del Olmo.
Para ver qué
hay de sustancia en la cruel decepción de los niños/as del PP me lanzo a
documentarme directamente a las fuentes: a la Biblia. Tengo en casa un buen ejemplar
del Círculo de Lectores, coordinada y prologada por el profesor de Sagrada
Escritura P. Serafín de Asenjo, O.F.M. Cap, y en las Sagradas Escrituras me encuentro
con la primera sorpresa: la Epifanía (o Adoración de los Reyes) aparece
únicamente en el Evangelio de Mateo. Ni Marcos, ni Lucas ni Juan hacen la mínima
alusión al acontecimiento. ¡Bien empezamos!
Mateo escribió
su Evangelio por los años 70 de nuestra era en arameo, aunque a nosotros nos ha
llegado sólo la versión griega. En la traducción al español (del griego clásico)
del relato del evangelista se lee:
“Después de nacer Jesús en Belén de Judea, unos magos llegaron de Oriente a
Jerusalén preguntando: ¿dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?”
Pero, ¿cómo?, ¿magos?... ¿no hemos quedado que eran reyes? ¿y cuántos eran? ¡A
ver si el atrezzo de cortinas de baño
a modo de Merlín o el Mago de Oz va a ser más auténtico que los armiños de los
reyes de la baraja!
No salgo de mi
asombro, pero como se trata de traducciones del arameo al griego antiguo y de
ahí al español y es un terreno en el que no ando muy seguro, sospechando que
pueda haber algún matiz lost in translation,
recurro a la reputada fuente del saber actual anterior a la wikipedia: la
Enciclopedia Británica, en su versión online.
Para empezar
yo nunca he oído en inglés referencia alguna a reyes de ningún tipo que vayan a
Belén vistan o no armiño –aparte claro está de Herodes, que no fue pero se dejó
notar-. Siempre los he conocido como The (Three) Wise Men (los hombres sabios)
lo que me produce algo de confusión pues la Enciclopedia me dirige a Magi (the
Magi). Y leo en la entrada:
Magi, singular Magus, also called Wise Men. The noble pilgrims “from the East” who followed a miraculous guiding
star… (Matthew 2:1 – 12)
Y sigue:
Eastern traditions
sets the number of Magi at 12, but western traditions set their number at
three, probably based on the three gifts of gold….
Y hasta aquí podíamos llegar. Si mi Biblia del Padre Serafín de Asenjo
–Profesor de Sagrada Escritura- les llama magos y no dice cuántos son y la
Enciclopedia Británica les llama también magos (y/o sabios) y determina que son
doce según la tradición oriental y tres según la occidental ¿por qué se
escandalizan los niños y las mamás del PP hasta negar el perdón a la malvada
Carmena? ¿Es a causa de la tradición? Pues contra La Tradición, La Razón. Eso
sí: la de la Biblia y la Enciclopedia Británica, no la de Marhuenda.
Román Rubio Febrero 2016
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